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Testimonios desde Malawi: la resiliencia de Vasiku y Marie Temu

Testimonios desde Malawi: la resiliencia de Vasiku y Marie Temu

 

Este año la sequía está acentuando la escasez de comida como consecuencia de las inundaciones del año pasado en el área

Vasiku Temu y su mujer Marie Temu se casaron en 1971. Solían vivir en el Distrito de Ntcheu debido a su trabajo en el gobierno, pero en 1981 se fueron a Nsanje, donde él nació, para establecerse. Desde entonces han vivido allí, en su pequeña casa de 10m2, donde criaron a sus seis hijos.

A pesar de su edad, solían cultivar cada año un pequeño terreno de 10x10 metros, para conseguir algo de maíz. Compensaban la escasa producción de comida con trabajo temporal en el terreno de sus vecinos. “Es un trabajo muy duro”, dicen “y consigues muy poco, alrededor de 400kw al día (0,5 euros)”. Pero debido a la sequía de este año no pudieron obtener ningún beneficio de sus cultivos y el trabajo ocasional en las tierras de sus vecinos descendió drásticamente.

Hubo algunas lluvias en Octubre y Noviembre, pero en los últimos meses “era como el infierno”, dice él, sin lluvias en los últimos cuatro meses hasta finales de Marzo, y todos los cultivos se perdieron. “Es muy triste ver los cultivos, todo el mundo ha perdido sus cosechas”, dice. A pesar de la falta de recursos, Vasiku y Marie Temu están cuidando de algunos de sus nietos: “nuestras hijas e hijos tampoco tuvieron cosechas”, comenta la anciana pareja, “y hace algunos meses nos mandaron a algunos de sus hijos para que nos hiciéramos cargo de ellos y reducir la sobrecarga en sus hogares”.

Este año la sequía está acentuando la escasez de comida como consecuencia de las inundaciones del año pasado en el área. “No pudimos plantar el año pasado”, dice Mr. Vasiku, “mi cultivo está cerca del río y las inundaciones arruinaron mi producción agrícola y arrastró los nutrientes del terreno, mucha tierra procedente de las montañas fue depositada allí, en el valle”.

La escasez de comida

Mr. Temu afirma que necesitan alrededor de 10 tazas de maíz al día para alimentarse, pero debido a la escasez de maíz en el mercado, los precios de la comida subieron en los últimos meses, y una taza de maíz (0,5 kg) actualmente cuesta alrededor de 100Mkw (0,15 euros), un precio que no pueden asumir. Debido a los precios de los últimos meses había días en los que tenían que saltarse alguna comida, sobre todo por la mañana, cuando se levantan y van a los cultivos a buscar comida o trabajo.

La falta de comida adecuada obligó a su familia a comer plantas indígenas que, en condiciones normales, no deberían consumir.  Dos veces a la semana el anciano hombre anda cinco kilómetros desde su casa all río Shire a recoger nyka en la orilla, una planta indígena usada por las familias pobres cuando no tienen otro alimento. Además, comenzó a recoger bambú en la inmediaciones del río para hacer productos artesanales que venden en el mercado local por 700 Mkw cada pieza (1 euro), pero es difícil recoger y llevar el bambú hasta su casa, así que difícilmente pueden hacer dos o tres artesanías a la semana. Su mujer solía ayudarle pero sufre de presión arterial alta, y los doctores recomiendan que no haga grandes esfuerzos y se quede en casa.

La vieja pareja está muy agradecida a Acción contra el Hambre por la ayuda recibida: “decidimos compartir las raciones de comida con nuestros hijos e hijas y con sus familias”, dijeron, “así que la comida que recibimos no duró mucho, ¿pero qué podíamos hacer?" Afirman que les gustaría recibir más comida y también algunas semillas y herramientas para trabajar en su terreno; no quieren depender de nadie pero también les gustaría incrementar la producción de maíz y verduras. “Sé lo que hay que hacer”, dice él, “pero no tengo los recursos adecuados y son demasiado caros para mí”.

El precio de una azada tradicional ronda los 4.000 o 5.000 Mkw (6-7 euros), una cantidad que Mr. Temu no podría permitirse ni en sus mejores sueños. “También me gustaría tener una bomba de pedal para poder regar mi terreno con ella”, dice con voz apagada, como un niño tímido y con el reflejo de ese sueño en sus ojos.

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