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El hambre aumenta por la COVID en América Latina

24/02/21

El hambre aumenta por la COVID en América Latina

Nuestros equipos en Norte de Santander, Colombia, atienden las necesidades de las comunidades más vulnerables (foto: Ricardo Otero). 

"Tenemos más miedo al hambre que a la COVID" se ha convertido en un clamor unánime en América Latina. Sin redes de protección sólidas en forma de subsidios o ERTES, la enfermedad supone una condena al hambre para quienes vivían al día en la economía informal, han perdido su empleo por las restricciones de movimientos o encuentran alimentos cada vez más caros en los mercados, por las dinámicas comerciales generadas por la pandemia.

Tres estudios de Acción contra el Hambre evidencian el aumento del hambre por la COVID en América Latina:

  • 9 de cada 10 familias tienen serias dificultades para alimentarse en la zona del Corredor Seco entre Guatemala y Honduras.
  • 8 de cada 10 familias en Colombia no logran cubrir sus necesidades básicas.
  • En Perú los ingresos familiares se han reducido un promedio del 33%, especialmente entre las familias venezolanas.

En una región donde:

  • 1 de cada 3 personas ya vivía en inseguridad alimentaria (sin disponibilidad o un acceso continuo a los alimentos necesarios para un desarrollo sano) antes de la pandemia.
  • es la tercera del planeta más afectada por la COVID-19 con más de 19 millones de casos confirmados
  • el número total de personas en inseguridad alimentaria severa en la región ha superado los diez millones en 2020, casi triplicando la cifra de 2019 (3,4 millones de personas, según Naciones Unidas)

4 millones con dificultades para alimentarse en Centroamérica

Los equipos de nuestra organización acaban de realizar diversas encuestas en cuatro países que evidencian cómo la COVID está dificultando la alimentación en la región.

Una de las zonas más críticas es el Corredor seco entre Guatemala y Honduras donde 3,9 millones de personas están teniendo dificultades extremas pata alimentarse. En esta zona solo un 8% de las 3700 familias encuestadas ha enfermado de COVID, pero asciende al 75% el número de familias que no tienen alimentos suficientes o que perciben un aumento extremo del precio de los alimentos.

Por otro lado, el número de personas que están alimentándose de semillas, de frijol o maíz, está aumentando alarmantemente, lo que comprometerá su alimentación dentro de unos meses si no siembran en la zona del Corredor Seco, también la más afectada por los huracanes Eta e Iota en noviembre. El endeudamiento o el préstamo de alimentos entre familias son los mecanismos con los que la gente está afrontando esta situación extrema, la peor en décadas. Solo el 34% de los guatemaltecos ha recibido algún tipo de ayuda gubernamental, y solo el 14% de los hondureños.

Ollas comunes y falta de hierro en Perú

En Perú, las ollas comunes, cocinas comunitarias autogestionadas, generalmente por mujeres, se han convertido en la forma de escapar del hambre generada por la COVID-19 para miles de peruanos y peruanas.

Según nuestra encuesta entre 200 familias en Lima metropolitana, 8 de cada 10 familias ha visto reducidos sin ingresos, especialmente las familias venezolanas que llegaron masivamente desde este país en 2013. Es especialmente preocupante la reducción de hierro e la dieta, algo fundamental para combatir la anemia.

Distribuciones de dinero para comprar alimentos en Colombia

Según una encuestada realizada en 34 000 hogares (el 75% de la muestra eran migrantes venezolanos) 8 de cada 10 no cubrían sus necesidades básicas y ponían énfasis también en la explosiva situación de hacinamiento de las familias migrantes: 2,5 personas por habitación en seis de cada diez hogares, llegando hasta 5 personas por habitación en el 13%.

La entrega de dinero en efectivo se muestra como una de las soluciones más efectivas en esta situación. Es importante derribar los mitos asociados a la ayuda humanitaria por medio de asistencias monetarias. Por un lado, es una alternativa digna, que le da la opción de elegir a las familias sobre las necesidades que desean priorizar. También permiten que las personas más vulnerables se vinculen formalmente a la economía local. Finalmente, la asistencia humanitaria es recirculada y fortalece la economía de las comunidades en donde viven estas familias.

Acción contra el Hambre necesita 64,2 millones de euros para ayudar a 765 000 personas en 2021

Desde Acción contra el Hambre hacemos un llamamiento para financiar la respuesta regional diseñada por laorganización en la región, que se articula en tres ejes de acción:

  1. Personas (ayuda alimentaria y monetaria, tratamiento de la desnutrición, provisión de material de higiene y equipos de protección, entre otros).
  2. Territorios (refuerzo de estructuras de salud y programas de salud comunitaria, mejora de la empleabilidad.
  3. Apoyo a PYMES como medio de vida, entre las principales actividades) y sistemas (generación de información de calidad sobre cómo afrontar las causas y consecuencias del hambre agravadas por la pandemia, canales digitales para el intercambio de experiencias y fortalecimiento de las alianzas entre los actores locales).

Nuestra intención es convertirnos en una red de protección para los miles de personas que han visto cómo la pandemia se transformaba directamente en hambre, mitigando el golpe con actividades de intervención en los ámbitos de la nutrición, la seguridad alimentaria, el agua y los medios de vida. Vamos a trabajar sin descanso para ello.

 

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