La gestión de las aguas residuales reduce los riesgos para la salud

La buena gestión de aguas grises y negras reduce los riesgos sanitarios y detiene el deterioro de los recursos naturales, especialmente para aquellas personas más vulnerables, como las refugiadas y desplazadas. Lucía Villamayor, gestora de programas de Agua, Saneamiento e Higiene de Acción contra el Hambre en Zahle, Líbano, nos cuenta cómo ha cambiado la vida de los refugiados sirios en materia de saneamiento, desde que la organización desplegó sus programas.

El Gobierno de Líbano estima que el país hospeda a 1,5 millones de refugiados sirios que han huido de la guerra civil que comenzó en Siria en marzo de 2011. La situación de estos refugiados sigue siendo a día de hoy altamente precaria.

Por otro lado, el estado del sector del agua en Líbano es el reflejo de 15 años de guerra civil, dos décadas de postconflicto y la reciente crisis siria. Esta última ha aumentado en un 30% el número de individuos a los que abastecer con agua y sistemas de gestión de aguas residuales adecuados, en un país que carece de conexiones de agua básicas para el 20% de su población, donde las redes son poco fiables y donde solo el 8% de sus aguas residuales son tratadas con efectividad. Esta situación coloca a Líbano bajo una enorme presión en relación a sus recursos naturales y a su capacidad de gestión de aguas residuales.

                                                                      Foto: Iván Álvarez

Hasta ahora Líbano no ha sido capaz de aportar una solución integral para dos poblaciones que comparten el mismo problema de salud  pública como es la gestión de aguas residuales. Seis años después del comienzo del conflicto sirio los refugiados se agrupan en asentamientos informales, donde siguen tomándose medidas propias de las emergencias: las aguas residuales se acumulan primeramente en tanques y pozos ciegos, los cuales  requieren de frecuentes y costosos servicios de recogida que transportan las aguas a las pocas instalaciones para su procesamiento o, más a menudo, a puntos de vertido donde no son tratadas en absoluto.

En muchos asentamientos los servicios de recogida no son suficientes y las aguas negras desbordan al lado de las letrinas. La gestión de aguas grises es en muchos casos inexistente y son descargadas directamente fuera de los hogares. Frente a esto, y dada la escasa inversión de fondos al desarrollo destinados a Líbano, Acción contra el Hambre apuesta por soluciones innovadoras y sostenibles que permitan seguir proveyendo a la población refugiada de los servicios básicos de saneamiento.

                                                                   Foto: Iván Álvarez

Estas medidas permiten reducir los riesgos sanitarios en los asentamientos informales, detener el deterioro de los recursos naturales y controlar el gasto en servicios de recogida, a la vez que se respetan las regulaciones del país. De acuerdo a la legislación, existen ciertas limitaciones a la hora de hacer conexiones y construcciones permanentes en los asentamientos informales.

Un ejemplo es el sistema de saneamiento construido en un asentamiento del Valle del Bekaa, donde los casos de encharcamiento de aguas negras y grises eran muy comunes, especialmente durante las precipitaciones en invierno. Se conectaron las tiendas a una fosa séptica mejorada, que trata y limpia las aguas residuales, hecha con tanques de plástico conectados en cadena, fáciles de extraer cuando ya no sea necesario su uso. El agua aquí tratada y libre de patógenos que puedan suponer un riesgo, se infiltra en el terreno con ayuda de un sistema de tuberías de irrigación que descarga en una gran zanja rellena de grava, aumentando la superficie de absorción del suelo. Desde que se implementó, no se han detectado más casos de encharcamiento de aguas residuales.

Lamentablemente, y por motivos de seguridad, hay zonas donde no se permite el acceso a la plantilla internacional. Gestionar proyectos en remoto es difícil y su consecución hace imprescindible la presencia de un buen equipo local, que comprenda los problemas cotidianos en estas áreas más conflictivas. En todo caso la acogida de estos proyectos ha sido muy buena y las intervenciones han supuesto una mejora sustancial en el entorno en el que viven las familias sirias.

 

Por Lucía, Villamayor. Gestora de los programas de Agua, Saneamiento e Higiene de Acción contra el Hambre en Zahle, Líbano.

Fotos: Iván Álvarez, jefe de proyecto de Agua, Saneamiento e Higiene para Acción contra el Hambre.

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