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Sólo en Turquía más de 800 000 personas se enfrentan a un nuevo invierno en refugios temporales y a la cobertura de sus necesidades básicas

05/02/24

Ahmed, de ocho años, uno de los niños que viven en una escuela reconvertida en refugio para las víctimas del terremoto gracias a la ayuda de Acción contra el Hambre, lleva a su hermana pequeña en el patio del refugio en Aleppo © Hasan Belal para DEC y Acc

Ahmed, de ocho años, uno de los niños que viven en una escuela reconvertida en refugio para las víctimas del terremoto gracias a la ayuda de Acción contra el Hambre, lleva a su hermana pequeña en el patio del refugio en Aleppo © Hasan Belal para DEC y Acc 

Se cumple un año de los terremotos en Turquía y Siria

  • Un año después de los terremotos que golpearon Turquía y Siria, alrededor de 800 000 personas continúan viviendo en asentamientos temporales solo en Turquía, y necesitan agua potable, saneamiento, nutrición y atención sanitaria y psicosocial.
  • Durante este año, más de 100.000 mujeres han dado a luz y ahora están criando a sus hijos en medio de la incertidumbre y la falta de condiciones básicas.
  • Acción contra el Hambre ha prestado apoyo humanitario a más de 400.000 personas en ambos países, en el último año.

Un año después de los devastadores terremotos que asolaron el sur de Turquía y el norte de Siria, miles de familias continúan haciendo frente a desafíos y viviendo en asentamientos temporales. “Durante el último año nuestros equipos, con el apoyo de sus socios, han realizado un trabajo intenso por apoyar a las víctimas de los catastróficos terremotos, pero la recuperación todavía no ha terminado. Continuamos trabajando en la rehabilitación de sistemas de saneamiento y agua; damos apoyo y orientación nutricional, además del apoyo a las familias más vulnerables para la compra de alimentos nutritivos, así como materiales de refugio e higiene y ofreciendo atención psicosocial”, explica Daniel Martín Santos, director de Acción contra el Hambre para la operación en Turquía.

Los terremotos tuvieron consecuencias devastadoras en ambos países, con cerca de 60.000 fallecidos y más de 100.000 personas heridas. En Turquía, la destrucción alcanzó a casi 300.000 edificios, forzando a más de tres millones de personas a abandonar sus hogares. A un año de la tragedia, alrededor de 800.000 personas continúan viviendo en asentamientos temporales, enfrentándose al desafío adicional de afrontar su segundo invierno sin un hogar estable. Según el Fondo de las Naciones Unidas en Materia de Población, entre las personas afectadas, más de 100.000 mujeres dieron a luz y ahora están criando a sus hijos en medio de la incertidumbre y la falta de condiciones básicas.

En Siria, antes de los terremotos, más de 15 millones de personas ya necesitaban ayuda humanitaria debido al conflicto, crisis económica y brotes epidémicos, según las estimaciones de las Naciones Unidas. En el norte de Siria, las personas afectadas se enfrentan, además, a las consecuencias del terremoto, como la pérdida de hogares y servicios públicos. Todas las escuelas que se usaban como refugios colectivos fueron evacuadas y restauradas para reanudar las clases. Las familias alojadas recibieron ayuda en efectivo para cubrir el alquiler durante 6 meses, pero surge la incertidumbre sobre qué pasará después de ese período, especialmente para aquellos que han perdido sus medios de vida y siguen lidiando con el trauma de la catástrofe.

“Después de un año del terremoto, en Acción contra el Hambre y nuestros socios en Turquía nos focalizamos en las más de 800 000 personas que siguen viviendo en albergues temporales (tiendas de campañas y contenedores) y, dentro de esta población, en la más vulnerable como mujeres, niños, niñas, adultos mayores”, declara Daniel Martín, director de Acción contra el Hambre en Turquía.

“Trabajamos junto a otras organizaciones y con el respaldo del Estado, para abordar necesidades esenciales como alimentación, nutrición, acceso a agua limpia, higiene y saneamiento. Además, nos enfocamos en ayudar a las familias a generar recursos e ingresos. Estamos en pleno proceso de evaluar y señalar sectores relacionados con la inclusión socioeconómica, como el desarrollo de negocios y el acceso a empleo. Esta iniciativa nos permitirá identificar áreas con mayor potencial, concentrar nuestras capacitaciones y, por supuesto, respaldar a aquellas familias que ya han tomado iniciativas”, continúa Daniel Martín.

EL TRABAJO DE ACCIÓN CONTRA EL HAMBRE EN SIRIA Y TURQUÍA EN EL ÚLTIMO AÑO

Desde las primeras horas de la crisis por los terremotos, los equipos de Acción contra el Hambre se movilizaron y han estado brindando apoyo continuo a las personas afectadas en Turquía y Siria en colaboración con socios locales. En el último año, más de 400.000 personas han recibido nuestra ayuda. Específicamente, cerca de 152.000 personas han obtenido apoyo en agua, saneamiento e higiene; más de 175.000 en salud y nutrición, y 62.400 en seguridad alimentaria y medios de vida.

Un trabajador de Acción contra el Hambre en Siria da kits de higiene a una niña víctima del terremoto

Bassel, jefe del equipo de Monitoreo y Evaluación de Acción contra el Hambre en Alepo, junto a una de las niñas que recibió kits con productos para prepararse frente al invierno © Acción contra el Hambre.

 

“No puedo expresar lo orgulloso que estoy de formar parte de este gran equipo y organización que, sinceramente, no escatimó esfuerzos ni tiempo para poder proporcionar ayuda inmediata tras el terremoto. Ninguno de mis compañeros y compañeras pensaba en sus propios hogares o familias, sino en lo que podíamos ofrecer en cada momento y en estas circunstancias a la comunidad. Sinceramente, es la primera vez que siento hasta tal punto la humanidad del trabajo que hacemos”, cuenta Bassel, jefe del equipo de Monitoreo y Evaluación de Acción contra el Hambre en Alepo, la ciudad más poblada de Siria.

LA HISTORIA DE LAMA, UNA MAESTRA DE ESCUELA QUE PERDIÓ A SU MARIDO

una mujer siria seca tomates en el tejado de un refugio

Lama, de 45 años, una de las mujeres beneficiadas por el programa de rehabilitación de refugios de Acción contra el Hambre en Siria, seca tomates en la azotea de la escuela reconvertida en refugio el pasado noviembre © Hasan Belal para DEC y Acción contra el Hambre.

 

Lama, de 49 años, es una maestra de escuela de Alepo. Durante la guerra siria, su familia tuvo que dejar su casa para huir de los combates. Cuando regresaron la casa estaba muy dañada e intentaron arreglarla lo mejor que pudieron. Sin embargo, cuando sucedió el terremoto, tan solo cuatro meses después de que su marido falleciera, las reparaciones defectuosas salieron a la luz y su hogar quedó completamente destruido. Hasta finales de 2023, ella y sus cuatro hijos permanecieron en una escuela reconvertida en refugio colectivo apoyado por Acción contra el Hambre.

“El refugio en realidad es una escuela, así que al principio no había servicios, ni suficientes aseos, ni duchas, ni iluminación. Esta zona no ha tenido electricidad desde la guerra. Entonces Acción contra el Hambre vino y comprobó lo trágica que era la situación. Éramos 210 familias para sólo 5 retretes y no teníamos duchas. Estuvimos los primeros 15 días sin ducharnos”, comenta Lama.

“Acción contra el Hambre instaló nuevos retretes para hombres y mujeres y personas con discapacidad, nuevos grifos de agua y nuevas duchas”, continúa explicando Lama. “Aumentó el número de instalaciones sanitarias hasta que fueron suficientes para todos. En cada piso instalaron tres cuartos de baño, así que ahora tenemos nueve en total. También instalaron paneles solares, lo que fue un gran paso. Nos daba miedo deambular por aquí de noche, el patio es muy grande y la zona muy oscura. Usábamos nuestros móviles para tener algo de luz, pero con el sistema solar ahora tenemos luz y agua caliente, y la vida volvió a ser en cierta manera normal, como si estuviéramos en nuestras casas”, cuenta Lama.

 

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