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Líbano: el desmantelamiento de viviendas empeora la situación de la población siria

01/08/19

Líbano: el desmantelamiento de viviendas empeora la situación de la población siria

 

Alrededor de 2500 construcciones en Aarsal, al este de Líbano, están bajo amenaza de desmantelamiento desde mediados de abril, según una orden del Alto Comité de Defensa. Cerca de la mitad ya han sido destruidas dejando a cientos de familias sin recursos y con graves secuelas psicológicas que podrían empujarles hacia un retorno inseguro a Siria. Desde Acción contra el Hambre instamos a tomar medidas de protección para apoyar la reubicación de estas familias y proteger estructuras comunitarias como colegios y mezquitas, entre otras.

La orden es clara: toda estructura construida sin permiso tiene que ser demolida. Una decisión que, en la práctica, afecta a los refugios donde se estima que 1,5 millones de personas sirias residen desde que empezó el conflicto en 2011.

Hay que tener en cuenta que Líbano, que no firmó la Convención de los Refugiados, no ha levantado ningún campamento de refugiados oficial, por lo que estas personas están viviendo fundamentalmente en asentamientos informales. “Esto es solo un síntoma más del creciente ambiente coercitivo que afronta la población siria en Líbano, que menoscaba su dignidad y que podría empujarles a un retorno prematuro hacia Siria, sin que su seguridad pueda ser garantizada. El riesgo de encontrar dispositivos sin detonar o de retornar a lugares totalmente destruidos donde necesitarían apoyo para reanudar sus vidas, son algunas de las razones por las que desaconsejamos rotundamente un retorno prematuro”, declara Chiara Saccardi, responsable regional de Acción contra el Hambre para Oriente Medio.

Huyendo...de nuevo
“Tenemos que tener en cuenta que estás personas ya estuvieron sometidas a un gran estrés por tener que huir de la guerra en las peores condiciones y por vivir como refugiados durante ocho años. Ver sus hogares destruidos otra vez les expone a un tremendo riesgo de re-traumatización, especialmente dañino para niños y niñas”, explica Saccardi.

Muchas familias están usando sus escasos medios de vida para alquilar los equipamientos necesarios para cumplir la orden o contratar a empleados que les ayuden (a 15€ al día, los gastos medios en el área son 60€ al mes de media). Muchas de las familias sustentadas por madres o mujeres viudas no pueden afrontar estos gastos. “Los desmantelamientos están obligando a muchas personas a dormir al aire libre, con el consecuente riesgo para niñas y mujeres de sufrir abusos sexuales, o en refugios inseguros. “Esta no será una opción el próximo invierno, cuando las temperaturas probablemente caigan bajo cero”, explica Saccardi.   

Los escombros dificultan el acceso a la ayuda
Los escombros (9537 m3 a mediados de julio) son también un importante inconveniente. Su retirada es limitada en las zonas afectadas, dificultando la movilidad de los refugiados y el suministro de ayuda humanitaria, lo que conlleva un riesgo para la salubridad por la presencia de serpientes y ratas. “Nuestros equipos están encontrando también muchas dificultades para abastecer de agua y saneamiento, como el acceso de camiones cisterna. La mayoría de la población refugiada depende de estos servicios para dar respuesta a sus necesidades básicas. Una situación que podría volverse catastrófica en caso de brote de alguna epidemia”, añade Saccardi. La mezcla de escombros y residuos sólidos podría desencadenar importantes riesgos para la salud.

La orden de desmantelamientos es sólo una más de las presiones que recibe la población siria refugiada en Líbano, que continúa siendo el país con más refugiados per cápita (1 de cada 4 habitantes). “Las crecientes dificultades de los refugiados para obtener el permiso de trabajo es también un factor adicional de la inseguridad del retorno. Un desenlace que podría ser el peor para una crisis que ha menoscabado enormemente la dignidad de la población Siria durante ocho años”, concluye Chiara Saccardi.

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