900 100 822 Teléfono gratuito

Formulario de búsqueda

Historias

Honduras: epicentro de una grave situación migratoria en Latinoamérica

 

Desde hace meses, Honduras se ha convertido en territorio de tránsito de migrantes que proceden de otros continentes y/o principalmente de Sudamérica o el Caribe, y que deciden aventurarse en una ruta migratoria que los expone a numerosos riesgos a lo largo de su travesía hacia el Norte. Según el Instituto Nacional de Migración (INM) entre el 1 de enero y el 25 de agosto de 2022, se registró el ingreso de forma irregular de 84.762 personas (28% mujeres, 55% hombres y 17% niños y niñas).

Del total de personas que reporta el INM, 83.623 lo hicieron por puntos no autorizados de Danlí (40.100) y Trojes (25.474), más conocidos como puntos ciegos, ubicados en el fronterizo departamento de El Paraíso, al sur del país. En ambas localidades, se agolpan cada mañana cientos de migrantes en las puertas del Centro de atención del Instituto Nacional de Migración. Procedentes de multitud de países de Latinoamérica e incluso de África, buscan los papeles que les permitan seguir transitando por al país y continuar su ruta hacia Guatemala, México y, finalmente, EEUU. Aquí deberán de pagar una multa de más de 200$ a no ser que demuestren una circunstancia de vulnerabilidad, pero lejos de ser una realidad, lo cierto es que tan solo la posibilidad se ha convertido en un efecto llamada. Una situación migratoria la que azota el sur de Honduras poniendo en riesgo la estructura social de la zona, así como la salud sanitaria y alimentaria de migrantes y locales. Éstas son algunas de sus historias.

LOS ROSTROS DE LA MIGRACIÓN

Migrante latinoamericana en HondurasKatia Lima llegó de Bolivia, siguiendo a su esposo cubano. Tiene hijos, pero los dejaron allí porque no querían que pasaran por la dureza del camino con ellos. Los niños tienen 9, 4, 17, 18. Familiares de él se quedaron en Cuba y de ella en Bolivia. Se conocieron en Bolivia y ella es educadora de niños. “Con la llegada de la pandemia, además de los muertos hubo muchísimos negocios que cerraron y nos fue muy difícil levantarnos económicamente”. Tienen la idea de llegar a EEUU y reconocen que “Pasamos nosotros cosas feas”. “Los mismos policías me quitaron mi dinero en Perú. Y en la travesía de Perú a Ecuador nos asaltaron. Nos dijeron que teníamos que tomar un taxi amarillo desde Lima para pasar la emigración de Ecuador y fue que nos llevó para unos matorrales y nos quitaron, nos golpearon, nos dejaron sin nada, sin zapatos… allí pase más miedo porque empezaron a manosearme, quisieron abusar de mi porque no encontraron más dinero. A mi esposo y a otro chico los amarraron y les pegaron. Eran 12 y el que mandaba decidió que no me violaran”. “En la selva del Darién hemos visto gente morir, mujeres, niños, embarazadas subir esas colinas. Gente que dejan a sus esposas atrás. Los gobiernos deberían dar una solución. La vida humana vale más… los mismos policías te maltratan… no hay una situación donde alguien preste una ayuda con calidad humana. Todo es dinero, dinero, dinero. No tienen pena por nadie”.

Migrante latinoamericano en HondurasJoel Yamil. Cuba. “Nunca jamás volvería a hacer este viaje”. “A nosotros nos pusieron una escopeta en la cabeza. A 12 personas, nos quitaron todo, se comieron nuestra comida delante nuestra y me machacaron mi pasaporte con un cuchillo”. “La guerrilla colombiana junto con los indios, nos trataron como si fuéramos perros. A una mujer embarazada la querían violar”. “Nos soltaron y el compañero que nos guiaba nos dejaba solo, sin conocer la selva, desorientados. Como perros. Pero a los perros se les trata mejor que como nos trataron a nosotros. Si no tienes dinero, no avanzas”.

Joel vivía en Uruguay, donde asegura que los salarios son mínimos y el precio de la comida muy alto. “Los uruguayos son unas bellísimas personas, pero la vida allí es muy difícil. Yo trabajaba en un matadero en San Antonio Canelones y ganaba el salario mínimo de 21.000 pesos, a veces 30 o 36.000. Pagaba mi renta, el agua, la comida, no me quedaba ni dinero para echarle a la moto. No podía mantenerme los días que restaban del mes. Así que decidí emigrar. Y sobre todo porque no podía ayudar a mi familia. Porque los que emigramos lo que queremos es ayudar a la familia”. “Nos van robando. Nos robaron 900$ nada más salir. Cuando llegamos a la selva nos gastamos 1400$. No pagamos coyotes, íbamos por nuestra cuenta, pero nos cobraban más por todo, el doble. Cuando llegamos a Perú una persona se ofreció a ayudarnos y nos estafó 500$. Tuvimos que montarnos a lo loco en una lancha porque no teníamos dinero para seguir gastando. La lancha que tuvimos que coger en Colombia fue uno de los días más tristes de mi vida. La lancha chocó con un palo en medio del mar y aquello cargado de niños chiquitos, la lancha comenzó a llenarse de agua, no dábamos a basto para sacarla… al día siguiente aparecimos solo algunos vivos a las 10 de la mañana porque un lanchero avisó por teléfono y vinieron a rescatarnos”.

Migrantes latinoamericanos en HondurasMonette, está con su marido, Holand, y está embarazada de 5 meses. Salieron de Haití e hicieron toda la ruta: Bolivia, Perú, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua. Como casi todos, recuerdan con horror la selva del Darién. Dicen tener familia en EEUU. Los técnicos de Acción contra el Hambre alertan a los equipos médicos porque tiene el pie muy hinchado y la tensión alta. Temen que pueda padecer preeclampsia, lo cual afectaría directamente al feto, así que le insisten de la necesidad de trasladarse a un hospital. Ella no quiere porque temen que no la dejen continuar con el viaje. A su hijo le van a poner de nombre Rubens.

Migrante caribeña en HondurasUna de las mujeres migrantes atendidas por el equipo de Acción contra el Hambre es Rosemanise Maxime. Nació en Haití hace 31 años y viaja con su hija de 9, Maxime Betchaina, y otra de 1 año y 3 meses, Roseleica Ronimaximé. La pequeña nació en Brasil, de donde salieron hace 3 meses. Cruzaron Brasil, Panamá, Costa Rica, Colombia y Nicaragua. Ella era peluquera y le gustaría continuar su profesión en EEUU. Recuerdan con horror el paso por la selva.

Migrante africano en HondurasKedr Abreha, nació en Tigray, Etiopía. Salió de allí por la guerra con su amigo, con el que todavía viaja. Salió hacia Kenia y allí consiguió comprar un pasaporte falso para volar a Bolivia. Durante los siguientes 60 días ha estado caminando hasta llegar a Honduras. Nunca había visto la selva y es un paisaje donde ha pasado mucho miedo. Le sorprende que no podía ver el cielo con la vegetación. Le robaron el teléfono móvil en Ecuador y ha gastado en total 3500$, sin contar el vuelo desde Addis Abeba. No sabe nada de su familia, no sabe ni siquiera si están vivos o muertos. No hay internet ni líneas telefónicas para poder informarse. Solo tiene un objetivo, llegar a EEUU.

Migrante caribeño en HondurasPedro. Cubano, 51 años. Salió de Cuba en octubre de 2019, hace casi 3 años. Estuvo en Surinam, al sur de Brasil, en la Guayana inglesa, donde trabajaba como ilegal en la construcción y en un almacén repartiendo bebidas y licores. “Como todo cubano, deseo llegar a EEUU, pero no he podido salir antes de 2019... me hubiera ido antes, por supuesto”. Dice que salió hacia Surinam porque allí no le pedían visado y prosiguió su ruta: Surinam, Guayana, Brasil, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua y ahora Honduras. Recuerda selvas muy duras, pero ninguna como la selva del Darién, que separa Colombia de Panamá. “En EEUU no me espera nadie, pero yo solo quiero ir y trabajar. Sé hacer de todo un poquito, me ha gustado siempre trabajar”. “No me han tratado mal en ningún sitio y a mi no me gusta faltarle el respeto a nadie”. “Me falta aún Guatemala. No sé como lo voy a pasar, porque me he vuelto a quedar sin dinero, pero da la casualidad que yo ando caminando. Ya pasé Nicaragua sin pagar y entré en Honduras igual, caminando por la selva”. “No tuve problemas con la policía, porque le dije que venía pa inmigración y fui respetado, porque vas directamente la boca del lobo. Los únicos que te pueden deportar son los de inmigración. Yo le dije entonces que venia a recoger al salvoconducto”. “Sí, tengo mis dos vacunas de COVID. Una en Surinam y la segunda en Guayana”. “Yo traigo todos mis papelitos ahí y siempre me he vacunado porque en mi país me puse todas las vacunas”. “No quiero ir pa Miami, voy para Nueva York.” “Yo quiero trabajar, trabajar y trabajar para ayudar a mi familia en Cuba”. “No tengo hijos, pero tengo un hermano y una sobrina”.

Migrante latinoamericano en HondurasLuis Swing viene de Ecuador. Llegó con su hermano y su primo. Salió a buscar un albergue, se hizo de noche y lo asaltaron entre cuatro personas. No está seguro, pero cree que eran hondureños. Dice que iban tomados y fumados. Le robaron lo que tenía. Luis salió de Ecuador porque “las cosas se estaban poniendo graves. Muchos paros, protestas… todo ha subido demasiado”. Ahora está solo y va a continuar hasta EEUU, donde lo espera un familiar que ya es legal allí. Aún le queda Guatemala y México, pero tiene esperanzas. Es de profesión mecánico y le gustaría seguir trabajando de mecánico cuando llegue a EEUU.

EL trabajo de Acción contra el Hambre en la zona

Es la sede de Acción contra el Hambre en Danlí cada vez tiene más trabajo. Allí trabaja todo un equipo para dar asistencia a la situación migratoria de la zona. Karen, una especialista en temas nutricionales que preparan diariamente kits de alimentación y de higiene y hacen exámenes nutricionales a los inmigrantes que llegan. Nelson, especialista en agua y saneamiento que es quien asegura que haya un mínimo de condiciones para que los desplazados puedan tener un acceso seguro al agua y a letrinas. Y Francisco, el legista, una pieza fundamental para que todo en la misión funcione y todos puedan estar donde se les precisa con todo lo necesario.

En Trojes hay un espacio de una misión religiosa que ha sido cedido para acoger a los inmigrantes que llegan cada día, para que puedan hacer una parada en el camino antes de continuar. Antes llegaban cientos, ahora han limitado los días y la capacidad (solo 50 al día) porque estaban desbordados. Es en ese centro donde Acción contra el Hambre está repartiendo diariamente kits nutricionales para que puedan cocinarlos y reponer energías antes de proseguir.

 

Imágenes: Gonzalo Höhr para Acción contra el Hambre, Honduras

comparte esta historia

ÚNETE

Dona ahora

Tu donación llegará a quien más lo necesita

w55c

Hazte socioa   

Únete a la generación que puede acabar con el hambre

w55c
w55c
¿Cómo colaborar?
Escríbenos y te contamos.
Comparte