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La explosión de Beirut un año después: "Somos resilientes y fuertes. Queremos seguir con nuestros negocios y quedarnos en Líbano"

Se cumple un año desde la explosión de Beirut. Imagen de la portada: Zaynab Mayladan para NRC

Se cumple un año desde la explosión de Beirut. (Foto: Zaynab Mayladan para NRC) #UnidosporBeirut 

Apenas ha pasado un año desde que una gran concentración de nitrato de amonio explotó en el puerto de Beirut, matando a más de 200 personas, hiriendo a más de 6.000 y dañando gravemente no sólo los hogares y negocios de unas 250.000 personas, sino también su esperanza.  En un país ya afectado por una grave crisis económica y un contexto social volátil, exacerbado aún más por la pandemia de COVID-19, la explosión del 4 de agosto de 2020, llevó a un aumento significativo de las necesidades humanitarias, tanto inmediatas como a largo plazo, agravando así la pobreza y la desigualdad. De hecho, más de la mitad de la población está ahora por debajo de la media de la pobreza nacional, según el Banco Mundial. También refiere en sus estudios que la difícil situación del Líbano es uno de los episodios de crisis mundiales más graves desde mediados del siglo XIX 

MÁS ALLÁ DE LA TRAGEDIA HUMANA, LA EXPLOSIÓN AFECTÓ A MUCHOS HOGARES Y NEGOCIOS


Los daños a las infraestructuras dejaron viviendas y negocios total o parcialmente destruidos en importantes zonas residenciales y comerciales como Mar Mikhail, Karantina, Gemmayzeh, Geitawi, Qoubayat y Bourj Hammoud, incluidos bienes, suministros y equipos. En consecuencia, muchas personas perdieron directamente sus hogares y sus trabajos o no pudieron trabajar debido a sus lesiones, con implicaciones directas para sus familias.

"Cuando ocurrió la explosión, estaba en casa. Tenía un turno en el hospital, no fui porque tanto mi casa como las de mis familiares estaban dañadas. Mi esposo sufrió heridas en los pies, los médicos querían amputárselos", recuerda Suzanne. Solía trabajar como enfermera hasta que ocurrió el desastre mientras su marido administraba una pequeña panadería que heredó de su padre. Durante las explosiones, él se lesionó y ya pudo trabajar más, lo que obligó a Suzanne a dejar su trabajo y cuidar del negocio ella misma. 

Suzanne es una enfermera de 42 años que ahora trabaja en la panadería que heredó de su padre después de que la explosión la destruyera y dejara a su marido herido. (Foto: Carmen Moreno)Suzanne es una enfermera de 42 años que ahora trabaja en la panadería que heredó de su padre después de que la explosión la destruyera y dejara a su marido herido. (Foto: Carmen Moreno para Acción contra el Hambre)

"No quedaba nada: ni puertas, ni máquinas, ni paredes, ni losas. El día antes de comprar materiales, todo estaba destruido. Vine al tercer día a ver la tienda porque temía lo que me iba a encontrar. Me imaginaba un desastre por como estaba mi casa y la de mis familiares".

Ahora Suzanne lleva el negocio de forma autónoma y administra a dos empleados, incluido Mahmoud en la foto.Ahora Suzanne lleva el negocio de forma autónoma y administra a dos empleados, incluido Mahmoud en la foto. (Foto: Carmen Moreno para Acción contra el Hambre).

LA AYUDA ECONÓMICA Y LA ASISTENCIA JURÍDICA A FUERON ESTRATEGIAS ÉXITOSAS A LA HORA DE APORTAR DIGNIDAD Y RESILIENCIA A LAS FAMILIAS AFECTADAS

En medio de todo el caos, el Consorcio de Protección del Líbano (LPC) compuesto por Acción contra el Hambre en el Líbano (AAH), el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) y el Grupo di Volontariato Civile (GVC) llevaron a cabo una acción conjunta que consiguió abordar eficazmente las diferentes necesidades resultantes de la explosión de Beirut, y aumentaron la seguridad y la protección de estas personas. El enfoque de ayuda tenía como objetivo apoyar a las familias para resolver problemas legales y reconstruir sus actividades de subsistencia, al tiempo que promovía la resiliencia y la autonomía de los afectados para afrontar el futuro.

La mayoría de los supervivientes recibieron asistencia y lograron reconstruir sus hogares y negocios gracias al apoyo de la ayuda humanitaria de la UE. Un año después, la sensación es buena, aunque sus necesidades siguen siendo altas.

LAS SUBVENCIONES ERAN EN EFECTIVO Y CONSIGUIERON FORTALECER LOS MEDIOS DE VIDA DE LOS SUPERVIVIENTES

Las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) representan más del 97% del total de empresas privadas en el Líbano y emplean a más del 50% de la fuerza laboral total. Por lo tanto, la respuesta de Acción contra el Hambre se centró en el apoyo a 39 de estas empresas a través de ayudas económicas directas y de formación profesional; 13 de ellas eran propiedad de mujeres. Estas formaciones facilitaron la generación de ingresos y dieron a los negocios de estas personas mayor rentabilidad al abordar cuestiones relacionadas con la falta de liquidez, la disminución del poder adquisitivo y las limitaciones a su capacidad para suministrar bienes y servicios. El objetivo era satisfacer las necesidades más urgentes de los propietarios y ayudar a recuperar su autonomía a medio plazo de una manera flexible y digna,  involucrando  a sus propietarios y estimulando, al mismo tiempo, el mercado y las economías locales.

Este fue el caso de Jerard, cuyo negocio, una zapatería, fue completamente por el efecto de la detonación. "Sin el apoyo de Acción contra el Hambre, tal vez no podríamos haber reabierto la tienda y no la habríamos podido arreglar. Sin esta ayuda, no podríamos hacer nada ahora, sobre todo por la falta de dinero. Ahora con nuestro trabajo lenta, muy lentamente, podemos recuperar la normalidad", explica Jerard.

Jerard es un zapatero de 75 años que vive de reparar zapatos en su tienda. Un negocio que fue gravemente dañado por la explosión.Jerard es un zapatero de 75 años que vive de reparar zapatos en su tienda. Un negocio que fue gravemente dañado por la explosión.(Foto: Carmen Moreno para Acción contra el Hambre).

"Somos resilientes, somos fuertes, queremos abrir nuestros negocios y queremos quedarnos en el Líbano, si el Señor lo quiere, no saldremos del país. Este es nuestro objetivo". El programa de ayuda no solo le permitió rehabilitar la tienda y adquirir nuevos equipos para continuar reparando zapatos, sino que también le permitió actualizar su negocio. Gracias a la ayuda, ahora también vende calzado y accesorios.  El éxito de este proceso de recuperación le permite quedarse en el Líbano y poder mantener a su familia.

ASESORAMIENTO Y ASISTENCIA JURÍDICA EN MATERIA DE VIVIENDA, TIERRAS Y DERECHOS DE PROPIEDAD

El Consejo de Refugiados Noruego (NRC) ha ampliado su programa de asistencia jurídica para apoyar la respuesta de emergencia a los afectados. El organismo da información y asesoramiento sobre derechos de vivienda, tierra y propiedad. Esta ayuda incluye la verificación de los títulos de propiedad, los acuerdos de arrendamiento y la resolución colaborativa de disputas entre propietarios e inquilinos en caso de amenazas de desalojo.

Equipos del NRC evaluando los daños en los barrios afectados por las explosiones de Beirut.Equipos del NRC evaluando los daños en los barrios afectados por las explosiones de Beirut. (Foto: Zaynab Mayladan para NRC)

El NRC ayudó a reparar los daños de la casa de Hayat. Es una refugiada siria cuyo marido solía trabajar en el puerto y que perdió su trabajo tras la explosión. La organización medió entre su familia y el propietario de la casa cuando este último amenazó con desalojarlos porque ya no podían pagar el alquiler. Sin embargo, hay nuevos y numerosos desafíos a los que tienen que hacer frente por las secuelas de la explosión. El esposo de Hayat sufrió una lesión en su mano que limita su capacidad para encontrar trabajo. Como resultado, la familia ahora depende de la ayuda de las organizaciones humanitarias para sobrevivir.  "Antes de la explosión podíamos comprar comida fácilmente, pero ahora por ejemplo, ya no podemos comer carne, todo es caro. ¿Qué opciones tenemos?", se queja Hayat. Teme que, sin el apoyo de las organizaciones humanitarias, ella, sus dos hijas y su marido puedan acabar en la calle.

Hayat es una refugiada siria de 56 años que vive en Mar Mikhail, un barrio de Beirut que se vio muy afectado por las explosiones del puerto.Hayat es una refugiada siria de 56 años que vive en Mar Mikhail, un barrio de Beirut que se vio muy afectado por las explosiones del puerto. (Foto: Zaynab Mayladan para NRC)

Muchas familias mejoraron su situación con la ayuda del Consorcio de protección libanés (LPC). Gracias a su asistencia, han tenido un lugar seguro donde vivir e ingresos suficientes para comer. Pero su futuro es complicado. Como Hayat, muchos supervivientes no son autónomos económicamente y dependen únicamente de la ayuda humanitaria para llegar a fin de mes, ya que la lira libanesa sigue perdiendo valor y los precios siguen aumentando.

HOY CUBRIR LAS NECESIDADES BÁSICAS ES MUY COMPLICADO DEBIDO A QUE LA SITUACIÓN EN GENERAL HA EMPEORADO

Las turbulencias económicas en el Líbano está afectando a la mayoría de los servicios  públicos, y también al precio del combustible. Antes este bien estaba barato y subvencionado y ahora no solo es mucho más caro, sino que las estaciones están sufriendo escasez masiva, lo que impide que las empresas reciban los suministros que necesitan.

"No hay combustible. Por lo general, los proveedores nos entregan el producto. La única manera de conseguir productos es pagar un taxi para que te los traiga. Es el nuevo problema de todo el país". Haigohi es propietaria de una pequeña tienda de comestibles que salió muy dañada de la explosión. Además, perdió la mayoría de los productos que tenía a la venta y su esposo, Awediss, tiene necesidades especiales que se vieron agravadas por la explosión, así que está ella sola al cargo y esta es su única fuente de ingresos.

Haigohi en su casa. Es una mujer de 57 años que es propietaria de una tienda de comestibles como única fuente de ingresos de su familia.(Foto: Carmen Moreno para Acción contra el Hambre).

Haigohi en su casa. Es una mujer de 57 años que es propietaria de una tienda de comestibles como única fuente de ingresos de su familia.

Con la ayuda de Acción contra el Hambre, consiguió restaurar la tienda y comprar nuevos artículos. Sin embargo, aunque todavía le queda parte de este dinero concedido, Haigohi es incapaz de usarlo para obtener más productos. "Ojalá conocieras a personas- nos dice- que me puedan ayudar con la entrega de productos para llenar la tienda y así pueda vivir de ella... Por el momento este es el gran problema que queda por resolver ahora. Tengo el dinero para comprar productos, pero no hay abastecimiento".

CONTINUA EL DESAFÍO DE LA RECONSTRUCCIÓN

Al igual que Haigohi, todas las personas en el Líbano viven en un estado de preocupación e incertidumbre que afecta a todos los aspectos de su vida, ya que tienen que enfrentarse a nuevos obstáculos a diario.  Esto requiere nuevas iniciativas para ayudarles y darles asistencia a largo plazo.  

A pesar de todas estas dificultades, Haigohi es positiva: "Cuando Acción contra el Hambre llegó, pude reabrir la tienda con más seguridad. Quiero ser fuerte para afrontar el futuro. Sólo tenemos esta tienda, por lo que vamos a trabajar hasta que Dios nos permita hacerlo. "

Esta es la evidencia de que todavía hay esperanza.  Si logramos dar una respuesta que combine la acción humanitaria y abordamos las necesidades multisectoriales, la gente en el Líbano será capaz de reanudar su vida y apoyar a sus propias comunidades.

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