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Historias

"La explosión de Beirut es peor que cualquier cosa que hayamos vivido en la guerra"

 

Rona (58 años), y sus dos hijas Lydie y Sophie se encuentran entre los muchos propietarios y propietarias de tiendas en Achrafieh, en Beirut, afectadas por la explosión. Rona dividió el viejo piso de la planta baja que heredó de su bisabuelo en una pequeña tienda para ella y Lydie, y una clínica de fisioterapia para Sophie. Rona trabajó mucho para mantener a sus hijas, ya que estos dos proyectos son los ingresos de su familia y su futuro.

18:07

A las 18: en Beirut, el tiempo se detuvo por lo que los registros describen como la tercera explosión química más grande de la Historia. Alrededor de 2 750 toneladas de Nitrato de Amonio (equivalente a 1,1 kilotones) explotaron en el puerto, causando una destrucción masiva de propiedades y vidas humanas en la ciudad y sus suburbios. Países vecinos como Chipre informaron de la magnitud de la explosión. 

Rona recuerda ese día con terror en su voz. “A las 6 de la tarde, pm después de que Sophie terminara con un paciente, cerramos y nos dirigimos a casa, en otra zona de la ciudad. A las 6:07 ocurrió la explosión. Tuvimos tanta suerte de no estar en nuestras tiendas, ¡especialmente en la clínica de Sophie!”.

Alrededor de las 9 de la noche, Rona y su hija comenzaron a reponerse del shock. “Llamamos a los vecinos de la tienda y la clínica para ver qué daños habían sufrido: la puerta metálica de la tienda estaba doblada hacia adentro y resultaba imposible entrar. Estábamos preocupadas por la clínica donde se encuentra el equipo médico de fisioterapia y fuimos a recogerlo ya que es irremplazable”, cuenta Rona.

La puerta metálica de la tienda se derrumbó por la explosión. Foto tomada la misma noche después de la explosión (Foto: Rona Abi Azar)

Tras la crisis económica que comenzó en octubre de 2019, muchos residentes y propietarios de negocios en el Líbano encuentran muy difícil -a veces imposible- comprar nuevos equipos o materia prima, ya que se necesitan dólares porque la libra libanesa ha perdido más de 4 veces su valor frente al dólar: actualmente 1 dólar equivale a alrededor de 8 000 libras.

“Nos sorprendió el nivel de destrucción en el vecindario. Ningún coche, edificio, tienda o persona se salvó. Las puertas y ventanas de la clínica quedaron completamente destruidas y el falso techo cayó al suelo”, describe Rona.

El equipo estaba milagrosamente en buenas condiciones y lograron salvarlo. Pero inmediatamente supieron que tenían que empezar la reconstrucción ya que muchos de los pacientes de Sophie no pueden detener su tratamiento más de 10 días.

El falso techo de la clínica se derrumbó por la explosión. La foto está tomada desde donde estaba la puerta. Foto tomada la misma noche después de la explosión (Foto: Rona Abi Azar).

“Viví toda la guerra civil libanesa durante 25 años. Mi casa fue destruida siete veces. La reconstruí siete veces. La explosión de Beirut es mucho peor que cualquier cosa que hayamos experimentado durante la guerra”, añade Rona.

La reconstrucción y la falta de apoyo

Todos los negocios en el Líbano estaban luchando incluso antes de la explosión. La crisis económica y la pandemia de COVID-19 no perdonaron a nadie. “Solía viajar a París y a Italia para comprar mercancía para la tienda, pero desde el coronavirus no he podido hacerlo. Además, la crisis económica y la inflación de los precios han agotado los ingresos de todo el mundo. Vendemos ropa y. después de la crisis económica, comprar ropa nueva, para la mayoría de la gente, se ha convertido en un lujo que no pueden permitirse", señala Rona.

Rona y su hija Lydie de nuevo en su tienda a pesar de los riesgos, dispuestas a reconstruir su negocio (Foto: Joe Hammoud).

La tienda de ropa es su único ingreso, que se ha visto comprometido en los últimos 10 meses. El temor a las facturas por las reparaciones y artículos dañados comenzó a apoderarse de ellas. Los precios del vidrio, el aluminio y el hierro se dispararon desde el comienzo de la crisis económica en octubre de 2019. Los proveedores necesitan dólares para comprar la materia prima y los clientes tienen que pagar estos precios. “Un simple candado puede costar ahora hasta 1 millón de liras libanesas. ¿Cuánta gente se lo puede permitir?  Tuvimos que elegir qué arreglar en la tienda. Nos sentimos privilegiadas de que los daños de la tienda hayan podido repararse porque la puerta no se rompió del todo, pero aun así fue muy caro arreglar nuestra vitrina y las cerraduras”, afirma Rona.

“Me rompe el corazón ver a mis vecinos y a la gente esperando en la cola para recibir comida y ayuda. La gente viene a pedirme que les avise cuando llegan los paquetes de comida de los voluntarios porque los necesitan. Ni siquiera en los tiempos más oscuros de la guerra civil sufrimos una destrucción de tal magnitud en las casas, los negocios y las vidas de la gente”, dijo Rona mientras su voz comenzaba a quebrarse de dolor.

Rona de pie en su tienda tras la reconstrucción (Foto: Joe Hammoud).

Esperanza

Rona y su hija Lydie están de acuerdo en lo importante que es la esperanza. “Todavía tenemos esperanza. En nosotras mismas y en nuestra gente. No queremos dejar el país, al contrario, queremos quedarnos, reconstruir y ser parte de ese cambio. En cuanto a la boutique, dudamos que la gente venga y compre ropa nueva, especialmente ahora, pero hemos creado una página en Instagram (@boutiqueronamoda) y tratamos de vender algunos artículos dentro y fuera del Líbano. Esperemos que las cosas mejoren y que un día podamos recuperarnos individualmente y como sociedad", concluye Rona.

Por Joe Hammoud para Acción contra el Hambre

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