COVID-19: la pobreza energética se agrava entre personas desempleadas

“Muchos de los beneficiarios y beneficiarias de nuestros programas de empleo nos están contando cómo están afrontando de forma creciente avisos de cortes de suministros. Se trata en muchos casos de madres solas o familias con todos sus miembros en paro, otras personas están priorizando el pago del recibo de la luz sobre otras facturas que dejan sin pagar, asumiendo los riesgos asociados", explica Pablo Soriano, responsable de los programas de empleabilidad en Acción contra el Hambre.

La pobreza energética se agrava entre personas desempleadas al ver reducidos sus ingresos para hacer frente a los gastos de energía, situación que se agrava con la actual pandemia y su efecto negativo en el mercado laboral. Y esta es la realidad que viven las personas en situación de vulnerabilidad y riesgo de exclusión social. “Con la COVID-19, nos encontramos con dos nuevas situaciones. Por un lado, más personas han perdido su empleo o se ha precarizado aún más y, por otro, pasamos más tiempo en casa, lo que propicia invertir más en gasto energético”, detalla Soriano.

Las condiciones de habitabilidad de las viviendas influyen, también, en este problema, y son precisamente estas familias con bajos ingresos quienes, en la mayoría de los casos, viven en viviendas poco eficientes energéticamente, lo que hace aumentar el gasto y ahonda en el problema. Tampoco el sistema energético privado español es muy cercano a esta problemática, desde el 2007, el precio de la factura de electricidad ha subido un 80%, siendo el 4º país europeo cuya electricidad es más cara. A finales de 2020, el Ministerio de Transición Ecológica informaba que 10 de cada 100 viviendas sufrían pobreza energética, en otras palabras,7 de cada 100 españoles no tienen dinero para poder encender la calefacción durante los meses fríos y 6 de cada cien pagan también con retraso las facturas de la luz.

Nuestra organización ha detectado que la pobreza energética también tiene consecuencias a la hora de buscar empleo. “Conseguir un trabajo, en estas condiciones de frío, pasa a un segundo plano, lo primero pasa por superar esa emergencia en la que no te puedes permitir estar con un plato caliente de comida ni una ducha caliente”, detalla Soriano. “Necesita cubrir sus necesidades básicas lo más rápido posible antes de ponerse a encontrar empleo".

Esta es la situación de las participantes de los programas de empleo de Acción contra el Hambre. Susana, participante del programa de empleo Vives Emplea, vive con sus padres y su marido en un piso de Madrid. El alquiler son 750 euros y el único que trabaja es su marido. Soriano señala que, al igual que Susana, muchas de las beneficiarias de los programas de empleo han recibido avisos de cortes de suministros, y que algunas han optado por intercalar el pago de la luz un mes y dejar de pagar otras facturas.

Susana, participante del programa Vives Emplea, sufre pobreza energética.

Acción contra el Hambre asiste con programas de empleo y emprendimiento a más de 5000 familias que se encuentran en situación de vulnerabilidad y en riesgo de exclusión. Durante la pandemia nuestra organización ha puesto en marcha, por primera vez en su historia, una respuesta de emergencia en España para mitigar los efectos de esta crisis socioeconómica derivada del coronavirus, que ha dejado a miles de personas en una posición más complicada y difícil. En el último trimestre de 2020, el Instituto Nacional de Estadística mostró que ya hemos llegado a 16,26% de paro, casi tres puntos más que en el 2019, afectando más a las mujeres. 

 

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