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8 de marzo: 8 de cada 10 participantes de los programas de empleo de Acción contra el Hambre son mujeres

06/03/18

 

Mujer española, de 35 a 50 años, con al menos un hijo menor a su cargo, con estudios de ESO o FP Superior y un año de desempleo a sus espaldas es el perfil mayoritario

En Acción contra el Hambre hemos constatado un incremento considerable respecto a años anteriores en la participación de mujeres en los programas de apoyo a la búsqueda de empleo que desarrolla en España.  Así, el porcentaje de mujeres que participan en estos programas ha pasado del 60 al 80%. En el caso de los programas de apoyo al emprendimiento, el porcentaje se mantiene alrededor del 65%.

El perfil mayoritario de quienes reciben nuestra ayuda para buscar un trabajo o para emprender un negocio propio es el de mujer española de entre 35 y 50 años, con estudios de Educación Secundaria Obligatoria o Formación Profesional Superior, con al menos un hijo o hija menor a su cargo y que lleva más de un año en situación de desempleo.

“El colectivo peor parado en el mercado laboral español sigue siendo el de la mujer. La mayor tasa de desempleo, el trabajo precario, la temporalidad y la brecha salarial (ver datos más abajo) tienen como principal protagonista a la mujer, de ahí que sea quien mayoritariamente recurre a nuestros programas. Y también hay que añadir que la mujer tiene menos reparo en pedir ayuda y teje redes de apoyo que la sustentan cuando lo necesita”, explica Cristina Cózar, técnica de inclusión sociolaboral de Acción contra el Hambre.

Cózar apoya a personas desempleadas a mejorar sus competencias laborales para aumentar sus posibilidades de encontrar un trabajo estable y de calidad. En su día a día, como el resto del equipo técnico de acción social de la ONG, constata que “las mujeres llegan con más baja autoestima y condicionadas por ser ellas quienes se ocupan del cuidado del hogar y de los hijos, lo que supone un freno para encontrar un buen empleo y mucho más para perseguir sus metas profesionales y formarse para alcanzarlas”.

Sobre si hay diferencias entre hombres y mujeres participantes señala: “las mujeres no se suelen dar valor cuando la realidad es que son personas con mucha resistencia al estrés, polivalencia, compromiso, sentido de la responsabilidad y una muy buena capacidad para gestionar personas, recursos y el tiempo. También hemos observado que las mujeres tienen mayores competencias sociales como la cooperación, la organización y la planificación”.

Tras nueve meses desempleada, Cristina participó en el mismo programa de empleo para el que ahora trabaja y desde el que ayuda a otras mujeres (y hombres) a mejorar su situación laboral. “Como participante, descubrí que quería ayudar a personas en situación vulnerable. Había estudiado Trabajo Social pero mi mayor experiencia era como vendedora así que me formé en coaching, inteligencia emocional, orientación sociolaboral…, y cuando salió una vacante, postulé y aquí estoy dos años y medio después”.

“Te quedas en la calle y en riesgo de exclusión”

Rosario Morillo (59 años), es una de las mujeres a quien ha acompañado en su proceso de búsqueda de empleo. Ella encarna un perfil de los que se consideran difícilmente empleables. Trabajó desde los 14 años en los negocios de su familia, que compaginó durante unos años con su trabajo como profesora de lengua e inglés (estudió Filología Inglesa): una mercería, una tienda de ropa infantil y, el último: una cafetería, que incapaz de sacar a flote tras la crisis, tuvo que cerrar hace un año. Ella, su marido y uno de sus hijos trabajaban en el bar. Su otro hijo tampoco tenía empleo. “De repente, te quedas en la calle y en riesgo de exclusión”, expresa.

Sabe gestionar con proveedores, llevar cuentas, tratar con la clientela, servir y ha aprendido a hacer un curriculum y a manejar el ordenador, cuestiones que antes no había necesitado. Ahora bien: “A mis 59 años, nadie me quiere contratar. Y aunque como camarera no me gana nadie en velocidad, suelen coger a hombres porque tienen más fuerza. A nosotras nos quedan puestos mal pagados para limpieza, porque saben que estamos más necesitadas y vamos a coger lo que nos den”, dice.

Ahora lleva seis meses trabajando como técnica en manipulación de paquetería, si bien enlazando un contrato temporal con otro. “La situación es precaria pero al menos tengo trabajo”, concluye.

“La precariedad se lleva por delante muchos aspectos vitales”

Ángela Santos (31 años) ha dado el salto al emprendimiento para escapar de la precariedad. Diplomada en Educación Social y formada en yoga, durante años compaginó trabajos como profesora de yoga, educadora social, camarera, recepcionista… “Sumaba un sueldo a base de muchos poquitos y eso agotaba anímicamente. También mis relaciones personales se resintieron por esa inestabilidad. La precariedad se lleva por delante muchos aspectos vitales”, explica.

En 2017 optó por abrir su propia escuela de yoga. “Ahora tengo posibilidades de crecimiento y la posibilidad de vivir bien. Mi expectativa es poder planear unas vacaciones, no por cansancio sino porque significará que mi vida es tranquila, mis ingresos son estables y puedo hacer planes de futuro”.

Como emprendedora está viviendo situaciones en las que se duda de sus capacidades. “He cambiado de gestor por la condescendencia y el paternalismo con los que me trataba. En la ventanilla del banco he soportado cómo se ha dudado de que los papeles de mis impuestos trimestrales fueran para mi negocio. –No vayas a perder el resguardo-, me subrayaron como si fuera una niña. Y cuando hubo que hacer mejoras en mi local, el carpintero me preguntó si mi chico sabría usar la pistola de silicona para rematar los rodapiés cuando días antes me había visto cargar tres sacos de escombros…”, denuncia.

“Si el sistema jurídico español parte del principio de inocencia de la persona acusada, en la sociedad patriarcal sucede algo similar: si eres mujer se parte del principio de inferioridad hasta que se demuestre lo contrario”, apostilla.

Datos sobre la situación laboral de la mujer en España

  • En el último trimestre de 2017, el número de hombres en paro aumentó en 10 000 situándose en 1,82 millones. Entre las mujeres, creció en 25 000, hasta los 1,94 millones. Fuente: EPA del cuatro trimestre de 2017
  • El porcentaje de mujeres ocupadas a tiempo parcial es siempre superior al de los hombres. Entre las diferentes razones que alegan, el 13% señala el cuidado de niños, enfermos, mayores… Este motivo no consta entre los alegados por los hombres. Fuente: “Mujeres y hombres en España”, publicado en febrero de 2018 por el INE.
  • El 94,95 de las personas que permanecen inactivas por cuidar a personas dependientes son mujeres. Fuente: “Mujeres y hombres en España”.
  • A medida que crece el número de hijos menores de 12 años, disminuye la tasa de empleo en las mujeres. En el caso de los hombres,  la tasa de empleo es mayor entre quienes tienen hijos frente a los que no. Fuente: “Mujeres y hombres en España”.
  • En el último año, España creó el 60% de todo el empleo temporal femenino de la Unión Europea, según Eurostat.
  • Las mujeres cobran un 30% menos al año que los hombres. Informe Brecha salarial y techo de cristal, elaborado por los Técnicos de Hacienda (Gestha).

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