Kurdistán iraquí: la comunidad internacional debe comprometerse

Hasta 1,5 millones de personas en Irak podrían verse afectados ante la ofensiva que se está preparando contra el grupo armado radical Estado Islámico para expulsarlo de Mosul. Desde Acción contra el Hambre nos preparamos para responder a las necesidades de los miles de civiles que huirán de la ciudad. La ofensiva podría conducir a una crisis de una magnitud sin precedentes.

Desde mayo de 2015, en Acción contra el Hambre venimos reforzando nuestros programas en Irak con una "estrategia de preparación" a la espera de la liberación de la ciudad de Mosul. Establecidos al norte de la ciudad, en la gobernación de Ninewa, hemos llevado a cabo evaluaciones para identificar la capacidad de las comunidades locales para gestionar la nueva afluencia masiva de población y hemos diseñado programas específicos de respuesta a sus necesidades.  “Durante más de un año, venimos construyendo y fortaleciendo las capacidades de las comunidades de acogida que están más expuestas a recibir a las oleadas de desplazados que están por llegar. Nuestros equipos sobre el terreno han evaluado las necesidades y capacidades de los mercados, han desarrollado redes de coordinación, se han reforzado los vínculos con las autoridades locales, formar a grupos de voluntarios para la promoción de la higiene y el apoyo psicosocial,  además de trabajar en la reconstrucción y el mantenimiento de las redes de agua”, señala Aneta Sarna, Director País de Acción contra el Hambre en Irak.

Mediante nuestro plan de contingencia, proyectamos responder a las necesidades de hasta 30.000 personas que huyan de Mosul cuando dé inicio la ofensiva militar. El trabajo que llevamos a cabo en la provincia de Ninewa, proporcionando ayuda alimentaria, agua, saneamiento e higiene, y apoyo psicosocial a los iraquíes desplazados y a las comunidades de acogida desde junio de 2014, está directamente relacionado con los desplazamientos de la población de Mosul que se espera que se producirán.   

Contamos con 1.200 kits de higiene, 2.400 bidones de agua y otros numerosos artículos para responder a las necesidades más inmediatas de las nuevas familias desplazadas.

La crisis iraquí continúa sin recibir los fondos necesarios. A día de hoy, tan solo se ha hecho efectivo el 54%. “A pesar de los esfuerzos de los organismos humanitarios, parece que hay y habrá considerables diferencias entre las necesidades previstas y la realidad. La comunidad internacional debe dar prioridad a la crisis para evitar una tragedia humana”, afirma Aneta Sarna.

Comenzamos a trabajar en el Kurdistán iraquí en respuesta a la repentina afluencia masiva de población que huía de Siria en agosto de 2013. Continuamos al frente de la respuesta a la crisis de los desplazados internos en 2014 cuando el EI tomó el control de parte de Irak y seguimos siendo un actor humanitario clave en el país.