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Historias

8 Mujeres con hambre de cambiarlo todo

 

8 Mujeres con hambre de cambiarlo todoFotografía: Lys Arango para Acción contra el Hambre.

MARÍA JOSEFINA, GUATEMALA  

María Josefina Roque Roque tiene 30 años y pertenece a la etnia maya chortí, muy castigada por la historia y por la naturaleza. Frente al ecosistema social de profundo patriarcado, se puede decir que Josefina es una pionera del barrio y una heroína universal. Ha superado las barreras del machismo imperante y el analfabetismo al que están sometidos los miembros de su comunidad La Ceiba Talquezal, en Jocotán, departamento guatemalteco de Chiquimula. 

Esta mujer, madre soltera de 4 hijos después de que su marido los abandonara, se ha convertido en la secretaria del banco de semillas de su región, un proyecto de Acción contra el Hambre que busca ampliar la diversidad de productos en la dieta familiar y estabilizar los precios. Con la acumulación y distribución del grano, se evita el coste de estos productos evita durante los meses de escasez.  

"Ha sido una gran ayuda para nosotros", afirma dice. "Ahora tengo un pequeño huerto donde pongo acelgas, judías y plantas medicinales. Hoy comemos mucho mejor, hasta el punto de que mi hijo menor ha sido nombrado niño modelo por su buen estado nutricional", añade orgullosa. "Lo que más deseo es un futuro mejor para mis hijos", concluye. 

8 Mujeres con hambre de cambiarlo todo

Fotografía: Peter Caton para Acción contra el Hambre.

ROSALYN, KENIA 

“Me gusta mucho mi grupo… Cada semana aprendemos. También nos ha dado ese vínculo de amor entre nosotras”, dice Rosalyn Chepechkok (35 años), miembro de su grupo local de apoyo a las madres en Kapkitony, al noroeste de Kenia. Rosalyn es la cuidadora de las cabras del grupo y su posición es vital. Las cabras son la clave para desbloquear los sueños de las mujeres de esta comunidad.  

"Antes éramos mujeres normales del pueblo. No sabíamos cómo podemos expandir nuestras mentes hasta el punto de montar un negocio", dice Rosalyn mientras abre el corral de las cabras. "Cuando llegó Acción contra el Hambre, fue cuando nuestras mentes se abrieron. Por eso ahora pensamos en comprar cabras para empoderarnos como mujeres". 

Un grupo de cabras blancas salen corriendo de un corral al abrirse la puerta. Son cabras Galla Galla, una raza resistente y tolerante al calor, capaz de resistir en climas duros. Cuando a las mujeres de la comunidad se les ocurrió la idea de tener un negocio de cabras, después de que Acción contra el Hambre les diera formación sobre actividades generadoras de ingresos, pidieron ayuda para hacerlo realidad. Acción contra el Hambre dio a este grupo de apoyo de madres un fondo inicial para comenzar una actividad generadora de ingresos propia. 

"Cuando nos formaron en el grupo de apoyo de madres, también pedimos algo de apoyo para comprar cabras y seguir teniendo leche. Esta leche mejoraría nuestra nutrición", dice Rosalyn mientras acaricia a las cabras. "¡Me gusta mucho la cría de cabras! Me encantan las cabras. Primero, obtengo leche. En segundo lugar, cuando vendo estas cabras en el mercado alcanzan precios más altos en comparación con otras cabras. Tercero, el estiércol me ayuda con mi huerto. Así no necesito gastar más dinero en comprar fertilizantes". 

Rosalyn ha tenido tanto éxito cuidando de las cabras que el grupo le confía plenamente su bien más preciado. La leche que producen las cabras la beben todas sus familias y el dinero que las mujeres obtienen de su venta sirve para escolarizar a sus hijos. Su comunidad está cosechando enormes beneficios gracias a su grupo de madres dirigido por mujeres. "Gracias a Acción contra el Hambre, el Gobierno ha añadido 22 cabras a las 30 que tenemos. Todo esto, porque el Gobierno ha visto el trabajo que estamos haciendo a través de Acción contra el Hambre y por eso han apreciado nuestro esfuerzo y añadirán más cabras". 

Este grupo de apoyo madre a madre está tan seguro de sus conocimientos sobre salud y nutrición y con tanto éxito en su negocio caprino que se atreven a soñar a lo grande. Ninguna de las mujeres tiene estudios, pero este fuerte vínculo y este apoyo empoderador las está animando a sueños más grandes de lo que jamás habían soñado. 

"Nuestro plan de futuro es comprar tierras para ampliar el negocio de las cabras. Y tenemos planes de comprar un terreno en la ciudad para construir una casa de huéspedes con el dinero que obtengamos de las cabras. Acción contra el Hambre vino y nos hizo más fuertes a través del conocimiento". 

8 Mujeres con hambre de cambiarlo todo

Fotografía: Elisa Bernal apra Acción contra el Hambre.

ERODINA, MOLDAVIA 

Erodina es una mujer moldava de 25 años que vive en Chisinau con su marido. Hace un año y medio dio a luz a la pequeña Anastasia. Recibe asesoramiento sobre lactancia materna de Mămica Alăptează (Mamá lactante), un proyecto fundado en febrero de 2015. El objetivo principal del proyecto es promover y apoyar la lactancia materna, prestando servicios de asesoramiento individual en línea y presencial, de forma gratuita, y organizando talleres grupales para embarazadas y madres que ya están amamantando. Acción contra el Hambre apoya la Mămica Alăptează juntamente con UNICEF.  

Desde el principio de su maternidad, Erodina supo que quería amamantar a su hija. Sin embargo, durante el primer mes de vida, Anastasia no comía lo suficiente porque su organismo no lo aceptaba. Por eso, Erodina tuvo que probar con un sacaleches. Sin embargo, este método causaba mucho dolor a la madre y decidió probar la lactancia materna. "Para mí es más fácil alimentarla así". Con la ayuda de la socia local de Acción contra el Hambre, Mămica Alăptează, Erodina aprendió cómo alimentar a Anastasia para que el bebé se acercara a sus pechos de forma natural, y qué hacer en caso de que Anastasia no comiera.  

Erodina vive en Chisináu con su marido, que trabaja, y Anastasia en un apartamento que no es suyo; viven con otra familia: el hermano de su marido, la mujer de éste y su hijo. Erodina, su marido y Anastasia no pueden permitirse vivir solos en un apartamento porque no pueden pagar el alquiler ni las facturas. Viven en un pequeño apartamento de tres habitaciones. Erodina, su marido y Anastasia viven en una sola habitación. Erodina quiere mudarse a otro apartamento, pero su marido decide no hacerlo porque no pueden permitírselo económicamente. Con el arreglo actual, las dos familias se reparten los pagos del alquiler y las facturas (gas, electricidad y agua, principalmente). Erodina cuenta que ella y su familia han notado el impacto del conflicto en Ucrania, sobre todo en las facturas, que han aumentado considerablemente. Ahora pagan 6.000 lei (unos 300 euros) por el gas y 4.000 lei (unos 200 euros) por la electricidad y el agua. "El invierno pasado fue muy duro. El apartamento es muy frío y nos cuesta pagar la electricidad. Incluso antes de la guerra era difícil. Pero ahora, con Anastasia, no podemos ni queremos apagar la calefacción".  

8 Mujeres con hambre de cambiarlo todo

Fotografía: Carmen Abdali para Acción contra el Hambre.

AÏSSATA DAMBA BA, MAURITANIA 

Aïssata Damba Ba, de 21 años, acude todos los días con su bebé de tres meses al huerto comunitario situado en Kaedi, Mauritania. Un proyecto que aúna la mejora de la seguridad alimentaria y el empoderamiento de las mujeres, impulsado por Acción contra el Hambre junto a la AECID, la agencia de cooperación española. Aïssata trabaja junto a otras 39 mujeres en un huerto sobre la misma orilla del río en el que se han creado sistemas de irrigación que reducen el trabajo físico y se les ayuda con la burocracia para formalizar la titularidad de la tierra.  

A las siete de la mañana sale de su aldea y tarda una hora en llegar aquí a pie. Cuenta que su marido emigró hace cinco meses y no ha podido mandarle dinero. La mujer no sabe dónde está, así que vive en casa de su padre, que le ayuda a mantenerse. Gracias al huerto comunitario consigue que ella y su familia coman lo suficiente. “A temporadas”, pero está muy preocupada por la salud de su niña, a la que da el pecho. “No tengo suficiente leche”, explica.  

La historia de Aïssata es similiar a la de muchas mujeres en Mauritania, país que sufre una crisis crónica de inseguridad alimentaria y desnutrición, agravada por los repetidos choques climáticos (sequías e inundaciones) y los flujos migratorios relacionados con la inseguridad en la región y, en los últimos años, por las consecuencias de la pandemia por COVID-19. En datos se traduce de la siguiente manera: 878.000 personas sufren una situación de inseguridad alimentaria, es decir, casi el 20% de la población. 

Los niños con desnutrición aguda grave están expuestos a la muerte si no reciben tratamiento. Las familias con inseguridad alimentaria tendrán que encontrar un mecanismo de afrontamiento que podría ponerlos en riesgo para el futuro (vender activos productivos como animales, pedir dinero prestado con un alto tipo de interés...) arrastrándolos a un círculo vicioso.

8 Mujeres con hambre de cambiarlo todo

Fotografía: Goznalo Höhr para Acción contra el Hambre.

CARMEN GISELA, HONDURAS 

Carmen Gisela, de 34 años de edad, es de La Lima, Cortés. Tiene marido y dos niñas y por la falta de empleo y oportunidades, ha salido del país en dos ocasiones. “Una se decepciona. Lleva dinero y cuando entra a Guatemala ya no tiene nada. Me caí del tren en Sonora y la niña no estaba, se quedó en el tren. Fue el peor momento de mi vida. Llegué a estar en la calle, pero eso no me frenaría tanto como el disgusto de perder a mi hija durante varios días”.

Carmen se pudo reencontrar con su hija pasados cuatro días, pero finalmente tuvo que volver a su tierra durante la pandemia. “Salí adelante echándole ganas”, comenta. Participa en los talleres enmarcados en el proyecto de Escuelas de Empleo con jóvenes mujeres participantes del proyecto AECID Integra. Se trata de talleres de empleabilidad con mujeres especialmente vulnerables.

“Con iniciativas como los talleres estos de Acción contra el Hambre una reconoce su importancia, su papel frente al hombre y ayuda mucho”, concluye.

Los países centroamericanos se caracterizan por ser lugares de origen, tránsito y retorno de población migrante. Miles de personas atraviesan la región en busca de una mejor vida en Estados Unidos, pero también reciben a centenares de personas que son deportadas y que al ser retornadas a menudo regresan a una situación de mayor vulnerabilidad de la que huyeron. La mayoría regresa sin nada, lo que unido a las enormes deudas que contraen con las mafias que les guían en su camino hacia los Estados Unidos, exacerba su situación de vulnerabilidad alimentaria y supone numerosos riesgos de protección. En 2021, hubo cerca de 53.000 personas retornadas a Honduras. Esta cifra ya se superó solo en el primer semestre de 2022. 

De la mano de nuestros principales donantes, en Acción contra el Hambre hemos podido contribuir a aliviar las necesidades más básicas de familias retornadas más vulnerables (por ejemplo, con la infancia) y al fomento de la inserción sociolaboral. Las transferencias monetarias siguen siendo la modalidad más frecuente de asistencia a las familias más vulnerables y en situación de inseguridad alimentaria. Durante este año hemos podido asistir así a más de 45.000 personas en El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. 

8 Mujeres con hambre de cambiarlo todo

Fotografía: Lys Arango para Acción contra el Hambre.

DOÑA COLOMBIA, COLOMBIA 

Doña Colombia, como su nombre indica, es colombiana. Su historia está llena de lucha por seguir adelante y dolor: perdió a dos hijos cuando ambos eran adolescentes. Su hija desapareció con 14 años y al cabo de dos años se la entregaron muerta. Su hijo sigue desaparecido; no sabe si está vivo o no. 

Su motivo para salir adelante son sus tres nietos, y gracias al apoyo que ha recibido por parte de Acción contra el Hambre, puede cultivar su huerto y cosechas con mejores abonos, además de obtener filtros para mejorar la calidad del agua para asegurar una mejor alimentación en la familia. 

8 Mujeres con hambre de cambiarlo todo

Fotografía: Sandija Sabrina Tawhid para Acción contra el Hambre.

SALWA ISSIDIYA, SUDÁN  

Salwa Issidiya, de 24 años, tuvo cuatro hijos, pero su primogénita murió tres días después de nacer. Ahora ella y sus tres hijos viven con sus padres, a los que ayuda con sus cultivos. Salwa ha recibido ayuda en efectivo, así como kits de higiene y dignidad, gracias a los equipos de Acción contra el Hambre en Sudán, que priorizan los hogares monoparentales como este.  

“Nuestros mayores retos son el precio de la comida y el agua. Nos lleva una hora ir a por agua, cargando latas de gasolina, y lo tenemos que hacer cada día. En temporada seca, tenemos que pagar por el agua, aunque en temporada de lluvias es algo mejor”, dice Salwa.  

Gracias a la ayuda en efectivo, Salwa ha podido comprar ropa y alimentos para su familia y le gustaría seguir recibiendo este tipo de ayuda para poder apoyar más a sus padres.  

Y es que las necesidades humanitarias en Sudán se encuentran en su punto más alto –14,3 millones de personas– debido al conflicto, la crisis política y económica, el aumento de la inseguridad y la violencia localizada en algunas partes del país, los desplazamientos internos prolongados que aún no han encontrado soluciones duraderas, junto con los períodos de sequía, las inundaciones y los brotes de enfermedades. Esto incluye 9,3 millones de personas en situación vulnerable, más de 2,9 millones de desplazados internos, 1,16 millones de personas refugiadas y casi 940.000 retornadas. La mayoría de las personas que necesitan ayuda son mujeres y niñas: 8,2 millones.  

8 Mujeres con hambre de cambiarlo todo

Fotografía: Adolfo Roca López para Acción contra el Hambre.

ALMUDENA, ESPAÑA

Tras haber trabajado, estuvo diez años fuera del mercado laboral al decidir quedarse en casa trabajando en la crianza de su hijo. Tras esta década fuera del mercado laboral, en su vuelta se dio cuenta del desconocimiento que tenía en temas informáticos y digitales a la hora de buscar empleo. Ella lo define como “algo abismal, te quedas aletargada y te despiertas en otro mundo”. Tras su paso por el programa Vives Emplea Saludable ahora confiesa se siente “más segura de ti misma, sientes que puedes seguir aprendiendo y renovándote y estar aquí”

Es un ejemplo de trabajo y constancia antes un mundo nuevo como es el digital y necesario para poder acceder al mercado laboral. La inseguridad en el mundo digital que sufren las mujeres frente a la de los hombres es muy alta y eso hace alejarse de lo digital, lo que las frena en su acceso al mercado laboral. 

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