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Las familias monomarentales: mayores dificultades para acceder al empleo en la pandemia

20/07/20

 

La crisis sanitaria ha hecho que familias que estaban en riesgo de exclusión se encuentren en una situación más extrema. “Alimentación, mantenimiento de la vivienda y pago de suministros básicos, como la luz y el agua, son necesidades básicas que muchas familias no están teniendo cubiertas”, explica Pablo Soriano, responsable de Acción Social en Acción contra el Hambre. Esta es una de las principales conclusiones del análisis que nuestra organización ha realizado para conocer las necesidades de las familias españolas y en el que se refleja que 3 de cada 10 familias están recibiendo menos de 500 euros al mes y que casi 7 de cada 10 está por debajo de 999 euros. 

La situación se complica en familias monomarentales y en aquellas que dependían del trabajo informal. “Las mujeres que tienen menores a su cargo son las que más dificultades sufren para acceder al empleo porque su red de apoyos, como el colegio y los abuelos, están paralizados. La conciliación es casi imposible y esto les obliga a quedarse fuera del mercado laboral”, señala Soriano. “Los recursos de conciliación son clave para el acceso y mantenimiento del empleo de las mujeres en general y de manera determinante para las mujeres monomarentales”, avisa el responsable de Acción Social.   

En los próximos meses, esta crisis socioeconómica derivada de la COVID-19 golpeará con más fuerza no solo por el incremento de hogares sin empleo e incertidumbre sino también por la pérdida de los empleos informales. “Las familias cuyos ingresos provengan del mercado laboral informal sufrirán mayores dificultades económicas al desaparecer su actividad económica principal”, dice Soriano. 

La brecha digital y educacional en la infancia 

También ponemos el foco en las consecuencias que la COVID-19 ha dejado en los niños y niñas. Los resultados del análisis muestran que los menores de familias afectadas por la brecha digital, con menos recursos educativos y menor nivel de estudios parten con una desventaja educativa con respecto al resto del alumnado. “En el corto plazo, esto provoca una pérdida de aprendizaje, y en el medio plazo, un desfase curricular respecto al resto de niños y niñas cuyas familias sí tienen los recursos necesarios para seguir el ritmo. En el futuro, limitará sus posibilidades de mejorar la situación económica de origen y, por tanto, la igualdad de oportunidades", indica Soriano. Así, la carga mental ha afectado en mayor medida a las mujeres, al ser en ellas en quienes ha recaído el cuidado de la familia. “Y si hablamos de madres de hijos con discapacidad, necesidades educativas especiales y monomarentales, el estrés emocional al que estaban sometidas era todavía más alto”, señala Soriano.   

En Acción contra el Hambre estamos adaptando y reforzando todos sus programas de empleo en España ante la inminente exclusión social de seis millones de personas por la crisis de la enfermedad y la paralización económica de la COVID-19. 

 

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