Crisis siria: “Conseguir alimentos es cada vez más difícil para un millón de refugiados sirios en Líbano”

Miles de refugiados sirios no pueden renovar su permiso para trabajar en Líbano y el cierre de las fronteras impide las exportaciones agrícolas de Líbano.
Gran preocupación por la ayuda del PMA en Líbano, crucial para la alimentación de la mitad de los refugiados.

Si la situación de los refugiados sirios que tratan de llegar a Europa desde Turquía es dramática, la del más de un millón de sirios refugiados en Líbano no es mucho más fácil: “muchos llevan ya más de cuatro años lejos de su hogar, sus permisos de residencia en Líbano han expirado y no pueden pagar los 200 dólares que cuesta su renovación. En condición de ilegalidad, sus oportunidades de trabajo están limitadas al sobreexplotado mercado informal, obligándolos a un endeudamiento constante de difícil escapatoria”, explica Joaquín Cadario, que supervisa los programas de medios de vida y seguridad alimentaria de Acción contra el Hambre en la región. El aumento de la oferta de la mano de obra ha desplomado el precio de los jornales agrícolas, una fuente de ingresos que ya era muy importante para miles de sirios antes del conflicto.

La ayuda se agota
Para el 50% de las familias refugiadas en Líbano su principal fuente de ingresos depende directamente del programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas. Desde el pasado mes de junio esta ayuda se ha reducido a la mitad por los recortes presupuestarios y  no está garantizada su continuidad para 2016. “Nuestros equipos sobre el terreno tienen que ver cada día la desesperación de estos refugiados que no entienden por qué precisamente ahora reduce la ayuda”, explica el responsable de comunicación de Acción contra el Hambre para la crisis Siria, Florian Seriex.

Golpe a la agricultura libanesa
También la agricultura libanesa está sufriendo las consecuencias del conflicto, y no solo por el impacto directo de la presencia de los refugiados: el deterioro o cierre de los canales habituales de comercialización impide la salida de sus productos hortofrutícolas a los países del Golfo, a donde solían dirigir las exportaciones agrícolas. Muchos agricultores del valle de la Bekaa no ha levantado sus cosechas este año por no tener dónde venderla.

Por otro lado, el repentino aumento del 20% de la población en Líbano impacta negativamente sobre los servicios y el mercado de trabajo. “Imaginemos qué pasaría en España si en un par de años llegaran más de 8 millones de personas. Lo cierto es que el rechazo de la población libanesa hacia los sirios está aumentando y el país, que empezaba a recuperarse de años de guerra interna y con Israel,  empieza a acusar el cansancio de cuatro años de acogida”, asegura Cadario.

Dentro de Siria la Guerra ha destruido parte de la infraestructura agrícola y ha interrumpido el comercio y el acceso a semillas, aperos y piensos para el ganado. “Aunque los desplazados y refugiados que han abandonado sus campos de cultivo se llevan la peor parte, la inflación provocada por la guerra está castigando duramente a las familias más pobres allí donde es posible seguir cultivando”, explica Cadario.

Acción contra el Hambre está ayudando a 3,5 millones de personas afectadas por el conflicto, dentro de Siria y en los países vecinos, con un equipo de más de 500 profesionales humanitarios. Dentro de Siria, y en estrecha colaboración con la Media Luna Roja, ha realizado distribuciones de alimentos en distintos puntos del país. También protege los medios de vida agrícolas a través de la distribución de semillas en insumos agrícolas y de la asistencia técnica en prácticas agrícolas. En países como Líbano trata de garantizar el acceso a alimentos a través de transferencias monetarias, tanto libres como a cambio de trabajo.