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Economía circular, unicornios e inclusión sociolaboral

economia circular, foro de empleo y emprendimiento inclusivos

"El desperdicio de uno es valor para otro”. Reciclador en Estambul. Fotografía cedida por Nicola Cerantola. 

¿Cómo rediseñamos el modelo actual para que los cambios que necesitamos urgentemente no tengan efectos negativos sobre la situación laboral?

"Muchas empresas han empezado a convertir los residuos en  nutrientes para otras industrias, dando oportunidades laborales a colectivos en riesgo. Esta tendencia ofrece un marco legal y formal a comunidades vulnerables que ya viven de la recogida de residuos" 

Artículo de opinión de Nicola Cerantola, fundador y director de Ecologing y ponente del V Foro de Empleo y Emprendimiento Inclusivos

"La economía circular es el tema del momento. En los ámbitos empresariales y sociales gana adeptos cada día y promete ser la respuesta a muchas cuestiones ambientales, sociales y económicas que atormentan a las empresas, instituciones y consumidores. ¿Pero de qué se trata? Reflexionemos juntos sobre la relación entre Economía Circular e inclusión sociolaboral.

La economía circular es un nuevo paradigma económico, inspirado en cómo funciona la naturaleza, que pretende acabar con el concepto de residuo. Se trata de la implementación de estrategias de diseño de productos, servicios y negocios que puedan dar solución a los grandes retos ambientales y sociales a los cuales se enfrenta la humanidad. No hay sociedad que esté exenta de la necesidad de esta transición desde un modelo lineal: extraer > manufacturar > usar > tirar hacia un modelo cíclico, cerrado, en el que todo se revaloriza plenamente.

Quizás suene un poco a historia de hadas, o unicornios, pero en realidad, esta transformación es posible, necesaria y ya está en marcha brindando unas oportunidades de negocio enormes. Por citar un ejemplo: sólo en UE y EEUU cada año se “tiran” a vertederos o incineran 20 millones de toneladas de tejidos, el 95% de las cuales son valorizables económicamente. Interesante, ¿verdad?

Parece ahora menos un sueño y más bien una alentadora posibilidad, una realidad no tan lejana, en que desaparezca el residuo y ese valor actualmente desaprovechado se pueda reinvertir en una sociedad más sostenible.

La aplicación de estrategias como la servitización, esto es, pasar de poseer un coche a disfrutar de movilidad compartida, es un ejemplo de lo que puede suponer la economía circular. Las empresas de automoción empezarían a dedicarse al suministro y gestión de servicios de movilidad con vehículos de su propiedad que una vez cumplido con su ciclo de vida sería fácilmente y económicamente “super-ciclados” (reciclados manteniendo la misma calidad de partida).

La innovación tecnológica en el procesado inicial y reciclado de los recursos, la química “verde” (basada en recursos renovables), la inteligencia artificial, internet de las cosas y la automatización podrían suponer los catalizadores de esta nueva visión que poco a poco se hace real. Muchas empresas han empezado a mirar al “residuo” con nuevos ojos y están dando oportunidad laboral a colectivos en riesgo para convertirlo en nutriente para otra industria o “metabolismo” técnico cerrado. Esta tendencia en valorizar los desperdicios también afecta a comunidades vulnerables que ya viven de la recogida de residuos ofreciéndoles un marco legal y operacional más formal y por lo tanto más seguro y estable. 

Nuevas formas de emprendimiento circular

Nuevas formas de emprendimiento y de hacer negocio circular son la clave, porque lo que se precisa es un nuevo tejido industrial y de consumo más “limpio”, cercano, distribuido y sostenible, que valorice la artesanía, lo autóctono, la solidaridad y la comunidad. Un emprendimiento y unos negocios que tienen que volver a una escala humana, que generen prosperidad, inclusión y bienestar.

Nos preguntamos ¿cómo rediseñamos el modelo actual para que los cambios que necesitamos urgentemente, no tengan efectos negativos y empeoren la cuestión laboral, por ejemplo?

Podemos hacer un acto de fe ciega (en la economía circular) y ser naïfs, pero si sustituimos mano de obra con automatismo y algoritmos más eficientes y ecológicos, además de reducir el volumen de productos vendidos debido a la servitización ¿qué haremos con los “residuos” humanos y sus familias, que se generen a millones y se añadan a la lista de los que ya están inempleables actualmente? Es una pregunta incómoda que no podemos obviar. Futuras y necesarias olas tecnológicas pueden barrer sectores enteros y saber qué haremos con ellos cuando éstas lleguen es crítico. La economía circular necesita la innovación tecnológica para escalar su impacto positivo y así reajustar el rumbo de la sociedad y hacerla viable. Pero, como vemos, no es un camino de rosas.

Lo que se precisa, por lo tanto, es una mayor colaboración público - privada que pueda encontrar soluciones a este dilema. No podemos seguir en este sistema lineal pero si pasamos a un circular sin evaluarlo bien, podríamos tener también algunas consecuencias inesperadas.

Un modelo económico circular e inclusivo

Para debatir sobre estos asuntos participé el 14 de noviembre en Madrid en el V Foro de Emprendimiento y Empleo Inclusivo, organizado por la Red Europea de Innovación por la Inclusión.

La jornada arrancó con varias intervenciones teóricas para luego pasar a los grupos de trabajo. En uno de ellos, se trabajó con una herramienta que desarrollada ad hoc para el taller, llamada Alianzas Estratégicas. Se identificaron 4 grupos: Colectivo vulnerable, ONG, Institución y Empresa privada, y mediante un juego de rol cada grupo se puso en la búsqueda de formas de establecer relaciones win win con los otros 3. Como resultados se obtuvieron, la siguientes reflexiones:

  • Las ONG tienen el rol clave de actuar como interlocutores e mediadores entre los 3 otros grupos que parecen no conocerse muy bien.
  • Hay un gran potencial humano en los entornos vulnerables y las empresas quieren saber más sobre ello, aunque hay que estar preparados y formados para lo que se avecina y desarrollar planes de continencia y resiliencia.
  • Las instituciones necesitan apoyo para desarrollar planes más inclusivos y poder estar actualizados con la demanda del mercado.
  • La economía circular puede dar respuesta a muchos de los desafíos sociales pero como todas las cosas (la tecnología por decir la más evidente) hay que implementar estrategias y acciones incluyendo criterios inclusivos para que este nuevo paradigma verdaderamente mejore la situación de los colectivos vulnerables, no sobre el papel sino en la competitiva realidad del mercado, en constante cambio.

Surge, por lo tanto, la siguiente cuestión ¿para qué queremos un modelo circular en vez del que tenemos? Los límites de la “linealidad” del modelo actual son claros y los efectos del cambio climático cada día más evidentes requieren una respuesta urgente y contundente. La economía circular es la respuesta a estos desafíos pero no habrá que subestimar posibles consecuencias negativas y ser “súper-inclusivos” si así lo queremos llamar.

Así que quizás convenga, desde ya, ver la economía circular como la excusa (y ocasión) perfecta para repensar nuestro sistema económico en su conjunto. Repensar un sistema actual que justamente tiene mucha responsabilidad en la generación de estos colectivos vulnerables. El mercado global, la codicia de unos pocos y una políticas poco atentas han generado mucho sufrimiento y exclusión y, por lo tanto, esperemos que este nuevo planteamiento no sea una optimización del existente sino una verdadera revolución que beneficie a todas y todos, incluido el planeta que nos hospeda".

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