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La pandemia dejará 29 millones de nuevos pobres en Latinoamérica

20/05/20

La pandemia dejará 29 millones de nuevos pobres en Latinoamérica

 

Nos preocupa especialmente los movimientos de retorno de migrantes ante la ralentización de la economía y la situación de población indígena en zonas de frontera. Distribución de alimentos, y material de prevención e higiene, transferencias monetarias, entregas de dinero o bonos y el apoyo a la salud física y mental son parte de nuestra respuesta para paliar el hambre provocado por la pandemia en la región

América Latina tiene más miedo al hambre del coronavirus que a la enfermedad en sí. “En una región en la que una de cada tres personas se encontraba en inseguridad alimentaria ya antes de la aparición de los primeros casos de COVID-19, la contracción de un 5% de la economía y el aumento de más de 11 puntos en el desempleo, según un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, harán de esta la mayor crisis del último siglo”, explica Benedetta Lettera, responsable regional de Acción contra el Hambre.

Las limitaciones de movimientos y los confinamientos preventivos son cada vez más difíciles de sostener por su impacto sobre la alimentación diaria de millones de personas: “en Lima no tardó en reaparecer el mercado ambulante tras más de 40 días de aislamiento, y ya no se respeta el aislamiento social obligatorio", explica América Arias, directora de Acción contra el Hambre en Perú, donde hay más de 88 000 casos confirmados.

En este país se está produciendo además un fenómeno de desplazamiento interno: 165 000 personas han solicitado el traslado humanitario al Gobierno intentando abandonar la capital para volver a su ciudad de origen ya que han perdido su trabajo y no puede mantenerse. “Estamos viendo grupos de caminantes acampados en el borde de las carreteras principales del país a la espera de un transporte. Se han reportado ya casos de menores fallecidos durante el trayecto, así como de atropellos con resultado de muerte”, explica Arias.

Desde Colombia, nuestro director país, John Orlando, muestra su preocupación por los cientos de venezolanos que están intentando regresar a su país: “llegan buses de diferentes partes del país a los departamentos fronterizos como Norte de Santander, y en estas situaciones es fundamental garantizar los medios de protección para minimizar los riesgos de contagio de ambos lados de la frontera”. También preocupa la situación de los pueblos indígenas en la región de Amazonas y particularmente en la ciudad limítrofe de Leticia que hace frontera con Perú y Brasil, siendo este último, el país con más casos reportados en América Latina.

En Guatemala, donde el estado de calamidad se ha prorrogado hasta el 4 de junio, preocupa la poca capacidad de diagnóstico y el fenómeno creciente de retorno de migrantes. “A la debilidad estructural  de uno de los sistemas de salud menos dotados  de América Latina [si España cuenta con cerca de 40 médicos y 1.5 UCI por cada 10.000 habitantes, Guatemala solo dispone de 13 médicos y enfermeros/as por cada 10.000 habitantes, mientras que en algunos de departamentos, solo se tiene una UCI para 400.000 personas], se suma la total incertidumbre económica para más del 70% de la población ocupada que carece de contrato laboral o seguro social, y que por tanto depende de las ganancias diarias de su trabajo para el sustento” explica Miguel Ángel García, director en Centroamérica.  Ante la imposibilidad de lograr suficientes ingresos económicos, cabe esperar un aumento de la desnutrición infantil, que ya afectaba a la mitad de los niños/as menores de cinco años del país antes de la pandemia.

La preocupación socioeconómica y sanitaria se hace extensible por partida doble a la cuestión migratoria: “las remesas de dinero enviado por los migrantes guatemaltecos en el exterior se reducirán al menos un 25% justo cuanto más lo necesitan las familias. Por otro lado, los Gobiernos de EEUU y México han continuado con las deportaciones hacia Guatemala de migrantes detenidos en sus fronteras, pero sin las debidas verificaciones de salud. Esto ha provocado que un número indeterminado de estos migrantes hayan regresado enfermos de COVID-19, en un momento en el que el sistema asistencial y de salud se encuentra sometido a su mayor presión”, añade García.

Nuestra respuesta

Las necesidades de la población son diversas y en Acción contra el Hambre hemos adaptado la respuesta a las necesidades de cada país. En Perú, nuestros equipos trabajan con organizaciones peruanas y venezolanas, con las que ha generado una red de colaboración y coordinación que ha permitido distribuir 40 000 kilos de alimentos donados desde el sector privado e instituciones peruanas. Además, se está colaborando con el Ministerio de Salud en la prevención de la COVID-19 mediante campañas de difusión, donación de equipos de protección y productos de higiene.

En Colombia, estamos distribuyendo alimentos y siguiendo de cerca el estado nutricional de los niños y niñas en las zonas de frontera, al tiempo que se trabaja en la prevención de la enfermedad con sesiones de sensibilización sobre higiene y distribución de kits en barrios altamente poblados de zonas urbanas, como por ejemplo en la ciudad de Bogotá. También actuamos en estrecha colaboración con entes locales en acciones de desinfección y prevención de la infección en apoyo a las estructuras de salud como es el caso en la localidad de Soacha en Cundinamarca.

Trabajamos en Guatemala y Nicaragua en la distribución de alimentos y proporcionando kits desinfección e higiene. La formación para la desinfección de las instalaciones sanitarias así como los protocolos de atención y prevención junto con la entrega de alimentos son otras de las iniciativas emprendidas en la zona.

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