Sudán del Sur: Sube el agua, aumenta el hambre

La gente de Old Fangak, en Sudán del Sur, lucha todos los días para mantener a raya dos amenazas: las inundaciones y el hambre.

En julio de 2020, lluvias inusualmente intensas provocaron un aumento de las aguas del Nilo Blanco. Todos los cultivos resultaron dañados, dejando a las familias con poco para comer.

No todo el mundo en Old Fangak tiene una red de pesca que les permita sacar provecho de los peces en las aguas. Padre e hijo, Peter y Samuel, se encuentran entre los pocos afortunados, pero con la red de pesca viene la responsabilidad y el sacrificio. Peter y Samuel se quedan en las aguas inundadas para pescar todos los días y alimentar a los niños, mientras que el resto de su familia se ha refugiado en una de las pocas tierras altas secas que quedan.

A través de pastos altos que crecen en medio del agua hasta el pecho flota una pequeña balsa hecha de pasto seco. Peter y Samuel se sientan encima.

“Decidimos quedarnos aquí porque sabemos que en todas partes se inunda así. Hicimos una pequeña isla con la hierba para poder dormir aquí”, dice Samuel.

"Cuando nos dimos cuenta de que con las inundaciones el agua subía demasiado, decidimos no mantener a los niños aquí porque cuando vamos a pescar, algunos podrían ahogarse mientras jugamos", explica Peter. "Le dijimos a nuestra familia que nos quedaríamos aquí pescando para alimentarlos".

Peter se sienta dentro de la casa de su familia, rodeado de agua.
[Foto: Peter Caton para Acción contra el Hambre]

Antes de las inundaciones, en su familia cultivaban juntos la tierra. Pero la noche en que el agua destruyó el último dique que protegía su casa sumergiéndola, Samuel y Peter tomaron la decisión de quedarse atrás, un momento que padre e hijo recuerdan con tristeza.

"Mi peor recuerdo es cuando mis hijos se fueron en una balsa de plástico porque no pudimos conseguir una canoa. Sabía que el plástico no era seguro y que podía romperse. Tenía miedo de que mis hijos se cayeran y se ahogaran". recuerda Samuel. “Pero, cuando nos dimos cuenta de que el agua entraba a la casa con fuerza, formamos con el plástico una balsa flotante y metimos a los niños dentro para llevarlos a un altiplano”.

Pasan los días y Peter y Samuel continúan pescando, haciendo todo lo posible por conseguir suficiente alimento para su familia y contar con excedentes para vender, para comprar otros tipos de alimentos. No tienen otra opción: las inundaciones arrasaron cualquier otro medio de sustento.

"Todas las cabras y vacas están muertas. Todo el sorgo está sumergido. Los cultivos que sembramos están bajo el agua por completo", dice Samuel. "El agua que mató a las cabras y a las vacas. Pastorearon en el agua y cogieron una enfermedad y murieron".

Muchos animales de ganado enfermaron después de beber agua de la inundación y se murieron.
[Foto: Peter Caton para Acción contra el Hambre]
 

Las familias de Old Fangak dependían de sus cultivos para tener algo que comer al comienzo de este año. Pero todo ha desaparecido y las lluvias han comenzado una vez más, llegando antes de lo habitual. El hambre es una constante para todos. Los padres sacrifican todo lo que tienen para alimentar a sus hijos.
 

"A veces puedo pasar hasta un mes sin ver a mis nietos. Lo que podemos pescar, se lo enviamos, pero no puedo verlos", dice Peter. "Extraño a mis nietos, pero no puedo caminar por las zonas inundadas, mis piernas están débiles y la canoa solo se alquila por días para vender y llevar el pescado a los niños ".

En la canoa, un árbol hueco caído, no caben Samuel, Peter y los peces que pescaron. Samuel es el más fuerte, por lo que generalmente va solo a las tierras altas para dar el pescado a su familia y vender lo que puedapreservar , mientras que Peter se queda en la isla de pasto.

"Cuando pescamos, soy yo quien lleva el pescado a los niños, mi padre no puede ir por las piernas. Yo llevo el pescado al altiplano y lo vendo y compro harina para que mi familia pueda comer “chapati” [un pan plano], o si no puedo vender el pescado, simplemente se lo comen”, dice Samuel.
Samuel sentado en lo alto de la pequeña isla de hierba donde él y su padre han estado viviendo.
[Foto: Peter Caton para Acción contra el Hambre]

Aunque el agua anegada proporciona pescado, no es suficiente para llenar los estómagos vacíos ni para mantener una dieta equilibrada. Sin otros alimentos, es difícil reprimir el hambre. Sin embargo, los dos pescadores ni siquiera pueden contar con pescar cada día.

"Ahora, los peces son demasiado pequeños y se mueven con la corriente del agua. A medida que el agua sigue subiendo, los peces se alejan", explica Samuel. "El agua sigue subiendo y podría incluso pasar por encima de nuestra isla".

Pedro y Samuel están de acuerdo en que una inundación como esta es inaudita. Muchas familias como la suya están luchando para hacer frente a los daños causados ​​por las inundaciones y el hambre resultante continúa hasta el día de hoy, más de seis meses desde que comenzaron las inundaciones. El clima no muestra patrones que los lugareños reconozcan, una preocupación para muchos porque no saben cuándo la tierra estará despejada para cultivar nuevamente.

"La inundación ya ha alcanzado este nivel y, sin embargo, el agua sigue entrando y saliendo, aunque la lluvia ha cesado. Esta inundación podría ser la peor que he visto en mi vida. La gente morirá de hambre", dice Peter.

La respuesta de Acción el Hambre

En Old Fangak y las áreas circundantes, desde Acción contra el Hambre prevenimos y tratamos la desnutrición, brindamos atención médica y mejoramos el acceso a agua potable, saneamiento seguro y buena higiene. Para ayudar a las familias desplazadas por las inundaciones, hemos puesto en marcha una respuesta de emergencia para brindar asistencia alimentaria, kits de pesca y semillas, con el apoyo de la Unión Europea.