Urgimos a los líderes mundiales que vayan más allá de las palabras para poner fin al sufrimiento humano

El Secretario General de la ONU Ban Ki-moon acaba de publicar su esperado informe “Una Humanidad: Responsabilidad Compartida”  de cara a la Primera Cumbre Humanitaria Mundial, que se celebrará el 23 y 24 de mayo de 2016 en Estambul (Turquía) y en el que se prevé la participación de un gran número de Jefes de Estado y Gobierno y de representantes de la comunidad humanitaria. En este foro los dirigentes  presentarán sus compromisos para implementar las recomendaciones presentadas en el informe y su plan de acción llamado “Agenda para la Humanidad”.

Acción contra el Hambre recibe muy positivamente este informe que señala los principales fallos del sistema humanitario para responder al creciente número de crisis en el mundo, hace un llamamiento a la relevancia de una ayuda basada en principios humanitarios y recomienda ubicar a las víctimas en el centro de la acción humanitaria.

Como organización humanitaria internacional presente en más de 40 países, Acción contra el Hambre es testigo a diario de la multitud de desafíos que enfrenta el sistema humanitario. Entre ellos, nos preocupa particularmente la insuficiencia de voluntad política para resolver y prevenir crisis humanitarias y el riesgo inherente a la confusión de agendas humanitarias, políticas y de seguridad; la ausencia de respeto de los principios humanitarios, lo que provoca riesgos para la seguridad de nuestros equipos y de las poblaciones que queremos socorrer; y la falta de compromiso político y financiero de donantes y Estados afectados para permitir el acceso a las víctimas y facilitar el despliegue adecuado de capacidades operativas de asistencia humanitaria en situaciones críticas y especialmente las violentas o conflictos de alta intensidad.

Aunque valoramos positivamente los mensajes del informe “Una Humanidad: Responsabilidad Compartida”, Acción contra el Hambre hace un llamamiento para que los Estados concreten con la mayor precisión posible cómo convertirán estas palabras en acciones. “Vemos demasiado a menudo que las simples declaraciones de intenciones no son suficientes para obligar a los gobiernos a cumplir con sus promesas. Compromisos vacíos conducirán a la continuación del estatus quo, lo que es inefectivo e insostenible”, apunta Manuel Sánchez Montero, Director de Incidencia y Relaciones Institucionales de Acción contra el Hambre.

En efecto, el informe falla a la hora de proponer un mecanismo de monitoreo y de rendición de cuentas de los compromisos de los participantes de la Cumbre, tales como un plan de acción con indicadores de seguimiento y un calendario de implementación. Acción contra el Hambre considera que este mecanismo es necesario para garantizar que los Estados (entre otros actores) cumplan efectivamente con sus obligaciones y refuercen compromisos políticos existentes como los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la ONU, el Marco de Sendai para la Reducción de Riesgos de Desastres 2015-2030 y el Acuerdo de París en el ámbito de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático.

En este contexto, Acción contra el Hambre pide a los participantes de la Primera Cumbre Humanitaria Mundial:

•          La creación de un mecanismo público de seguimiento de los compromisos de los diferentes actores con indicadores, modalidades de participación y un calendario de implementación.
•          Un compromiso del conjunto de los participantes de la Cumbre de respeto y defensa de una acción humanitaria basada en el Derecho y principios humanitarios, así como la creación de un mecanismo específico para reforzar la protección de los trabajadores humanitarios, especialmente los equipos locales. 
•          El reconocimiento de la necesidad de buscar una mayor complementariedad entre acción humanitaria y políticas de desarrollo para asegurar que los avances hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU beneficien a todos, empezando por los más vulnerables.
•          Compromisos, en especial por parte de los Estados afectados y de donantes, para reforzar la capacidad de respuesta humanitaria de los actores locales e internacionales:

                            *tanto de índole financiero: necesidad de inversión en capacidad preventiva de respuesta ante posibles emergencias, de una financiación de medio-largo plazo más flexible para crisis prolongadas, y más financiación en general  dado que las necesidades humanitarias globales están lejos de ser cubiertas, lo que pone en riesgo la vida de millones de personas.
                             *como de índole político-operativo: permiso y facilitación por parte de todos los actores  del adecuado despliegue de equipos y de material de asistencia humanitaria en zonas críticas, o cercanas a este punto, y apoyo para la formación y especialización de los equipos de respuesta.