Historias
Empleo e integración hasta cumplir su sueño de ser enfermera – La historia de Luciana

Ceremonia de entrega de diplomas de la certificación de profesionalidad en la que participó Luciana © Acción contra el Hambre
Luciana es la imagen de la vocación sanitaria, sin embargo, no siempre ha tenido fácil dedicarse a ello. Tras dejar su Guinea Bissau natal a los 17 años para ir a Italia a estudiar y labrarse un futuro, quedó tan impresionada por la calidad de la atención sanitaria en el país en comparación con lo que había vivido hasta entonces que decidió formarse y dedicarse a ello. Su esperanza es, algún día, volver a su país como enfermera para “echar una mano como ciudadana” llevando todo lo que ha visto y aprendido en estos años.
Aunque tenía muy claros sus objetivos, Luciana tuvo que enfrentarse a muchas barreras, primero a su llegada a Italia y después, hace algo más de tres años, cuando se mudó a Cataluña. No solo tuvo que empezar desde cero por segunda vez en su vida, aprendiendo otro idioma y las costumbres de su nuevo hogar, si no que tuvo que volver a formarse en Atención Sociosanitaria por las trabas que encontró para homologar el título que había obtenido en Italia.
Llena de determinación por trabajar cuidando de personas mayores e integrarse cuanto antes Luciana no se rindió y acudió a su nuevo ayuntamiento y los servicios sociales hasta llegar a Acción contra el Hambre, donde tuvo la oportunidad de formar parte de su programa de empleabilidad Vives Emplea, gracias a los cuales más de 26.400 personas han mejorado sus habilidades y posibilidades para encontrar un empleo digno desde 2014. Además, más adelante participó en la Escuela de Empleo de Acción contra el Hambre para obtener la titulación de Atención Sanitaria.
“Me ayudaron mucho con la titulación y a la hora de enfrentarme a entrevistas, aprendiendo un lenguaje más formal… pero también al relacionarme con los compañeros de clase. Cuando compartían sus experiencias de vida, al venir casi todos de países diferentes, me sentí aliviada porque pensé ‘No soy yo, la vida es así. No soy el problema’. Me sentí menos sola”, recuerda Luciana.
Nuevos comienzos
Para Luciana, fue una época dura, llena de sacrificio pero que le permitió llegar donde está ahora. Desde hace algo más de un año, Luciana trabaja cada mañana cuidando de un señor mayor. Además, compagina este trabajo con otro empleo por las tardes en un bar.
Según la última Encuesta de Población Activa, en el primer trimestre de 2023, el 15,13 % de las mujeres se encontraban en situación de desempleo en España. Sin embargo, entre las de nacionalidad extranjera esta cifra sube hasta el 22,12 %.
“Me encantaría trabajar en una residencia de mayores y me han llamado de muchas pero de momento necesito ahorrar, mejorar económicamente, y esto me lo permite. En un año o dos espero poder cumplir mi deseo de trabajar en una residencia pero mientras tanto ya tengo mi titulación, experiencia…”, explica.
Luciana tiene claro todo lo que podría aportar en una residencia desde que hizo en una las prácticas de sus estudios. Esa experiencia le inspiró y confirmó que tiene “algo innato, una humanidad para ver a las personas que necesitan atención y que las atiendan”.
Su filosofía de vida ha sido desde muy joven la de mirar siempre hacia delante: “En Guinea Bissau, a los 17, fue mi época más feliz, porque la pasé con mi familia, lo más importante de mi vida. Me marché porque en Italia vivía mi tía, o mi “madre adoptiva”. Somos seis hermanos, y mi madre siempre quiso que estudiáramos y tuviéramos una vida mejor, así que cuando surgió esta oportunidad dije ‘¿por qué no?’. Pero no conocía la vida fuera de casa, creí que sería muy similar y vi una gran diferencia. Primeros meses solo quería volver, fue muy duro. Pero después pensaba, si regreso, con todos los que somos ¿qué futuro voy a tener? Me decía a mí misma: ‘Despéjate, mira adelante. No puedo mirar atrás y caerme, por eso siempre tengo esta idea”, cuenta.
Sin duda, Luciana sigue mirando hacia delante. Ahora que ya tiene las herramientas para encontrar trabajo por sí misma y está cada vez más integrada en su vida en Cataluña junto a su marido y su hijo, planea empezar en un par de años sus estudios de Enfermería.
“Incluso ahora si mi hijo tiene que ir al médico, mi marido quiere llevarle pero siempre quiero acompañarle yo, para poder hacer muchas preguntas y pienso cuando sea enfermera podré leer los resultados de las pruebas y explicárselos directamente. Sigo teniendo muchas ganas de aprender y creo que en mi país haría mucha falta. Por eso quiero volver, pero como enfermera, para aportar más”, relata Luciana.
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