APOYAMOS A LAS MADRES DE TODO EL MUNDO

Hoy, más que nunca, mostramos nuestro apoyo a las madres que luchan día a día por sus hijos. Cualquier madre quiere lo mejor para ellos, empezando por una alimentación que les permita crecer y desarrollarse para su futuro.

Queremos contaros la historia de Ouma y su hija Awa. Ellas viven en Malí, un país en el que las tasas de desnutrición infantil son muy altas y donde el acceso a los centros sanitarios es costoso y limitado. 600 000 madres temen cada día por la vida de sus hijos.

Muchas de ellas entran en depresión ante la impotencia de ver cómo la desnutrición afecta a sus hijos y ellas no pueden hacer nada. Pero estamos con ellas y no vamos a rendirnos. ¿Quieres ver qué hemos hecho para ayudarlas?

La historia de Ouma y Awa

“Hace unos meses, mi hija Awa se puso muy enferma. Estaba muy débil” cuenta Ouma Macalou madre de Awa y otros tres niños. Cuando Oumou se dio cuenta de que Awa estaba enferma, la llevó al centro de salud de Kita, donde Awa fue diagnosticada con una desnutrición severa que amenazaba su vida.

 

En 2014 lanzamos un ambicioso proyecto de investigación para averiguar si los trabajadores comunitarios de salud podían ampliar efectivamente el paquete de servicios básicos de salud que ya proporcionan para incluir no sólo la detección de la desnutrición, sino también el tratamiento.

Gracias al tratamiento comunitario de desnutrición que desarrollamos junto a Fundación Innocent en Malí, conseguimos salvar la vida de Awa y muchos otros niños que sufrían desnutrición aguda severa.

El tratamiento comunitario de la desnutrición salva vidas

No hace mucho, era casi imposible que madres como Oumou recibieran el tratamiento urgente que necesitaban para sus hijos, sobre todo porque los establecimientos de salud estaban situados demasiado lejos de las aldeas rurales aisladas donde vivían. Para llegar a los centros de salud necesitaba caminar durante días.

Junto con la Fundación Innocent, trabajamos para que el tratamiento de la desnutrición aguda grave se dirija directamente a las comunidades de Malí ahorrando a los padres largos y costosos viajes hacia y desde un hospital regional. Mediante la capacitación de trabajadores comunitarios de salud para examinar y tratar a los niños para la desnutrición severa en el hogar, acercamos los tratamientos a las familias que los necesiten y salvamos más vidas.

Además, la asociación de las familias y los trabajadores sanitarios para detectar las señales de alerta de desnutrición consigue que los enfermos de desnutrición reciban tratamiento temprano y evitar que se transforme en un caso más grave. Los hallazgos iniciales de nuestro estudio son muy prometedores: en los pueblos donde implementamos el programa, los trabajadores comunitarios de salud pudieron duplicar el número de niños que recibieron tratamiento para la desnutrición aguda severa.
Afortunadamente, gracias a personas como tú, somos capaces de ampliar los tratamientos que salvan la vida de miles niños y niñas. Hoy es un día especial, celebramos la vida. 

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