¿Recuerdas qué sonidos te daban miedo cuando eras pequeño?

Tal vez el rechinar de una puerta que se abre, los ladridos de un perro a lo lejos, los truenos en una noche de tormenta, las sirenas de las ambulancias…

Hay un sonido que da más miedo que todos ellos, un sonido que aterra cada año a cinco millones de niños en el Sahel: el rugido de un estómago vacío al irse a la cama cada noche. Es el sonido del hambre. En 2017 este sonido puede llegar a ser también atronador para 20 millones de personas en todo el mundo, pudiendo alcanzar los agudos de la hambruna en al menos cuatro países.

 

En el Sahel, una franja semidesértica al sur del Sáhara donde viven 150 millones de personas en países como Malí, Níger, Senegal o Mauritania, el sonido del hambre empieza a subir decibelios cada año en junio y no se acalla hasta septiembre. Es la conocida como “estación del hambre”, que se produce periódicamente desde que se agotan progresivamente las reservas de la cosecha del año anterior y hasta que se recoge la siguiente cosecha.

Este periodo pone en jaque a 30 millones de personas y en peligro de morir por inanición a cinco millones de niños. Todos los años. Durante la estación del hambre los precios del mijo o el sorgo, en los que se basa la dieta de la población, llegan a duplicarse y es habitual que un campesino tenga que pagar en el mercado hasta tres veces más por el cereal que vendió solo unos meses antes, porque no tuvo los medios para conservarlo. Es habitual también que en estos meses las familias se endeuden para poder pagar el alimento o que vendan las pocas cabezas de ganado que tienen (camellos, vacas o cabras) para obtener algo de dinero.

Cuando también estos recursos se agotan reducen su número de comidas al día. Primero a dos. Luego a una. Sin comida, los niños y niñas menores de cinco años ven mermadas sus reservas de grasa, quedan más expuestos a contraer enfermedades y terminan viendo afectadas sus funciones vitales. Dejan de jugar, dejan de tener apetito. En este momento el hambre se transforma en desnutrición aguda, la enfermedad relacionada con la mitad de muertes en el mundo antes de cumplir los cinco años.

La estación del hambre es un fenómeno cíclico anticipable y también reversible. Pero para ello es necesario que todos podamos oír el sonido del hambre antes de que sea ensordecedor, antes de que se convierta en una emergencia. Podemos acallarlo mucho antes ampliando el alcance de proyectos exitosos, ya probados sobre el terreno, enfocados a la prevención y que refuerzan la resiliencia de las comunidades.

El sonido del hambre es una campaña de Acción contra el Hambre, la Comisión Europea y la Cooperación británica que trata que más gente escuche y entienda este sonido.

Porque solo si llegamos a oír el sonido del hambre nos pondremos en marcha para silenciarlo.

Ayúdanos a compartir el sonido del hambre. Ayúdanos a silenciarlo. 

www.elsonidodelhambre.org

 

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