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Yemen: la lucha de una familia por sobrevivir

Yemen: la lucha de una familia por sobrevivir

 

LAS CIFRAS SOBRE LA SITUACIÓN HUMANITARIA EN YEMEN SON DESASTRES. DESPUÉS DE SEIS AÑOS DE CONFLICTO, 13,5 MILLONES DE PERSONAS NO TIENEN SUFICIENTE COMIDA PARA COMER. 24 MILLONES DE YEMENÍES, EL 80% DE LA POBLACIÓN DEL PAÍS, NECESITAN AYUDA.

 

La cifra más impactante es probablemente la que muestra la situación de los más pequeños. De hecho, uno de cada cinco niños y niñas en Yemen sufre desnutrición aguda, la forma más mortal del hambre.

Estas cifras sirven para describir la peor crisis humana del mundo. Pero, olvidada con demasiada frecuencia en titulares y tweets, estos números encarnan personas reales que luchan por sobrevivir y familias reales que tienen sus propias historias que contar.

Como parte de nuestra intervención en Yemen, desde Acción contra el Hambre apoyamos financieramente a miles de estas familias para ayudarlas a sobrevivir. Recientemente, nos recibieron en una de sus casas, donde compartieron un poco de cómo es su vida.

Junto a Waleed, nuestro conductor, y Adel, nuestro supervisor de seguridad alimentaria y medios de vida, nos dirijimos por las polvorientas carreteras hasta la aldea de Qaddah, a lo largo de la costa oeste de Yemen. Nos recibió Ali, el director de la escuela local y un líder comunitario muy respetado que ayuda a nuestros equipos a identificar y llegar hasta las familias de la aldea. Nos llevó a visitar a Fátima* y a su familia.

Después de que su esposo muriera de varios derrames cerebrales, Fatima se ocupó de su hogar y tuvo que mantener a seis niños. Dos de sus hijos mayores sufren graves discapacidades que les impiden trabajar.

EN CASA DE FÁTIMA

La pequeña casa de la familia está hecha de ramas de palmera, que forman un perímetro difuso alrededor de su terreno, dejando la casa expuesta al peligro. Cuando entramos y nos sentamos con Fatima y sus hijos, no se veía ni la cocina ni el baño. Su horno está al aire libre, lo que representa un peligro de que se produzca un incendio. Un balde lleno de arena es lo único que se ve a mano para evitar que se extienda el fuego. Nos preocupa qué sucederá si alguien no lo apaga bien y las chispas se disparan contra las paredes, hechas de un material que puede arder rápidamente.

Fátima se tapa la cabeza con las manos y recuerda con angustia la terrible situación de hace unos años, cuando esta parte de Yemen era constantemente bombardeada. La familia se escondía debajo de los asientos en los que estamos sentados hoy. La única comida que tenían eran sobras de pan, tomates y unas patatas compartidas entre la comunidad.

No preguntamos por el baño, es un tema tabú. Pero, como muchas familias en Yemen, suponemos que usan la zona de detrás de su casa, lo que los expone a enfermedades causadas por alimentos y agua contaminados. La familia duerme afuera, al aire libre, en delgados colchones llenos de mosquitos y otros insectos, en busca de comida.

LLEGAR A FIN DE MES

En esta región de Yemen, las mujeres, incluso aquellas tan fuertes e independientes como Fátima, se enfrentan a grandes desafíos como cabezas de familia. Es difícil para las mujeres encontrar una manera de ganar dinero. Fatima nos muestra con orgullo sus habilidades en la cestería de mimbre: está decidida a convertirlas en un negocio. Pero no es suficiente.

Sari, uno de sus hijos, es pescador. En un buen día, pesca diez peces: ocho para la venta y dos para compartir con su madre, hermanos, esposa, hijas, sobrinas y sobrinos junto al fuego. Sin embargo, a partir de octubre, como todos los años, la temporada de viento en Yemen impide que Sari y el resto de pescadores salgan al mar con seguridad y consigan ingresos durante seis meses.

Fatima utiliza los pagos mensuales en efectivo que le entregamos en Acción contra el Hambre para comprar alimentos en el mercado local. Sus nietas han sufrido recientemente fiebre y también usará parte de su dinero mensual para pagar el transporte a una de las clínicas gratuitas administradas por nuestros equipos.

ESPERANZA EN LA PRÓXIMA GENERACIÓN

Intentamos hablar con el nieto de Fatima, Ahmad, que tiene siete años, pero cuando le preguntamos qué ha aprendido en la escuela últimamente, es demasiado tímido para responder. Luego, cuando nos levantamos para irnos, dice en voz baja lo feliz que está de estar en la escuela y lo emocionado de que su abuela pueda comprar zapatos y material escolar.

La escuela comunitaria está ubicada al lado de la casa de Fatima. La ampliaron hace unos años. Desde Acción contra el Hambre proporcionamos energía solar y pozos de agua para la escuela, lo que ha ayudado a crear un ambiente saludable para más estudiantes.

Ahmad es el único en la familia que asiste a la escuela. A los hijos de Fatima se les negó la educación, por lo que tiene grandes esperanzas en el futuro de su nieto.

Visitamos a Fatima y a su familia durante una hora. Siempre recordaremos su hogar y su amabilidad. Permanecerá en nuestro recuerdo.

* Se han cambiado los nombres.
 

 

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