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Alerta en República Democrática del Congo por crisis alimentaria

 

Crisis alimentaria en Kasai, en República Democrática del Congo

Los equipos de Acción contra el Hambre en Tshikapa, ciudad principal de la provincia de Kasaï,  controlan los avances en la construcción de una fuente de agua potable. Antes no había protección alrededor de la fuente y el agua estaba constantemente contaminada lo que causaba diarreas y otras enfermedades hídricas. Últimamente están llegando a Tshikapa numerosas personas que huyen de la violencia en las zonas rurales y buscan desesperadamente refugio.

Este es el caso de Elisée, una chica de 18 años: “Llegué aquí en febrero del año pasado. Mi pueblo está a unos 50 km de aquí. Alquilamos una pequeña casa junto con muchas otras familias desplazadas por la violencia. Somos 28 personas viviendo en 3 pequeñas habitaciones. No tenemos los medios necesarios para encontrar otra cosa. Pero prefiero quedarme aquí que volver a mi pueblo donde todo está destruido.”. Después del enfrentamiento entre la milicia y el ejército, el pueblo de Elisée ha sido incendiado.

“Todos los habitantes del pueblo han huido. O están escondidos en la sabana, o están como yo, en Tshikapa. No nos hemos podido traer nada porque antes de venir aquí, nosotros también estábamos escondidos en la sabana” explica Elisée.

Nueve de las doce personas que estaban alrededor de la fuente vinieron a refugiarse aquí huyendo de la destrucción de sus pueblos. El resto de personas son habitantes que acogen a familias desplazadas en sus casas. A escala regional, hay hoy cerca de un millón y medio de personas que han tenido que escapar de la violencia: es una crisis humanitaria importante.

Mientras que Elisée se dirige a su casa desde la fuente, acompañada de Clarissa y Laurette, ambas en la misma situación que ella, la acompañamos. Tienen que realizar este trayecto tres veces al día para poder dar agua a todas las personas que viven en la casa. En total cada trayecto dura más de 30 minutos, ida y vuelta, sin tener en cuenta el riesgo de resbalarse y caerse por la ladera que lleva a la fuente.

Sanislas, trabajador comunitario de Acción contra el Hambre, habla con algunas personas del pueblo sobre cómo acondicionar el camino que lleva a la fuente para que puedan llevar, al menos, 20 litros de agua sobre la cabeza.

Ya en casa de Elisée, descubrimos la pequeña casa que alquilan Laurette, Clarissa y el resto de la familia. Todos expresan las dificultades de vivir aquí: “no conseguimos hacer frente al coste que nos supone vivir aquí: además de alquilar la casa, tenemos que comprar hojas de yuca, mientras que antes las cultivábamos nosotros. Pero aquí, hay que comprarlo todo y los precios no paran de aumentar: un cubo de yuca costaba 2000 francos congoleses hace unos meses. Ahora cuesta entre 4500 y 5000 francos. ¡Más del doble!”.

El transporte de los productos alimenticios se ha complicado debido a la violencia generada en todas las regiones del Kasaï desde hace ya un año y el cierre de la frontera con Angola. Algunos mercados han dejado de funcionar, algunos productos no están disponibles o en cantidades insuficientes y los precios se resienten. Según los estudios llevados a cabo por Acción contra el Hambre en la región, la media de los precios ha aumentado el doble y hasta triplicado dependiendo del lugar. Las consecuencias han sido inmediatas en esta región, históricamente clasificada como una de las más pobres de República Democrática del Congo. Muchas familias no tienen suficiente ni para comer una vez al día. Otros reducen las cantidades y consumen solamente alimentos pobres en nutrientes. En el caso de la casa de Elisée, cuenta su marido: “Son las 11h de la mañana y no sabemos todavía si podremos comer algo hoy: a veces ayudo a mi vecino que es mecánico y le ayudo a reparar motos para ganar algo de dinero.  Otras veces vendemos nuestra ropa. Hoy comeremos unas hojas de yuca.”

Según análisis recientes 2.8 millones de personas en Kasaï se encuentran en situación de crisis alimentaria y otra parte de ellos están en situación de urgencia alimentaria, la última etapa antes de una hambruna. Etapa que algunos expertos empiezan a temer, viendo el deterioro de la situación.

La respuesta de la comunidad humanitaria está tardando en llegar. Las pocas ONG que trabajan en terreno no son capaces de hacer frente a esta situación y cada vez hay más niños que entran en el círculo de la desnutrición. 

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