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Aplicamos Vives Emplea en Georgia para estrechar lazos entre chechenos y georgianos y mejorar su empleabilidad

20/01/17

 

La garganta de Pankisi, en la zona fronteriza con Rusia al este de Georgia, es un valle verde y con una riqueza étnica extraordinaria. En 17 aldeas residen kists (grupo étnico de origen checheno), georgianos, desplazados Osetia y población chechena refugiada en busca de oportunidades económicas.

Sin embargo, las condiciones de vida son duras y la convivencia no siempre es fácil. Sólo el 10% de la población está oficialmente empleada y los jóvenes, que constituyen la mitad de los habitantes, se enfrentan a un futuro lleno de incertidumbre y con limitadas opciones educativas y de desarrollo.

“Mi familia hizo todo lo posible para que estudiara en la universidad y me esforcé mucho, pero es como si toda esa energía e ilusión no valiera para nada ya que no encontraba empleo. Y justo entonces apareció este proyecto que me devolvió la esperanza”, relata Marseli Bagakashvili, joven kist que estudió derecho y ha trabajado en el campo durante un año ante la imposibilidad de encontrar un trabajo relacionado con sus estudios.

Para apoyar a jóvenes como Marseli a encontrar un empleo, pusimos en marcha en diciembre un proyecto que les dota de las herramientas y habilidades necesarias para ser más competitivos en el mercado laboral y aumentar así su empleabilidad. Pero además busca construir confianza entre georgianos y kists, comunidades que habitualmente conviven sin mezclarse.

La iniciativa está basada en la metodología de trabajo en equipo de Vives Emplea, programa que desarrollamos en España y en el que fomentamos que los participantes se involucren activamente en la búsqueda de empleo y generen redes de apoyo y colaboración entre iguales.

Así pues, Marseli se reúne tres veces por semana en el pueblo de Duisi junto a otros 24 jóvenes chechenos para trabajar aspectos cruciales como crear su marca personal y saber plasmarla en el CV y transmitirla en un proceso de selección. De forma paralela, en la ciudad de Akhmeta reunimos tres veces por semana a una veintena de jóvenes georgianos para darles la misma formación.

Estrechar lazos

Cada quince días, los dos grupos se juntan y ponen en común lo avanzado. Y aquí reside el otro gran valor del proyecto, su capacidad para generar un espacio de encuentro entre georgianos y chechenos que contribuye a construir lazos. El espacio lo propiciamos desde Acción contra el Hambre, pero la construcción de confianza depende de ellos y su capacidad de aprovechar esta oportunidad para desafiar prejuicios y trabajar juntos resolviendo problemas comunes.

“Si con la ayuda de este proyecto podemos lograr nuestros objetivos, no solamente será un éxito nuestro sino también de nuestras comunidades”, afirma Mari Tamazashvili, ama de casa georgiana que hasta ahora no ha encontrado empleo en el que desarrollar sus capacidades como contable.

“Siempre quise que nosotros y los de la “otra” comunidad encontrásemos intereses comunes y que cayera el muro que nos separa. Y entonces apareció este proyecto y empezó el proceso de aprendizaje y de derribar esa pared. Estoy muy agradecido por ello”, remata Marseli.

Mari, Marseli y sus compañeros han demostrado hasta ahora una gran motivación por el proyecto y una actitud positiva respecto al futuro. Desde Acción contra el Hambre seguiremos apoyándoles y acompañándoles en este camino. Lela Merabishvili, responsable del programa, lo explica así: “No ofrecemos a las personas un empleo o crear una empresa sino mucho más. Les dotamos de los necesario para hacerlo ellos y este proceso de transformación personal les durará toda la vida porque habrán aprendido a pescar por sí mismos”.

Por la inclusión sociolaboral. Contra el desempleo

Esta línea de intervención en la que se enmarca el proyecto de Pankisi,  financiada por la Unión Europea e implementada en consorcio con organizaciones locales, constituye una apuesta única e innovadora en Georgia. Fomentando la empleabilidad, la formación profesional y el emprendimiento hemos contribuido a mejorar las oportunidades de más de 100 participantes hasta el momento.

Seis grupos de trabajo han permitido que de las 126 personas inscritas, 73 hayan accedido al mercado laboral y 23 de ellas hayan retomado sus estudios. 

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