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Alternativas alimentarias para las familias en el altiplano de Perú

14/01/16

Alternativas alimentarias para las familias en el altiplano de Perú

 

Dos proyectos piloto en el altiplano de Perú combaten la desnutrición infantil, que alcanza el 28%, en el departamento de Puno.

Reportaje del programa "Punto Final"

A 4.300 metros sobre el nivel del mar, en el distrito de Ajoyani apenas crece nada. Situada en el departamento de Puno, en el altiplano peruano, el clima frío y seco provoca grandes heladas que impiden a sus habitantes cultivar. La ingesta insuficiente de nutrientes eleva el índice de anemia al 44%, mientras la desnutrición llega al 28% en esta región.

Acción contra el Hambre lleva implementando desde marzo de 2015 dos proyectos piloto para combatir la desnutrición infantil. Chacra Productiva y Buen Vivir buscan dar una mejor calidad de vida a las familias de Ajoyani, mediante un enfoque integral que garantice la seguridad alimentaria, el agua y la higiene a esta comunidad. De este modo se promueve una alternativa alimentaria social y económicamente viable.

Un microclima para el autoconsumo


David Pelayo, tiene 35 años, y su sueldo de ganadero apenas le da para mantener a su familia. Ellos han sido uno de los beneficiarios del proyecto Chacra Productiva. Gracias a ello, David dispone en su hogar de un fitotoldo, un invernadero artesanal construido a base de adobe y plástico, que mantiene una temperatura de entre 15 y 18 grados centígrados.

Cultiva verduras como lechuga, coliflor o espinaca, también frutas como melones. Todo, para su autoconsumo. Esto les ha permitido enriquecer su dieta, ya que anteriormente se alimentaban a base de papa amarga. “Cuando yo era niño, consumíamos la verdura sólo una vez al mes”, recuerda David.

Buen vivir


A través de este proyecto, Acción contra el Hambre enseña a la comunidad buenas prácticas de higiene, que les permitan mantener unas condiciones de salubridad adecuadas.

Apolinario y su mujer vivían anteriormente en malas condiciones de higiene. La escasa calidad del agua que extraen de los pozos era un foco de diarrea para sus hijos. Hoy muestran orgullosos un hogar ordenado y limpio.

Pese a no tener un electricidad, han construido un refrigerador con materiales aislantes y un depósito de agua fría, que les permite conservar sus frutas y verduras durante una semana. También disponen de “agua segura” para beber.

Tras estas experiencias de éxito, Acción contra el Hambre pretende ampliar la cobertura de estos dos proyectos piloto al doble de beneficiarios durante este año.

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