Etiopía: la sequía amenaza de nuevo

En Tesso Qelo la riqueza de los que tienen algo se mide en vacas: en vacas se cierran los negocios, en vacas se paga la dote de matrimonio, en vacas se arreglan los problemas y, por lo tanto, si las vacas mueren, la vida se convierte en un infierno. Esto mismo le pasó a la familia de Garbicha en 2016, cuando como consecuencia de la peor sequía en 50 años, la mayor parte de su ganado falleció por falta de agua y pasto.

Garbicha trató de vender en el mercado las pocas cabezas que le quedaban, pero, según cuenta, “a nadie le interesan unas vacas tan flacas”. Esta situación conllevó al hambre, que tomó su forma más cruel en tres de sus cinco hijos, que cayeron en malnutrición aguda severa. Fueron ingresados en el programa nutricional de Acción contra el Hambre y con mucho esfuerzo, lograron salir adelante.

Desde entonces, este pueblo pastor del sur de Etiopía ha tomado conciencia de la gravedad del cambio climático y las consecuencias nefastas que tiene sobre sus medios de vida. En el centro de salud local no solo se trata a los casos de desnutrición, sino también hay un fuerte componente de prevención en el cuidado de madres embarazadas y lactantes. En cuanto a la higiene, se han construido letrinas para evitar la propagación de enfermedades y el equipo de Acción contra el Hambre ha formado a agentes locales para el soporte a nivel comunitario.

Por otra parte, se han empezado a desarrollar proyectos de resiliencia. El primero es la creación de un grupo de ahorro entre las mujeres. Gordo, la mujer de Garbicha, es una de los miembros y explica detalladamente su funcionamiento:

-Nos dieron cabras, que cuidamos entre las mujeres. Con el dinero que sacamos de la venta de leche, ahorramos para abrir después un sistema de crédito: algunas lo utilizan para gastos personales, médicos y otras hemos abierto un negocio, como yo, que vendo especias.

Al ser preguntada por el valor del proyecto, responde entusiasmada:

- Antes dependíamos completamente de nuestros maridos, sin embargo ahora podemos hacer uso de este dinero para emergencias o incluso para ayudar a otras mujeres que están pasando por momentos difíciles. Hemos logrado cierta independencia económica.

El otro proyecto de seguridad alimentaria en esta aldea es un sistema de “Cash for Work”, a través del cual toda la comunidad trabaja en cercar un terreno, limpiarlo de arbustos, árboles secos y malas hierbas, para dejar crecer el pasto para después almacenarlo y usarlo solo cuando llega la época de escasez.

Edao Worku, Agente de Desarrollo Comunitario de Acción contra el Hambre en Tesso Qelo, explica cómo esta actividad les ayuda a combatir el hambre: “cuando las lluvias son erráticas y los pastos se secan, pueden seguir dando de comer a sus vacas con el pasto guardado”. Sin embargo, añade, “la otra pata del problema no está resulta, pues la necesidad de agua sigue en aumento”.

En 2019, la sequía vuelve a amenazar a este pueblo y la mayor parte de los puntos de agua se han vaciado. Actualmente solo quedan dos, que están a tres horas de distancia a pie. Gordo camina cada mañana hasta allá cargando un bidón amarillo para intentar saciar las necesidades mínimas de agua que requiere su hogar. Lo mismo sucede con los animales, pues Garbicha y su hijo mayor guían a las vacas durante horas para darles de beber.

-Esta situación es muy grave porque aunque tengamos pasto, si no hay agua, nuestro ganado también morirá- dice angustiado el hombre, a lo que su mujer, Gordo, responde con una pregunta que deja flotando en el aire:

- Y si se mueren, ¿de  qué viviremos nosotros?