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Malí: los desplazamientos por violencia ahondan la crisis alimentaria regional

26/07/18

 

Los nuevos enfrentamientos intercomunitarios entre grupos armados no estatales al norte de Malí que dejaron más de 70 muertes a finales de abril han desembocado en desplazamientos masivos de población en la región suroeste de Níger. La violencia viene a agravar la competencia por el acceso y control de los recursos naturales, ya escasos durante la “estación del hambre” entre junio y septiembre.
Estamos coordinando con otros actores humanitarios presentes en la zona una intervención de urgencia multisectorial para abarcar las necesidades más inmediatas: refugio, agua, saneamiento e higiene, seguridad alimentaria y salud y nutrición.

La región de Tahoua, al oeste de Níger, está asumiendo un movimiento masivo de desplazados por los enfrentamientos entre comunidades del norte de Malí que detonó a finales de abril. Según fuentes locales, las principales personas afectadas pertenecen a  varias familias que huían de la zona fronteriza de ambos lados, en su mayoría mujeres y niños.  

Tras una evaluación de las necesidades, Acción contra el Hambre ha empezado a articular junto a otros actores humanitarios, una intervención multisectorial para cubrir las necesidades más elementales de la población. “Estamos desinfectando los pozos de agua existentes para garantizar su calidad para el consumo humano y distribuyendo kits de higiene. Mientras, nuestra experiencia en la zona nos permite coordinar con otros actores humanitarios el suministro de otro tipo de ayuda en nutrición y seguridad alimentaria”, explica María Romero, coordinadora del Equipo de Emergencia de Acción contra el Hambre, recién retornada de la zona.  

Se han identificado 595 hogares en la localidad de Agando, al suroeste de Níger, como beneficiarios de esta ayuda. Pero “dadas las necesidades, se prevé aumentar la respuesta a la localidad nigerina de Assagueyguey en las próximas semanas, donde se concentra también gran número de desplazados”, añade Romero.

La competencia por el agua, otro factor de inestabilidad
Muchos de los desplazados por la violencia que son en gran parte nómadas, se han visto obligados a dejar atrás su ganado y otros bienes que constituyen su principal de medio de vida. Por su parte, los pastores que han podido llevar consigo el ganado se ven obligados a competir por los recursos para mantenerlo, fundamentalmente el agua.

“La concentración de población, sumada a la escasez de recursos hídricos en la región de Tillia, fomenta los enfrentamientos entre las comunidades agrícolas y pastorales por el control de los recursos”, destaca María Romero. “Algunos pastores priorizan el consumo de agua de su ganado por encima de sus propias necesidades. Con frecuencia el ganado abreva de los pozos ya existentes, por eso garantizar la calidad del agua para el consumo humano es una de nuestras prioridades.”.

La violencia viene a agravar la crisis provocada por la “estación del hambre”
Entre los meses de junio a octubre se produce en Sahel la llamada “estación del hambre”: un periodo de escasez entre cosechas que se da cada año en países donde, como en Níger, su población depende de la agricultura de subsistencia. Las reservas de alimentos de la cosecha anterior se van agotando y esa falta de oferta hace que los precios suban.

“Este año ya preveíamos que la estación del hambre iba a ser la más dura en los últimos seis años en Sahel, una región en la que el cambio climático está aumentando la recurrencia e intensidad de las sequías”, señala Romero. Esto unido al aumento desproporcionado de la población en tan corto espacio de tiempo, está provocando que la escasez de recursos se ahonde, repercutiendo también en la población local.

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