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Sidra, de Hama, en Siria, tiene ocho años. Estudia el primer grado en la escuela y le gusta aprender a escribir en árabe. Le gustaría ser pediatra cuando crezca. Le encanta comer pastel, de frutas, especialmente el de melocotón. Tiene muchos amigos en el campamento donde vive con su familia, con los que sobre todo juega a la pelota.