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Trabajadores sanitarios comunitarios, en primera línea en la lucha contra la COVID-19

Trabajadores sanitarios comunitarios, en primera línea en la lucha contra la COVID-19

 

Cuando una niña o un niño contrae el paludismo en Malí, suele ser una trabajadora o un trabajador sanitario comunitario quién identifica primero la enfermedad. Cuando una madre quiere mejorar la dieta de su hija o de su hijo en Tanzania, recurre a una voluntaria o un voluntario sanitario comunitario. Y cuando un padre quiere aprender a detectar la desnutrición en sus hijas o hijos en Somalia, una trabajadora o un trabajador sanitario le capacita.

Las trabajadoras y los trabajadores sanitarios comunitarios están en primera línea trabajando en las comunidades más aisladas del mundo. Con la COVID-19 esta situación no ha cambiado: estas mujeres y hombres valientes siguen siendo las personas de las que dependen las comunidades para mantenerse saludables.

A pesar de las restricciones de movimiento, el confinamiento y el distanciamiento social, las trabajadoras y trabajadores sanitarios comunitarios encuentran formas de promover comportamientos saludables, ayudar a las familias a prevenir la desnutrición y otras enfermedades, y tratar a las niñas y niños con desnutrición aguda.

Sin embargo, no ha sido fácil: la mayoría de las trabajadoras y trabajadores sanitarios comunitarios dependen de las capacitaciones grupales, de las visitas a domicilio y de las interacciones personales para llevar a cabo su trabajo. Debido a la falta de equipos de protección personal y el temor a contraer el virus, algunas trabajadoras y trabajadores sanitarios comunitarios se han quedado en casa y se han puesto en contacto por teléfono con las familias con las que trabajan.

Hemos preguntado a nuestras voluntarias y voluntarios, y trabajadoras y trabajadores sanitarios comunitarios en África oriental cómo es estar en primera línea en medio de una pandemia.

La seguridad en los centros de salud

Trabajadores sanitarios comunitarios, en primera línea en la lucha contra la COVID-19

Nuestro personal sanitario de Somalia mostrando información sobre la COVID-19 en uno de nuestros centros de salud materno-infantil.

En nuestros centros de salud se han puesto en marcha diversas medidas para garantizar que los programas de salud y nutrición puedan continuar de forma segura. Esto incluye cambios en las horas y días de trabajo para reducir las multitudes, diferentes racionamientos de los tratamientos de nutrición para reducir el número de visitas necesarias a los centros de salud, distanciamiento social dentro de las zonas de espera, puntos de lavado de manos, y el suministro de equipos de protección al personal de salud.

"Los servicios de nutrición para los pacientes externos han pasado de ser semanales a quincenales y las raciones que se dan en los servicios de alimentación suplementaria han pasado de ser quincenales a mensuales para evitar el hacinamiento en los lugares de distribución". Bhakita, trabajador sanitario en Wanyjok, Sudán del Sur.

"Se ha reducido el número de días en los que trabajamos en los centros de salud para evitar el hacinamiento. Esto me ha afectado personalmente, porque ahora trabajo menos días". Victor, trabajador sanitario en Yumbe, Uganda.

Cómo ha cambiado la vida en sus comunidades

Trabajadores sanitarios comunitarios, en primera línea en la lucha contra la COVID-19Trabajadores sanitarios comunitarios: Victor (izquierda) y Simon (derecha) en Uganda.

Las Naciones Unidas predicen que la pandemia de COVID-19 podría causar que el hambre casi se duplique para finales de año. Las trabajadoras y trabajadores sanitarios comunitarios ya han visto el impacto de las restricciones de movilidad y de la crisis económica mundial en las comunidades donde viven y trabajan.

Han visto aumentar los costes de transporte, lo que ha dado lugar a retrasos en los envíos de alimentos. También informan de que los mercados están cerrados porque están desbastecidos. En Uganda, la limitada financiación y disponibilidad de alimentos ya ha obligado al Programa Mundial de Alimentos a recortar las raciones alimentarias mensuales que proporciona a los refugiados. "Antes, una persona obtenía 12 kg de cereales para un mes, ahora están se les está entregando 8,8 kg", dice Simon en Yumbe, Uganda.

"El precio de los productos básicos como la sal y el jabón ha subido. El confinamiento y el cierre de fronteras han causado una escasez de artículos en el mercado." Andrea, trabajadora sanitaria en Malualkon, Sudán del Sur

"Muchas cosas han cambiado, especialmente nuestras actividades sociales, culturales y religiosas. No nos podemos saludar como antes. También está en nuestra cultura que la gente se reúna y discuta asuntos sociales, pero ahora eso ha sido limitado debido a la COVID-19." Gatkek, en Gambella, Etiopía.

"La gente no puede sentarse junta o visitarse o buscar un trabajo. Ahora todo es difícil porque los residentes de este pueblo a menudo buscan trabajos de carácter temporal. Ahora no hay trabajo, no porque no lo haya, porque tienen miedo de que les lleves el virus."  Selina, en Isiolo, Kenia.

La respuesta a la COVID-19

Trabajadores sanitarios comunitarios, en primera línea en la lucha contra la COVID-19Trabajadores sanitarios comunitarios: Khan (izquierda) y Gatkek (derecha) en Etiopía.

Las trabajadoras y trabajadores sanitarios comunitarios son más que personal sanitario: son movilizadores de la comunidad, educadores y residentes de confianza de las comunidades con las que trabajan. Para evitar la propagación de COVID-19, ayudan a difundir mensajes sobre salud e higiene, así como el distanciamiento social.

"Nuestras comunidades nos necesitan, somos sus televisores y radios. No tienen otra manera de obtener esta información. Cuando oímos algo en la radio, se lo comunicamos para que estén informados sobre lo que el gobierno ha establecido, como el uso de máscarillas." Selina, Kenia. 

"Estamos creando conciencia sobre la COVID-19 utilizando megáfonos y reproduciendo mensajes de audio que han sido traducidos al idioma local, mientras distribuimos suministros de agua, saneamiento e higiene en los campamentos de desplazados" Abdulwas en Gambella, Etiopía.

En Etiopía, estamos colaborando con funcionarios del gobierno para garantizar que las trabajadoras y trabajadores sanitarios comunitarios y las funcionarias y funcionarios de nutrición de cada uno de nuestros centros reciban capacitación sobre cómo prevenir la COVID-19 y qué hacer si se encuentran con un caso sospechoso. En los campamentos de refugiados, las voluntarias y voluntarios sanitarios son la columna vertebral de nuestra labor de divulgación: se aseguran de que se identifique y se trate a las niñas y niños gravemente desnutridos y de que se sigan prestando servicios que salven vidas.

Las visitas a domicilio

Trabajadores sanitarios comunitarios, en primera línea en la lucha contra la COVID-19Trabajadoras y trabajadores sanitarios comunitarios: Selina (izquierda) y Samuel (derecha) en Kenia.

Samuel y Selina son voluntarios en Isiolo (Kenia) y trabajan juntos para apoyar a 120 familias. Solían visitar unos diez hogares al día, pero ahora se ha reducido a uno, y sólo para casos de emergencia.

"Como voluntario, temo por mi vida. No sé quién tiene el virus, así que es difícil brindar apoyo a la gente. Ahora vamos a las casas una vez a la semana por el miedo al coronavirus. El otro día recibí una llamada porque un niño tenía diarrea. Fui y les ayudé rápidamente. Para el resto de casos llamamos por teléfono", explica Samuel.

Lo mismo ocurre con Elizabeth, una voluntaria de la comunidad en Mpwapwa, Tanzania: "La vida ha cambiado, ya no hacemos las cosas como antes, como las visitas a domicilio, y tenemos que sentarnos lejos unos de otros. Esto ha afectado nuestro servicio a la comunidad porque todos vivimos con miedo".

Trabajadores sanitarios comunitarios, en primera línea en la lucha contra la COVID-19Una voluntaria sanitaria comunitaria: Elizabeth, en Tanzania.

¿Qué necesitan las trabajadoras y trabajadores sanitarios comunitarios?

Para servir a sus comunidades de manera segura durante esta pandemia, las trabajadoras y trabajadores sanitarios comunitarios necesitan información, capacitación y equipos de protección. También necesitan apoyo en materia de salud mental: las trabajadoras y trabajadores de la salud se enfrentan a nuevos horarios de trabajo, al aumento del número de casos debido al incremento de las necesidades de las comunidades y al estrés de la posible exposición al virus y a los estigmas asociados a él.

"Nosotras las voluntarias nos ayudamos mutuamente. Necesitamos máscaras, jabón, desinfectante, bidones de agua cuando capacitamos a la comunidad. Es necesario tener estos artículos para que la gente vea y crea en lo que decimos". Selina, Kenya.

"Caminamos largas distancias, así que necesitamos una bicicleta, y botas e impermeables porque ha estado lloviendo." Bhakita, Sudán del Sur.  

"Necesitamos materiales de comunicación como megáfonos, camisetas para la visibilidad para educar a las comunidades, artículos de protección y bolígrafos y libros para registrar los datos". Victor, Uganda.

“Necesitamos jabón y agua para enseñar a la gente a lavarse las manos. Conocemos a nuestras comunidades, aprenden con los ojos." Samuel, Kenia.

Trabajadores sanitarios comunitarios, en primera línea en la lucha contra la COVID-19

Trabajadoras y trabajadores comunitarios de salud: Bhakita (izquierda) y Andrea (derecha) en el Sudán del Sur.

En toda África oriental y en muchas otras zonas del mundo, las trabajadoras y trabajadores sanitarios comunitarios, y las voluntarias y voluntarios desempeñan un papel fundamental en la salud de las niñas y niños, y las familias. Su labor ha adquirido una importancia aún mayor a medida que se extiende la pandemia de COVID-19.

Desde Acción contra el Hambre hacemos todo lo posible para formar y equipar a nuestras trabajadoras y trabajadores comunitarios con todas las herramientas que necesitan para mantenerse seguros e informados mientras sirven a sus comunidades, pero necesitamos más apoyo para mantener esa labor vital.

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