Filosofía Chichifree: deja que tu ropa interior te defina

A las 20h ya hace bastante frío en Lavapiés. Angie y Paola, fundadoras de Chichifree “ya están llegando”. Estas chicas, con 25 y 23 años respectivamente y ambas ingenieras en diseño industrial, decidieron casi sin darse cuenta tomar el camino del emprendimiento. Chichifree fue su apuesta: una tienda online de ropa interior femenina con diseños que, principalmente desde el humor, empoderan a sus clientas.

Estudiantes y emprendedoras pero, sobre todo, dos chicas jóvenes que no olvidan de dónde vienen o, quizás, aún no asumen que su historia no es una más. "Estábamos en un taller de serigrafía juntas. Nos fuimos al Mercatino Italiano y nos tocó estar allí todo el día, 12h. Al final del día estábamos súper aburridas y dijimos ‘vamos a intentar imprimir en otro tipo de productos’, y se nos ocurrieron bragas”, explican. Ellas ganaron el concurso, que organizó Acción contra el Hambre, Emprende24h Madrid en el 2019 y, ahora, lanzan un crowfunding para que su negocio consiga la financiación necesaria.

Chichifree: de filosofía a empresa

“La cuna oficial”, porque su verdadero origen se encuentra unos kilómetros más allá, en la sierra de Madrid. Tal vez no el origen de la empresa, pero sí el de su mayor fortaleza: la filosofía Chichifree. Angie recuerda que estaban en un pantano y decidieron bañarse cuando alguien “hizo la coña”. Paola es más concreta: “estábamos en un pantano y decidimos bañarnos, pero nadie quería bañarse. Entonces, cogimos y nos fuimos a otro lado y nos pusimos medio en bolas. Empezamos a decir cosas como ‘FREE THE NIPPLES’, ‘CHICHIFREE’”. Ellas definen esta filosofía como un modo de vida chillin’.

Después de esto, familiares y amigos comenzaron a animar a ambas para que siguieran adelante con la idea. Empezaron a producir y llegaron encargos, perfil de RRSS y premios. Como el Emprende24h de Acción contra el Hambre. Se apuntaron por casualidad y hoy tienen 4.000€ invertidos en marketing, web y tutorías personales. Paola confiesa que esta última es realmente la parte que necesitan, porque ninguna tiene “ni idea” de temas legales o económicos. “De hecho, es una de las razones por las que no llevamos a cabo Chichifree antes al 100%”.

“Yo creo que el premio nos servirá para generar beneficio”, apunta Angie. Aunque destaca que, para poner en marcha el proyecto, necesitan aún más financiación, por eso han sacado este crowdfunding. “Ahora estamos buscando el taller de serigrafía, los proveedores de bragas… y cuando tengamos eso nos harán la web”, apunta Paola.

Un diseño con perspectiva de género

Sin duda, los diseños son el valor añadido de esta nueva tienda de lencería femenina. Angie confiesa entre risas que “de hecho, algunos de los diseños son refranes: ‘cada mochuelo a su olivo’, ‘a buen entendedor, pocas palabras bastan’… En realidad da para mucho, ¿eh? Todos los refranes que escuchábamos nos parecía que tenían doble sentido”.

No obstante, este tono de humor, aunque predominante, no es el único en los diseños de Chichifree. El concepto es más amplio porque, como apunta Paola, “entra todo dentro de la perspectiva de género”. Pero con ese toque Chichifree, “sin ser explícitamente reivindicativa”, como explica Angie. Mientras que Angie prefiere el diseño de la Venus de Willendorf, Paola se decanta por el símbolo de Chichifree: “no sé, ya el símbolo en sí me transmite tanto que me gusta. Lo relaciono con eso y me gusta.”

No tienen claro si quieren o con qué quieren hacer crecer el negocio. Angie apunta que mucha gente les sugiere calzoncillos, pero Paola explica que no les encaja: “no queremos extender el concepto Chichifree y que se generalice tanto que deje de tener sentido. Sí que hemos pensado en sujetadores e, incluso, ilustraciones. Y eso sí que nos encaja”. Además, señala Angie que "son productos medio personalizados, en realidad podemos hacer cosas por encargo. Por ejemplo, un colega suyo –refiriéndose a Paola- nos ha pedido un body de bebé”. 

Y es precisamente esta ilusión la clave de todo: Chichifree no es solo una empresa. Chichifree es el espacio donde dos amigas se juntan para hacer algo que disfrutan, que les gusta, que les regala buenos momentos. Y todo lo demás es secundario.