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Irina, una emprendedora que hasta llorando se le puede ver sonriendo

 

Fuenlabrada. Esta es la ciudad elegida por Irina Ávila para vivir con sus tres hijos. Madre soltera, con estudios de secretariado, y una fuerza deslumbrante, que cuando habla no deja indiferente a nadie. Dejó su Guinea Ecuatorial hace 5 años por un mundo mejor. Hoy, Irina reconoce que alguna vez piensa en volver a su país de nacimiento aunque, al final, siempre vuelve al mismo punto de partida por el que abandonó Guinea: “una vida mejor y más segura”.

Con su pelo afro, su mascarilla quirúrgica y su vestido azul oscuro nos abre la puerta de su casa en el mes de octubre, justo con el comienzo de la segunda ola de la pandemia. Nos lleva a su salón, donde hace unos meses, antes de esta crisis, abrió su negocio de trenzas africanas Rijeka Professional gracias al apoyo de Acción contra el Hambre con el programa Vives Emprende. Actualmente, Rijeka está cerrado, pero tiene claro que volverá: “Hay días que me derrumbo pero siempre me levanto, como he hecho en toda mi vida. El único miedo que tengo es que me pierda yo”.

Los meses de marzo, abril y mayo los utilizó para frenar, reflexionar y redirigir su negocio: “durante la cuarentena, me puse a consolidar mi proyecto de peluquería, a reafirmar mi plan de negocio y darle más contenido a Instagram con la ayuda de Cristina, la técnica de emprendimiento de Acción contra el Hambre”. Irina, una persona positiva hasta la médula, dice que ese tiempo “supuso un retraso, aunque, a la vez, me dio tiempo para pensar todo lo que yo quería”.

“El problema no es que mi negocio esté cerrado sino que ya no me quedan recursos para pagar el piso, las facturas, el comedor de los niños… No tengo ahorros”, sentencia Irina. Y es que esta situación que vive es idéntica a la que están viviendo miles de familias en España por la crisis socioeconómica, que, incluso, está afectando a su dieta alimentaria. El responsable de salud pública y nutrición de Acción contra el Hambre, Antonio Vargas, detalla que esas personas en situación de vulnerabilidad “están comprando menos pescado, carne o productos frescos y hacen más frecuente el consumo de ultraprocesados, a la venta a precios más baratos”.

 

Durante la cuarentena, me puse en contacto con Cristina, la técnica de emprendimiento Acción contra el Hambre, para consolidar mi proyecto de peluquería, reafirmar mi plan de negocio y darle más contenido a Instagram. 

La burocracia también ha provocado que la situación de Irina sea insostenible. Le faltan algunos papeles de la custodia de uno de sus hijos y sin ellos no puede acceder a las distintas ayudas que ofrece el Estado y la Comunidad de Madrid. Ante esta emergencia que vivía Irina y otras muchas familias, Acción contra el Hambre puso en marcha el programa Tarjetas solidarias de alimentos para que las familias que no tuvieran ningún recurso, como la de Irina, pudieran comprar alimentos o productos de higiene. Esta ayuda ha permitido que Irina llene su nevera y que sus hijos tengan un plato en la mesa.  

Antes de decirnos adiós, Irina nos habla de fútbol, porque en su juventud jugó mucho tiempo al ser el único deporte que se practicaba y “tenía que elegir entre fregar los platos con mi madre o jugar con la pelota”. Ella siempre elegía disfrutar, como ahora, que hasta “llorando me puedes ver sonriendo”.

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