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LA EDUCACIÓN, UN CAMINO ANTE LA ADVERSIDAD: ROSIRIS

 

UNA MUJER CABEZA DE FAMILIA CON GRAN DETERMINACIÓN PARA INICIAR UNA NUEVA VIDA LUEGO DE 32 AÑOS FUERA DE SU PAÍS DE ORIGEN

Maria Rosiris y su familia se fueron desplazados por la violencia hacia Venezuela cuando ella solo era una niña. Luego de 32 años de estancia en ese país y de tener ya toda una vida construida, ahora vive en un asentamiento en el municipio de Villa del Rosario, en el departamento de Norte de Santander. Llegó a este lugar, como muchas otras personas que migraron desde Venezuela, buscando mejores oportunidades para ella y su familia.

Aproximadamente hace dos años, Rosiris decidió volver a Colombia con el fin de encontrar estabilidad laboral y brindarles a sus hijos una mejor educación. Su rostro se llena de nostalgia al recordar lo obtenido luego de toda una vida de trabajo en el país vecino, “deje atrás mi casa, mis comodidades, mi trabajo, mis familiares y mis amigos” aun así afirma que, aunque fue una decisión dura de tomar, no se arrepiente de haber regresado a su país natal.

Llegó a Colombia sin nada, comenzando así una travesía que la enfrentó, día tras día, con los diferentes retos a nivel económico, físico, social y emocional que supone la migración.

Su familia se conformaba por 4 integrantes, pero uno de ellos decidió abandonar este camino y tomar un rumbo aparte argumentando que no podía aguantar y soportar todo lo que estaban viviendo. Esto motivó a Rosiris, después de estar en diferentes albergues humanitarios, a definir un plan para poder ofrecerle mayor estabilidad a sus hijos: un adolescente de 16 años y una niña de 7 años.

El adolescente ha sido el integrante de su familia al que más le ha costado adaptarse a todos los cambios actuales. En varias oportunidades Rosiris manifiesta su preocupación por que su hijo constantemente cruza la frontera en busca de los amigos y familiares que dejó en su país, y esto trae consigo algunas consecuencias como los diferentes maltratos que ha recibido el adolescente al movilizarse por senderos ilegales.

 

 

Por otro lado, aunque su hija menor se encuentra ya vinculada al sistema educativo colombiano, tampoco ha sido fácil la situación pues contrajo dengue en dos ocasiones debido a la falta de salubridad en los espacios donde han tenido que vivir.

Debido a su situación, Rosiris pudo ingresar a uno de los proyectos de apoyo humanitario por medio de la entrega de efectivo multipropósito para suplir sus necesidades más apremiantes.

A través de formaciones en economía familiar, estrategias de adaptación, empoderamiento del rol femenino como jefatura de hogar y resignificación del proyecto de vida, realizadas dentro del proyecto, Rosiris determinó que el efectivo multipropósito lo invertiría en culminar sus estudios secundarios con el fin de graduarse como bachiller, lo anterior con miras a continuar estudiando y así acceder a mejores ofertas laborales.

Rosiris pudo graduarse como bachiller en Colombia, generando mejores oportunidades para ella y su familia, además de dar atención médica a su hija cuando más lo necesitaba.

Hoy Rosiris es una lideresa en su familia y en su comunidad, aportando los conocimientos adquiridos desde las formaciones de Acción Contra el Hambre para guiar a otras mujeres venezolanas, colombianas retornadas y residentes en las comunidades de acogida en como acceder efectivamente a las diferentes rutas de atención y restablecimiento de derechos.

En el desarrollo del proyecto, Rosiris continúa formándose en temas de equidad de género, salud sexual y salud reproductiva y primeros auxilios psicológicos. Ella espera con esto seguir fortaleciendo sus conocimientos y continuar en el futuro su formación como abogada.

 

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