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Historias

El camino de Robert a su recuperación

 

Claudia está deseosa de celebrar el cumpleaños de su nieto Robert. Hace tan solo tres meses, no estaba segura de que el niño llegase tan lejos: casi perdió la vida por la desnutrición aguda severa.

No podía soportar perder otro hijo.

La hija de Claudia murió trágicamente una semana después de que Robert naciera debido a complicaciones en el parto. Claudia acogió a su nieto como a su propio hijo, pero no pasó mucho tiempo antes de que su salud empeorara.

Su medio de vida era la leche de vaca y el pequeño Robert desarrolló diarrea y rápidamente perdió el apetito. Su familia pensó que estaba reaccionando a la leche y esperaba que mejorara con el tiempo. Cuando Elizabeth, una de los voluntarias de salud comunitaria de Acción contra el Hambre, fue a su casa, pudo ver que la salud de Robert no estaba bien e instó a la familia a buscar atención médica. Sin embargo, decidieron ver si podía mejorar en casa usando métodos de curación tradicionales.

Antes de ser ingresado en el hospital, el contorno de la parte superior del brazo de Robert era de 9,5 cm, aproximadamente del tamaño de una tapa de botella de refresco (Foto: Acción contra el hambre, Tanzania)ç

 

Cuando Robert tenía ocho meses, estaba tan débil que ni siquiera podía gatear. Su cuerpo estaba hinchado y su piel se estaba pelando. Apenas pesaba 5 kilos, mucho menos que el niño promedio de su edad. Su familia comenzó a entrar en pánico por su deterioro.

Animada por Elizabeth, Claudia llevó a Robert al centro de salud más cercano, donde le diagnosticaron desnutrición aguda severa. Lo derivaron al hospital del distrito de Mpwapwa y lo ingresaron. Su estado era grave.

Pasó más de un mes en el hospital. Su salud mejoró y pronto ganó peso. Cuando finalmente fue dado de alta, Claudia recibió instrucciones sobre cómo darle Plumpy’Nut, un alimento terapéutico que lo ayudaría a recuperarse por completo en casa.

Elizabeth, a la derecha, es uno de los dos voluntarios de salud comunitaria que apoyan a la aldea de Lukole, con más de 500 familias. Los voluntarios son una prolongación de Acción contra el Hambre en apoyo de los niños y familias difíciles de acceder y abordar las causas de la desnutrición a nivel doméstico (Foto: Morgan Shoaff para Acción contra el Hambre, Tanzania)

Ahora Robert está bien y con buena salud. Es feliz, juega y está aprendiendo a caminar, cosas que antes no podía hacer. Elizabeth examina a Robert en su casa a menudo y habla con su abuela sobre nutrición, higiene y saneamiento. Ella enfatiza la importancia de limpiar sus biberones, lavarse las manos antes de darle de comer y después de cambiar los pañales, y hervir agua para asegurarse de que sea segura para beber.

La abuela de Robert ahora ve un futuro que antes era difícil de imaginar, incluso hace tres meses: “mi sueño para Robert es que crezca para convertirse en médico y ayudar a otros de la misma manera en que él recibió asistencia”.

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