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Continuamos nuestra respuesta a la población afectada por el tifón Rai en Filipinas

Continuamos nuestra respuesta a la población afectada por el tifón Rai en Filipinas.

 

La COVID-19continúa amenazando la salud pública y está creando múltiples desafíos operativos para la respuesta humanitaria.

El tifón Rai, que tocó tierra en Filipinas el pasado 12 de diciembre, trajo lluvias torrenciales, violentos vientos, deslizamientos de tierra y marejadas ciclónicas que destruyeron viviendas e infraestructuras básicas, y llegaron a desplazar a más de 500.000 mil personas.

Actualmente, según datos de la Agencia de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA), 8 millones de personas se ven afectadas en 11 regiones en 8779 barangays o aldeas. 200.000 personas continúan desplazadas, fuera de sus hogares, en cinco regiones con 160.000 personas aún en centros de evacuación. Un total de 1.400.000 casas han resultado dañadas, de las cuales 400.000 están destruidas.

Y ante el aumento de la inseguridad alimentaria, la falta de acceso a alimentos, los niños corren el riesgo de sufrir desnutrición.

LA RESPUESTA DE ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE

Nuestros equipos en el terreno, que se movilizaron en menos de 24 horas, continúan respondiendo a las necesidades de la población afectada.

Distribuyendo alimentos y artículos no alimentarios en el Municipio de Calape, en Bohol.

El Equipo de Respuesta de Emergencia de Acción contra el Hambre está respondiendo a los estragos causados por el tifón Rai.Nuestros equipos  transportas kits de primera necesidad hasta el barangay de la isla de Mantatao en Calape, Bohol. El viaje en bote toma de 25 a 30 minutos desde la ciudad de Calape hasta Barangay Mantatao.

Tras la distribución de kits de emergencia, los residentes de Barangay Mantatao participan en una sesión de promoción de la higiene.Tras la distribución de kits de emergencia, los residentes del Barangay de Mantatao participan en una sesión de promoción de la higiene. Mediante un voluntario, mostramos a la comunidad la técnica adecuada para lavarse las manos.

Eleuteria muestra lo que quedó de su casa después de que el tifón Rai la destruyera por completo.Eleuteria Villacorta tiene 84 años y vive sola en el Barangay de Mantatao, Calape. Muestra lo que quedó de su casa después de que el tifón Rai la destruyera por completo.

“Lloré cuando vi que todo se había ido, pero mis vecinos me dijeron que no estuviera tan triste, que me ayudarían a reconstruirlo”, dijo Eleuteria. Los vecinos y un pariente lejano ayudaron a armar una pequeña choza donde se queda durante el día para cocinar, y por la noche, por seguridad, se queda con uno de sus parientes en el mismo barangay.

Eleuteria depende de la ayuda humanitaria, después de que el tifón Rai le quitara todo.Viuda desde hace cinco años, Eleuteria tiene siete hijos pero hace casi 14 años que no tiene contacto con ninguno de ellos. Vvie de vender a sus vecinos agua de lluvia filtrada, que recoge en un gran contenedor, que también ha sido dañado por el tifón. Ahora, su suministro de alimentos depende de la ayuda humanitaria y del apoyo del gobierno para las personas mayores.

Eleuteria es uno de los 227 hogares en Mantatao que recibieron paquetes de alimentos que incluyen 50 kilogramos de arroz y artículos no alimentarios como utensilios de cocina y artículos esenciales para dormir.

227 hogares en un área geográficamente aislada y desfavorecida, recibieron paquetes de alimentos y de artículos no alimentarios. 227 hogares en el Barangay Mantatao, un área geográficamente aislada y desfavorecida, recibieron paquetes de alimentos y kits de artículos no alimentarios gracias a la respuesta de emergencia al tifón Rai a través del proyecto REACH. 

La población afectada por el tifón Rai reciben utensilios de cocina y artículos para dormir, como mantas y esteras. La población afectada por el tifón Rai reciben utensilios de cocina y artículos para dormir, como mantas y esteras. Además de haber quedado sus casas destruidas, a mucha gente no le quedaba apenas artículos para el hogar.

Flora Cuaton, de 57 años, también perdió su casa y su sustento debido al tifón Rai.Flora Cuaton, de 57 años, también perdió su casa y sus medios de subsistencia debido al tifón Rai. Tenía pequeña tienda de ultramarinos frente a su casa, pero ahora solo quedan artículos rotos y escombros.

Flora vive temporalmente en la casa de al lado, que es el hogar de uno de sus hijos. Junto con su esposo, cuatro nietos y una hija con discapacidad de 35 años, residen temporalmente en la casa de al lado, que es el hogar de uno de sus hijos. Esto hace que dos familias con un total de 13 personas vivan bajo el techo de una casa parcialmente dañada.

Distribuyendo Kits de Higiene y artículos no alimentarios en Surigao

Los equipos de Acción contra el Hambre distribuyen kits de higiene y artículos no alimentarios en Surigao.“Estábamos5 familias allí dentro [del centro de evacuación], por lo que estábamos muy seguros de que estábamos seguros y libres de peligro por os sólidos cimientos del edificio. Alrededor de las 2 de la tarde, de repente, hubo fuertes vientos. Desde las ventanas, vimos que los árboles afuera estaban siendo arrancados de raíz y los techos de las casas estaban siendo arrancados y volando en diferentes direcciones. De repente, el techo se derrumbó y todos entramos en pánico. Pensé que iba a ser el último minuto de nuestras vidas, se oían muchos llantos y la gente se despedía. Habíamos perdido la esperanza, pero afortunadamente sobrevivimos”.

Esta es la historia de Tomas Bunso, de 74 años, que fue testigo de primera mano del duro impacto del tifón Rai en su ciudad cuando tocó tierra por primera vez en Surigao del Norte.

Tomas Bunso, de 74 años, que fue testigo de primera mano del duro impacto del tifón Rai en su ciudad.Menos de un mes después, la familia de Tomas es uno de los 1.030 hogares en la ciudad de Surigao que recibieron asistencia de emergencia de nuestra respuesta de emergencia al tifón Rai, gracias al apoyo de diferentes donantes como USAID. Las familias afectadas por el tifón de Sabang, Day-asan y San Isidro recibieron kits de higiene y artículos no alimentarios, como artículos esenciales para la cocina y para dormir.

“Fuimos a casa y nos dimos cuenta de que no teníamos nada, nuestras casas estaban completamente destruidas. Estamos muy agradecidos por la ayuda recibida". 

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