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Un atisbo de la vida en el Níger rural

Un atisbo de la vida en el Níger rural

Centro de Salud de Níger  

La desnutrición aguda se ceba con los menores de 5 años.

Un atisbo de la vida en el Níger rural

Centro de Salud de Níger

He estado en Níger hace ahora una semana, haciendo una pequeña visita al “terreno”, a los programas de seguridad alimentaria y nutrición en Mayahi, en la región de Maradi. Tuvimos que volar hasta Mayahi y cuando el avión aterrizó, empecé a preocuparme porque me di cuenta de que la mayoría de mi viaje lo pasaría en un avión. Cogimos una ruta circular hasta Maradi, el viaje nos llevó 5 horas y paramos cada 45 minutos más o menos en ciudades cuyos nombres son familiares, como Agadez y Zinder. Mi compañero Ousmane, el advocacy officer de Níger, me habló de las diferentes ciudades en las que paramos y me señaló a dos emires, líderes políticos poderosos, que estaban sentados en la sección VIP del avión. Vestidos con los trajes blancos tradicionales y con turbantes también blancos, recibieron una bienvenida especial, incluida una fanfarria de trompeta, cuando bajaron del avión en Zinder. Nunca había visto algo así.

Finalmente llegamos a Maradi y seguimos el recorrido en un coche en el que hicimos la hora y media de camino hasta Mayahi. La ciudad de Maradi es la capital comercial de Níger. Mientras atravesábamos el tráfico, el caos y el ajetreo, era raro pensar que esa ciudad alberga algunas de las tasas más altas de desnutrición de Níger. Después de unos 30 minutos en el coche, sin embargo, la carretera pavimentada, las tiendas, las casas y los coches fueron reemplazados por arena, árboles y algunos pueblos formados por chozas de arcilla o paja. En ese momento vislumbré por primera vez algunos de los desafíos que supone vivir y trabajar en las zonas rurales de Níger. Llegamos a Mayahi hacia las 15h y fui informada por el coordinador del proyecto y por el coordinador nutricional antes de que la oficina cerrara, y luego hice fatigosamente el camino hacia la casa donde iba a alojarme, esperando una muy esperada ducha y una noche temprana.

A la mañana siguiente nos reunimos con el equipo en el hospital del distrito de Mayahi. Acción contra el Hambre trabaja con el Ministerio de Sanidad y apoya las actividades nutricionales en los hospitales, proveyendo cuidado a los niños hospitalizados que padecen desnutrición aguda. Actualmente hay 53 niños recibiendo tratamiento contra la desnutrición. 30, incluyendo 8 en cuidados intensivos y 2 “casos especiales”, están en lo que se llama la “fase 1”, lo que significa que su situación es seria y que necesitan cuidados las 24 horas para que su salud mejore y se estabilice. Otros 20 niños están en transición, lo que significa que han mostrado alguna mejora pero necesitan más cuidados y reconocimientos médicos antes de que puedan ser transferidos a las “fase 2”, en la que actualmente sólo hay un paciente, para finalmente pasar a la fase de rehabilitación. Como acompañé al doctor en sus reconocimientos, tuve la oportunidad de hablar con alguna de las madres y familiares de los niños y tratar de entender un poco más sobre la situación.

Mabaruka es tímida y ansiosa, pero sorprendentemente hermosa. Tiene 17 años y hace 3 que está casada. Llevando a su espalda a su hija de 4 meses, me dijo que no tenía leche y que no era capaz de amamantar. Desde que vino al hospital hace 9 días los enfermeros le han estado ayudando, pero no ha sido suficiente para alimentar al bebé, que está en la unidad especial porque pesa menos de 3 kilos. Antes de ser enviada al hospital desde su centro médico local, la familia de Mabaruka la llevó a un curandero tradicional, porque pensaban que alguien le había hecho un maleficio para que cayera enferma y dejara de amamantar. La familia le pagó 30.00 CFA (unos 45 euros) –una alta cantidad- por el tratamiento. Al principio ella se sintió mejor, pero continuó con problemas para dar de mamar y su hija seguía perdiendo peso.

Alima es de un pueblo situado a unos 30 kilómetros del hospital, donde cultiva mijo, sorgo, maíz y judías para alimentarse a ella misma y a su familia. Tuvo 12 hijos en total, pero sólo 4 siguen vivos; 2 de ellos murieron cuando ya eran adultos, pero el resto de niños, cuando todavía estaban mamando. Alima está aquí con su nieta, Baru. Baru ha estado enferma durante dos semanas y lleva seis días en el hospital. Ha tenido diarrea y ha estado vomitando pero Alima dice que al principio pensó que era porque le estaban saliendo los dientes. Pero al ir a su centro médico local le dijeron que Baru tenía malaria y que estaba desnutrida y que debía venir al hospital. Alima pensó que Baru iba a morir, pero ahora está yendo mucho mejor, se siente, se levanta y come por sí misma.

Por la tarde fuimos en coche a algunas comunidades cercanas donde Acción contra el Hambre trabaja en seguridad alimentaria y medios de vida. Los miembros de la comunidad salieron para hablarme sobre sus vidas y sus medios de sustento. Me explicaron que la mayoría de ellos son agricultores de subsistencia, algunos tienen cabras y pollos y otros hacen algún tipo de comercio a pequeña escala cuando es posible. La comida que recolectan les llega para siete meses en el mejor de los casos, no más. Me contaron que no solía ser así, pero que las familias están creciendo y la tierra se está volviendo más escasa y difícil de cultivar, porque además tienen problemas para conseguir agua.

Ellos me mostraron cómo Acción contra el Hambre les ha ayudado, por ejemplo con un sistema de crédito donde, después de la cosecha (cuando hay abundancia de productos y por tanto sus precios son bajos) pueden utilizar su producción como fianza  para obtener un préstamo de un banco de micro-créditos. Su cosecha es almacenada en un local cerrado y el préstamo puede ser usado para comprar productos básicos para la próxima siembra y esperar con su producción hasta la estación “flaca”, cuando los stocks de comida empieza a menguar y sus precios a aumentar. Como mucha gente perdió sus medios de subsistencia durante la crisis alimentaria de 2012, Acción contra el Hambre también ha distribuido cabras para intentar ayudar a los miembros de la comunidad a recobrar sus medios de vida. En otra comunidad, a unos 60 kilómetros de distancia, los equipos de Acción contra el Hambre están transfiriendo dinero en efectivo a las poblaciones vulnerables, para que puedan acceder a comida y satisfacer sus necesidades nutricionales.

La gente me quería enseñar más cosas, pero se nos estaba haciendo tarde y tuvimos que irnos. Cuando estuve preparada para volver a la capital, Niamey, sentí que había visto demasiado, pero al mismo tiempo muy poco. Los trabajadores de Acción contra el Hambre y del Ministerio de Sanidad con los que tuve el privilegio de hablar me dieron una idea de algunas de las razones por las que ciertas regiones de Níger tienen tasas de desnutrición que regularmente exceden los niveles de emergencia: la dificultad de cultivar o de comprar comida, un gran crecimiento de la población, carencia de infraestructuras, limitado acceso a servicios básicos de higiene y salud, creencias tradicionales, matrimonio temprano, falta de conocimiento sobre la desnutrición, pobreza crónica y limitadas fuentes de agua, por mencionar sólo unas pocas.

Esto es solo un atisbo. Mi comprensión de la situación y de las necesidades es limitada, pero una cosa está clara: el hecho de tratar la desnutrición en Níger enfocándolo como si fuera una crisis humanitaria tiene que cambiar.

La desnutrición en Níger, como en otros muchos países del África occidental, es una emergencia diaria, que se cobra miles de vidas incluso cuando la cosecha y las lluvias han sido buenas.

Por ejemplo en 2013, un año sin cosechas, más de 350.00 niños fueron tratados por desnutrición severa en Níger. Si queremos marcar una diferencia duradera en la lucha contra la desnutrición, la asistencia (sea del Gobierno, de los donantes o de las ONG) necesita orientarse hacia las vulnerabilidades estructurales que la causan, así como dar pasos para proteger mejor a la gente frente a las crisis, preparándola para estas emergencias y para reponerse de ellass.

 

- Susan Sandars, Advocacy Adviser, Acción contra el Hambre – Oficina de África Occidental

 

Proyecto financiado por ECHo para el fortalecimiento de la seguridad nutricional en los departamentos de Keita, Bouza y Abalak (región de Tahoua) y Mayahi (región de Maradi) en Níger.

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