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La escalada del conflicto en Sudán pone en peligro la seguridad alimentaria de la población

28/04/23

Personas huyendo de sus barrios en medio de los combates entre las partes del conflicto en Jartum el 19 de abril de 2023, tras el colapso de una tregua de 24 horas. ©AFP

Personas huyendo de sus barrios en medio de los combates entre las partes del conflicto en Jartum el 19 de abril de 2023, tras el colapso de una tregua de 24 horas. ©AFP 

La violencia en Sudán amenaza con profundizar la ya existente crisis humanitaria en el país. Antes de la escalada del conflicto, 15,8 millones de personas, el 30% de la población del país, ya necesitaban asistencia humanitaria, y más de 11 millones padecían inseguridad alimentaria aguda -incapacidad de acceder a alimentos nutritivos y suficientes-.

Desde que se intensificaron los combates el 15 de abril, los precios de los alimentos se han duplicado y el movimiento está cada vez más restringido. Cada vez es más difícil para la población acceder a alimentos y a agua. El Programa Mundial de Alimentos ha advertido que los combates en Sudán podrían sumir a más millones de personas en el hambre

 

La violencia y las amenazas a personal humanitario ponen en peligro la protección de la población civil y su acceso a necesidades básicas.

Acción contra el Hambre lleva trabajando en Sudán desde 2017, llevando a cabo trabajo humanitario centrado en la nutrición y la seguridad alimentaria, junto con la respuesta de emergencia. Actualmente, el personal humanitario y los miembros de la comunidad internacional están siendo atacados. Hasta la fecha, cinco personas trabajadoras del sector humanitario han sido asesinadas, según las Naciones Unidas. Las actividades humanitarias se han interrumpido, con muchos informes de saqueo de activos humanitarios, lo que dificulta aún más la prestación de asistencia a las poblaciones afectadas, así como la cobertura de sus necesidades básicas, como alimentos y agua.

Las operaciones de evacuación del personal internacional y sus familias están en curso. Después de ser evacuado, Reza Mohammadi, Coordinador Financiero de Acción contra el Hambre en Sudán, solo pudo expresar su preocupación por los que se quedan: "Mi familia y yo nos sentimos seguros ahora, pero no podemos dejar de pensar en nuestros colegas nacionales y sus familias". Rafiullah Tariq, Jefe del Departamento de MEAL en Acción contra el Hambre en Sudán, agregó que "nuestros pensamientos están volcados en nuestros compañeros y compañeras sudanesas que están sufriendo esta guerra injustificada".

Acción contra el Hambre está preocupada por la situación una vez que finalicen las evacuaciones, así como por la seguridad y el bienestar de nuestro personal nacional que permanece en el país, fundamental para reanudar las operaciones de ayuda tan pronto como la situación lo permita. Paloma Martin, Coordinadora de Acción contra el Hambre para África, comparte que "seguiremos trabajando, con mucha más fuerza, para que el pueblo sudanés avance. Un proverbio africano cuenta que cuando dos elefantes pelean, es la hierba la que sufre. Lo que el proverbio no dice es que la hierba vuelve a crecer, y en algunos lugares con tanta fuerza que no se puede ver el suelo".

 

Conflictos y crisis climáticas: factores clave de la inseguridad alimentaria

Se estima que 50.000 niños y niñas con desnutrición aguda en Sudán han visto interrumpido su tratamiento debido al conflicto, según datos de la OMS. La mayoría de las personas con inseguridad alimentaria, así como el 75% de todos los menores de cinco años con desnutrición crónica, viven en países afectados por conflictos armados y violencia. Los conflictos siguen siendo el principal motor de la inseguridad alimentaria mundial.  

Esto se combina con períodos secos, inundaciones y brotes de enfermedades. Las sequías prolongadas, las lluvias irregulares y la consiguiente pérdida de cosechas han provocado un deterioro de la situación de la seguridad alimentaria en Sudán. En 2021, cuando las fuerzas armadas de Sudán lanzaron un golpe militar, la prevalencia de la inseguridad alimentaria en algunos estados del país era tan alta como el 65% en Darfur Occidental, el 59% en Darfur Central y el 56% en Darfur del Norte. Las tasas de malnutrición estaban aumentando en todo el país a un ritmo preocupante, especialmente entre los niños y niñas, con aproximadamente 3 millones de menores de cinco años que sufren desnutrición anualmente, según UNICEF. 

 

La solidaridad sudanesa responde mientras el sufrimiento humano continúa profundizándose.

El Fateh Edis Edris Eisa, Jefe de la Base de Acción contra el Hambre en el Nilo Azul, dice que "la situación aquí es tranquila, pero la gente tiene miedo debido a lo que está sucediendo en Jartum. No sabemos qué pasará después". 

Más de 400 personas han muerto y al menos 4.000 han resultado heridas. Muchas huyen de la violencia a pie. Según cifras de la OIM y ACNUR, cerca de 4.000 personas han cruzado de Sudán a Sudán del Sur, y 20.000 a Chad, que ya cuenta con más de 400.000 personas refugiadas sudanesas. ACNUR estima que las cifras podrían aumentar a 270.000 personas en Sudán del Sur y Chad.

También hay quienes huyen de la violencia pero se quedan en Sudán. Según el jefe de la Base de Acción contra el Hambre en el Nilo Blanco, "miles de personas están llegando de Jartum. Algunas se refugian en escuelas y mezquitas". 

La población sudanesa se está volcando con aquellas personas que huyen de los puntos críticos del conflicto. Un trabajador humanitario internacional que evacuó de Sudán, cuya identidad no se comparte debido a razones de seguridad, dijo que "en nuestro camino de Jartum a Gedared, vimos a muchos aldeanos ofreciendo agua y alimentos a las personas que salían de Jartum. Estas personas son increíbles. Espero que podamos volver a ponernos de pie para que podamos seguir sirviendo y trabajando juntos y juntas". 

 

¿Por qué hay esta escalada de violencia ahora en Sudán?

El conflicto estalló el 15 de abril después de que se estancaran las negociaciones sobre la formulación de una transición hacia un gobierno civil. En diciembre de 2022, después de meses de negociación, los líderes militares y civiles de Sudán firmaron un acuerdo preliminar para poner fin al gobierno militar que ha gobernado el país desde octubre de 2021. Un acuerdo final debía firmarse a principios de abril, en el cuarto aniversario del derrocamiento de Omar al-Bashir en un levantamiento popular. Tanto las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) como las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) tuvieron que ceder el poder, lo que provocó tensiones.  

El 25 de abril se acordó un alto el fuego de 72 horas entre las partes en conflicto después de la mediación de Estados Unidos y Arabia Saudita. Sin embargo, el personal de Acción contra el Hambre en Jartum dice que "el alto el fuego se respetó durante el primer día, pero ya no se respeta. Hay fuertes disparos y bombardeos aéreos". 

 

Acción contra el Hambre insta a las partes en conflicto y a la comunidad internacional a tomar las siguientes medidas:

- Hacemos un llamamiento a las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y a las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) para garantizar la protección de la población civil. Son importantes los esfuerzos regionales e internacionales para el cese permanente de las hostilidades a corto plazo, pero debemos buscar una solución duradera a largo plazo. Es fundamental que ambas partes eviten el impacto de la violencia en la población civil, en particular permitiendo el acceso a la asistencia humanitaria.

- Instamos a ambas partes a que adopten todas las medidas posibles para evitar daños a la población y estructuras civiles, así como al personal humanitario. El espacio humanitario debe preservarse para permitir una respuesta segura y oportuna. Deploramos el reciente asesinato de personal humanitario en Darfur, así como los ataques contra infraestructuras civiles críticas, como las instalaciones de salud. También es importante proteger los servicios de agua, telecomunicaciones y electricidad. Garantizar el buen funcionamiento de los mercados es vital para que las poblaciones cubran las necesidades básicas, así como para gestionar el aumento de los precios de los alimentos básicos. 

- Acogemos la reciente, aunque intermitente, cesación de las hostilidades y pedimos a todas las partes en el conflicto que mantengan corredores y pausas humanitarias o cesación de las hostilidades para que las personas civiles puedan encontrar seguridad, acceder a servicios básicos y asistencia humanitaria crítica. Instamos a ambas partes a garantizar que las organizaciones humanitarias tengan acceso libre y sin trabas para evaluar las necesidades de las comunidades, reponer los suministros y entregar ayuda de manera rápida y efectiva

- También instamos a la comunidad internacional a que considere las consecuencias humanitarias de cualquier medida política que se adopte para las partes en el conflicto. Por ejemplo, si se imponen sanciones internacionales o regionales, es imperativo garantizar que las acciones y los actores humanitarios estén exentos para garantizar que la entrega rápida y efectiva de ayuda humanitaria no se vea afectada.  

- También recordamos a la comunidad internacional que, antes de la crisis actual, Sudán se enfrentaba a una grave situación humanitaria, con una previsión de 15,8 millones de personas, el 30% de la población, con necesidad de asistencia humanitaria en 2023. Sin embargo, apenas se cubrió el 14%. Actualmente nos preocupa profundamente que esta violencia pueda conducir al deterioro rápido y dramático de la situación humanitaria e instamos a los actores internacionales a que anticipen estas necesidades y movilicen rápidamente los recursos necesarios para salvar vidas y proteger a las comunidades afectadas.

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