Gaza: los retos de la reconstrucción

Tras el alto el fuego acordado el 21 de mayo entre Israel y los grupos armados palestinos, el proceso de reconstrucción se inicia en un contexto que sigue siendo extremadamente volátil. 

El proceso de reconstrucción ha supuesto un desafío añadido para una población afectada por el impacto de la COVID-19 y una economía débil con casi el 50% de la población desempleada.

La rehabilitación y reconstrucción de las infraestructuras es ahora el reto más importante al que hay que enfrentarse en Gaza tras la reciente escalada de violencia que comenzó el 10 de mayo. El impacto en las infraestructuras ha provocado la pérdida de viviendas y medios de vida en un territorio en el que casi el 50% de la población está desempleada.

La reciente escalada de violencia, de 11 días de duración, ha sido calificada por los gazatíes como “sin precedentes” por la intensidad de las hostilidades. Los daños son casi equivalentes a los de la guerra de 2014, que duró más de 50 días. Nuestros equipos han coordinado la retirada de más de 2.000 toneladas de residuos de los vertederos informales, a las que sumarán las 6.000 pendientes de retirar de las calles de la Franja de Gaza, al tiempo que continúa con los trabajos de rehabilitación en las instalaciones de salud pública y en las escuelas.  

Hay que rehabilitar y reconstruir todo tipo de estructuras, desde infraestructuras de agua, instalaciones sanitarias, viviendas, escuelas y carreteras. Pero muchos de los materiales necesarios no están disponibles en el mercado local, y su importación ha sido bloqueada por estar incluidos en la lista que las autoridades israelíes consideran de doble uso.

"El acceso a la ayuda humanitaria, a los materiales adecuados y al combustible será esencial para apoyar el proceso de reconstrucción y permitir a los y las gazatíes satisfacer sus necesidades básicas con dignidad". Lucas Honauer, director de Acción contra el Hambre en los territorios Palestinos ocupados.

Una de las prioridades es reparar las infraestructuras de agua y saneamiento, como la red de agua, los pozos. la planta desalinizadora y la planta de tratamiento de aguas residuales, que son elementos esenciales para la vida y para prevenir cualquier riesgo de pandemia y brote sanitario. Por ello, desde Acción contra el Hambre hemos comenzado a distribuir depósitos de agua, garantizando el acceso a este bien en más de 90 hogares. Además, como parte de la distribución de tanques de agua se ha prestado un servicio de control de la calidad de la misma.

Otro objetivo de nuestra respuesta de emergencia es apoyar directamente a la población proporcionando kits de higiene a las familias cuyos hogares han sido destruidos o dañados. Mas de 500 hogares han recibido esta ayuda, lo que ha permitido a miles de personas mantener las medidas de prevención frente a la pandemia. De manera paralela se han distribuido bonos de efectivo a más de 670 hogares, haciendo que más de 4.500 personas puedan comprar artículos de primera necesidad.

Nuestros equipos también está apoyando el acceso a la salud mental y el apoyo psicológico, clave para una población que tiene que hacer frente al trauma, la angustia y el estrés constante de quienes han sufrido los resultados de los ataques.

Este proceso de reconstrucción tiene lugar en un momento en el que los gazatíes ya están luchando contra el reciente impacto de la pandemia de COVID-19, además de enfrentarse al desastroso resultado de los 13 años de cierre continuo que limita el acceso y la circulación de bienes y personas.

Cabe destacar el esfuerzo de la población y su implicación en el trabajo de reconstrucción, al igual que la ayuda humanitaria, rápidamente comprometida. Será primordial mantener el apoyo y los recursos disponibles a medio y largo plazo, para promover una respuesta sostenible y duradera.