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El efecto Hawa

El efecto Hawa

 

Hace unos años, un bebé llamado Musa cayó muy enfermo. Nadie en su aldea de Kourougue, en Mali, reconocía sus síntomas. Su madre, Many, no sabía cómo ayudarlo. Sin tratamiento, Musa empeoró, hasta que sus padres no tuvieron más remedio que llevarlo a un centro de salud, un viaje de dos horas a pie.

Una vez en el centro de salud, a Musa se le diagnosticó desnutrición aguda severa, en un estado tan avanzado que sus padres tuvieron que llevar a Musa a un centro para el internamiento de pacientes de Acción contra el Hambre. Many permaneció con su hijo mientras lo atendían en el hospital durante más de dos semanas, tiempo durante el que ella no podía ni trabajar ni cuidar al resto de su familia.

Afortunadamente, ahora Musa, con cuatro años de edad, está saludable, pero su hermana pequeña Fatumata sufrió un destino similar. Afortunadamente, esta vez, una mujer llamada Hawa Coulibaly estaba allí para intervenir cuanto antes.

Hawa, una trabajadora comunitaria de salud formada y capacitada por Acción contra el Hambre, caminaba por la aldea y vio a Fatumata. Identificó los signos de desnutrición y le pidió a Many que llevara a la niña a la clínica de su aldea. Hawa diagnosticó a Fatumata con desnutrición aguda severa y le recetó un tratamiento de tres semanas. Con la guía de Hawa, Many proporcionó alimentos terapéuticos para su hija, ya en casa, hasta que se recuperó por completo.

"Antes de Hawa, vivíamos en la oscuridad", dice Many. "Desde que ella está aquí, los niños están más saludables y las madres son más felices".

En Malí, las tasas de desnutrición aguda son alarmantes, a pesar de que es una enfermedad previsible, prevenible y tratable. A menudo, los padres como Many no pueden reconocer la enfermedad de sus hijos antes de que sea muy grave y los centros de salud están muy lejos.

Para salvar esta brecha entre las comunidades y el sistema de salud, Acción contra el Hambre trabaja en coordianción con los trabajadores de salud comunitarios, la mayoría de los cuales son mujeres. Asimismo, trabajamos en colaboración con los gobiernos y socios locales para asegurarnos de que estos trabajadores de salud comunitarios cuenten con las habilidades y  las herramientas que necesitan para diagnosticar y tratar los casos de desnutrición en las aldeas donde viven y trabajan. Los trabajadores de salud ayudan a detectar los casos con anticipación y les ahorran a los padres la larga caminata a la clínica más cercana.

"En mi primer día aquí, salvé la vida de un niño", recuerda Hawa, trabajadora de salud comunitaria en Mali. “Si un niño es sanado, soy feliz. Podría hacer otro trabajao, pero no como este".
Estos trabajadores de salud también rompen el ciclo de la desnutrición enseñando a las familias cómo prevenirla en primer  lugar. "Desde que Hawa ha estado en la aldea, he notado un cambio", dice Mamissa, madre de Simbo, quien recientemente se  ha recuperado de desnutrición aguda. "Antes había muchos niños enfermos, pero ahora son muchos menos".

Mientras Hawa transforma la atención médica en Kourougue, hay miles de mujeres como ella en más de 45 países en los que trabajamos. Juntos, al pasar de madre a madre, de casa en casa, están atendiendo a más niños con cuidado y tratamiento y salvando más vidas que nunca.

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