Luchando por cubrir las necesidades básicas, el caso de Amara y su familia

Amara[i] es una mujer siria de 35 años que escapó de la guerra de Siria. Ahora vive en un pequeño apartamento en Bourj Hammoud, Beirut, con su marido y sus 4 hijos de 8, 7, 5 y 3 años. El apartamento apenas tiene espacio para todos ellos. Tiene dos habitaciones con colchones finos en el suelo, así como una cocina y un baño equipados con muebles básicos. La situación se ha vuelto muy difícil para esta familia. Amara no puede trabajar porque cuida de los niños, y su marido tampoco puede trabajar por problemas de salud que requieren un tratamiento que no pueden permitirse.

Líbano acoge actualmente a cerca de 1,5 millones de refugiados sirios y a 200.000 palestinos, siendo el país que acoge al mayor número de refugiados per cápita y por kilómetro cuadrado[ii]. Nueve de cada diez refugiados sirios en el Líbano viven en la pobreza y dependen sobre todo de la ayuda humanitaria para obtener dinero en efectivo, alimentos y otras necesidades básicas[iii], al igual que la familia de Amara.

También explica que "a veces nos endeudamos con mis vecinos o familiares para comprar comida; ellos conocen nuestra situación. También nos endeudamos con el dueño del minimercado". Como demuestra su caso, endeudarse es uno de los mecanismos de supervivencia más utilizados por los hogares de refugiados sirios en el país: en 2021, el 92% de ellos recurrió a préstamos, sobre todo para comprar alimentos (93%), pagar el alquiler (49%) o comprar artículos de primera necesidad no alimentarios (34%) y medicamentos (34%)[iv].

Amara en su cocina con un frigorífico que no funciona dadas las escasas horas de electricidad disponibles al día en su casa de Bourj Hammoud, uno de los barrios más pobres de Beirut. (Elena García Serra/Acción contra el Hambre).

La seguridad alimentaria y los medios de vida ya no son seguros para un número cada vez mayor de personas vulnerables en el Líbano. La situación económica general del país provocó que más de la mitad de los libaneses tengan ahora unos ingresos por debajo del umbral de pobreza y ha duplicado la pobreza multidimensional[v], alcanzando el 82% en 2021 frente al 42% en 2019[vi]. La inflación total de los alimentos y las bebidas (no alcohólicas) alcanzó el 1874% entre diciembre de 2019 y octubre de 2021[vii], lo que dificulta aún más la situación de las personas sin recursos.

Amara compra arroz, patatas, bulgur, pan y verduras de baja calidad porque son más baratos. No puede comprar ninguna fuente de proteínas, productos lácteos o fruta porque son demasiado caros, y no puede almacenarlos de forma segura por falta de electricidad.  "Durante dos días, uno de mis vecinos me trajo manzanas y mis hijos estaban tan contentos que se comieron todas las manzanas", cuenta Amara.

"No hay suficiente comida disponible en la casa. Mi hijo estaba desnutrido y apenas comemos. Mis hijos siempre tienen hambre y quieren comer cada 2-3 horas. Los niños no pueden soportar el hambre. Mi marido y yo sólo hacemos 2 comidas al día, y disminuimos las raciones para que mis hijos puedan comer la cantidad que necesitan". Al igual que Amara, el 71% de los refugiados sirios en el Líbano redujo el tamaño de sus raciones en 2021, de las comidas, y el 67% redujo el número de comidas ingeridas al día[viii].

Acción contra el Hambre apoya a familias en apuros como la de Amara

Acción contra el Hambre pretende aliviar el sufrimiento de familias como la de Amara a través de intervenciones en Seguridad Alimentaria y Medios de Vida. Durante 2021, Acción contra el Hambre llegó a un total de 6.277 personas (incluidas 2.626 mujeres) en Líbano en este sector de intervención.

Junto con el apoyo de la Embajada de Francia, Acción contra el Hambre desarrolló actividades de nutrición, incluida la promoción de la alimentación de lactantes y niños pequeños, y distribuyó ayuda monetaria multipropósito a las familias que más lo necesitaban en Beirut. Hasta ahora, en el marco de este programa, se ha llegado a 607 hogares, que incluyen aproximadamente a 3.035 personas.

Amara con 3 de sus 4 hijos en el pequeño apartamento donde vive en Bourj Hammoud, Beirut (Elena Garcia Serra/Acción contra el Hambre)

Amara también participó en las actividades de concienciación sobre nutrición y dijo que fueron útiles, y que aprendió más sobre la lactancia materna y sobre lo que debe comer durante el embarazo. Amara también aprendió mucho sobre malnutrición y a utilizar la cinta métrica para medir el perímetro braquial: "Después de asistir a estas sesiones, cada mes mido el perímetro braquial de mi hijo menor para asegurarme de que está bien y come bien", en referencia a su hijo de 3 años, que solía sufrir desnutrición, según la madre. La desnutrición es una afección que se produce cuando la ingesta de energía o nutrientes es deficiente, excesiva o desequilibrada (según la Organización Mundial de la Salud[ix]).

La familia depende sobre todo de la ayuda monetaria multipropósito que les proporciona la organización. La utilizan principalmente para pagar el alquiler, la electricidad y la comida. "Sin la ayuda en efectivo, seguro que nos desahuciarían y dormiríamos en la calle". - dice Amara. Sin embargo, la ayuda no es suficiente para que su familia cubra todas las necesidades básicas y siguen viviendo en una situación muy frágil. Dada la prolongada crisis del país, cada vez es más necesaria una ayuda humanitaria que garantice un apoyo sostenible a las familias que viven en Líbano como la suya.