La crisis sociopolítica y de seguridad en Níger empeora la situación alimentaria

Desde hace años, la República del Níger enfrenta múltiples crisis interconectadas entre sí, como la inseguridad alimentaria crónica, los conflictos, las inundaciones, el impacto del cambio climático, la pobreza estructural o los deficientes servicios sociales básicos. A todo ello se han sumado, recientemente, las consecuencias de las sanciones impuestas por la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) tras el golpe de Estado del 26 de julio de 2023. Además, el deterioro de la situación de seguridad en las regiones de Tillabéry, Diffa, Tahoua y Maradi, así como los flujos transfronterizos, han obligado a más de 700.000 personas a desplazarse dentro del país. Se calcula que para 2024, más de 4,5 millones de personas necesitarán ayuda humanitaria en Níger.

Seguridad y crisis sociopolítica

En el extremo este del país, en Diffa; en el extremo oeste, en Tahoua y Tillabéry; y en el centro sur, en Maradi, al menos el 20% de los hogares hace frente a un déficit alimentario que deriva, principalmente, de los efectos de las crisis de seguridad, y que ha sido exacerbado en los últimos meses por la situación sociopolítica. Como consecuencia, estas regiones siguen registrando los niveles más altos de inseguridad alimentaria del país. 

Por un lado, la crisis de seguridad en estas cuatro regiones –donde se encuentran la mayoría de las personas desplazadas del país– continúa empeorando. Aumentan los ataques perpetrados por grupos terroristas y actores armados, que, además de provocar grandes desplazamientos de población, afectan sensiblemente a las actividades locales de subsistencia, al comercio y a casi cualquier oportunidad de obtener ingresos. En este contexto, las intervenciones de los actores humanitarios se han visto aún más limitadas después de que los operativos militares estatales intensificaran su labor para combatir los ataques.

Por otro lado, el contexto sociopolítico en Níger también ha influido notablemente en el deterioro de la situación alimentaria, especialmente tras la imposición de sanciones económicas, financieras y comerciales por parte de la CEDEAO a causa del golpe de Estado del pasado mes de julio. Aunque los productos de consumo continúan disponibles en los mercados locales, las restricciones de circulación a los flujos comerciales nacionales y transfronterizos han hecho disminuir la oferta de bienes básicos, cayendo a niveles inferiores a la media de los últimos 5 años. La población ganadera, los hogares con pocas capacidades de producción agrícola y las instituciones ya exigen el reabastecimiento de locales y comercios, mientras todos los cereales –incluidos los productos locales como el mijo o el sorgo– experimentan subidas de precios de entre el 25% y el 40%.

Situación agrícola y disponibilidad de cereales

En 2023, la producción de los principales cereales (mijo, sorgo, maíz, arroz y fonio) se estimó en 5.163.867 toneladas, un 13% menos que en 2022, según ha informado la Dirección de Estadísticas Agrícolas en noviembre de 2023. Y es que, en las zonas afectadas por la crisis de seguridad y la violencia, el acceso a las tierras de cultivo está siendo severamente restringido y los campos son a veces ocupados. Este es el caso de Diffa, donde las islas del lago Chad –que solían ser una zona muy productiva–, son ahora inaccesibles debido a la presencia de grupos armados. Los campesinos y pescadores que dependían para su subsistencia del acceso a las orillas del Komadougou ya no pueden llegar allí, pues se ven atrapados en el fuego cruzado de los grupos armados no estatales (GANE) y corren el riesgo de ser considerados sospechosos de colaborar con los terroristas.

Otro aspecto a tener en cuenta es la importancia de los desplazamientos en motocicleta. En algunas regiones, este ha sido el principal medio de transporte de la población campesina para acceder a sus cultivos, pero, en las zonas más inseguras del país, las autoridades ya han comenzado a prohibir su uso, afectando a la capacidad económica y a las fuentes de subsistencia de agricultores y ganaderos. Estos trabajadores, que en muchos casos se habían visto obligados a abandonar sus producciones y refugiarse de la violencia en los centros urbanos, enfrentan además las restricciones de combustible, el cierre de mercados rurales y el robo de cosechas.

El resultado de esta situación es un descenso en la producción local y en las actividades comerciales, lo que pone en riesgo el abastecimiento de bienes básicos y aumenta la inseguridad alimentaria –intrínsecamente ligada a los conflictos. De hecho, varias encuestas han demostrado que la incorporación de los jóvenes a grupos armados no estatales se explica, en muchas ocasiones, por la precariedad y la falta de oportunidades.

Acción contra el Hambre en Níger

Acción contra el Hambre está presente en Níger desde 1997. En las regiones de Maradi, Tahoua y Diffa trabajamos apoyando y acompañando a las estructuras sanitarias locales y regionales que luchan contra la desnutrición. Los equipos de Acción contra el Hambre, además, trabajan en mejorar el acceso a atención primaria, salud sexual y reproductiva y en prevenir la desnutrición infantil. Construyen pozos para democratizar el acceso al agua potable, rehabilitan letrinas y distribuyen alimentos, kits de semillas y dinero en efectivo a personas vulnerables en periodos de escasez.