Un nuevo escenario para el empleo: nuevas oportunidades laborales tras la pandemia

Artículo escrito por el intermediador laboral Alejandro Martín

 

Tras la parálisis de los primeros meses con la pandemia del coronavirus en el 2020, el mercado laboral español se reinventa en muchos sentidos. Sería estúpido pensar que en este año no se ha destruido una cantidad importante de puestos de trabajo y cientos de proyectos empresariales han caído víctimas de la parálisis económica global. Pero también hubo quien vio una oportunidad en un modelo nuevo de economía marcado por las relaciones digitales y reinventó su forma de trabajar.

Así hemos pasado de desconocer conceptos como Teams, Zoom o Meet, a incluirlos en parte de nuestras conversaciones habituales. Las entrevistas a través de videoconferencia en la era anterior a la COVID-19 eran una rara avis típica de contextos tecnológicos o perfiles laborales muy especializados, pero de la noche a la mañana se han convertido en el pan nuestro de cada día. En realidad, para los departamentos de Recursos Humanos de empresas con procesos de selección muy grandes se convirtió en una ventaja: las personas no se tienen que desplazar cientos de kilómetros hasta la oficina, no hay que gestionar la intendencia de procesos de selección multitudinarios y se puede reprogramar una reunión sin causar tantos inconvenientes como antes.

También los programas de empleabilidad de Acción contra el hambre pasaron por el mismo proceso: pasamos de sesiones de cuatro horas compartidas cara a cara, a sesiones online en las que nos colamos en las casas de las personas que confían en nosotras para alcanzar sus objetivos profesionales. De repente conoces a sus hijas, a sus mascotas y a gran parte de su intimidad.

La búsqueda de empleo utilizando herramientas digitales, que antes era una opción para las personas con un nivel de conectividad más alto, ahora se convertía en la única opción que tenía cualquier persona desempleada. Esto supone un gran cambio para hogares en los que el acceso a internet pasaba de ser un “lujo” a una herramienta básica para su supervivencia. Entonces comenzamos a trabajar en talleres para mejorar nuestra marca personal online, o como crear un escenario óptimo para una videollamada, como mirar a la cámara o como mejorar la iluminación.

Viejas habilidades para un mundo nuevo

Pero las videollamadas, las reuniones y procesos de selección virtuales, los mensajes de LinkedIn y los contratos de teletrabajo no pueden cambiar que el ser humano es un animal social y que parte de su comunicación tiene que ver con el contacto físico, con el movimiento, con las sensaciones que se desprenden cuando estamos cara a cara.

Ahora más que nunca, nuestra sociedad tiene las emociones a flor de piel y cultivar las habilidades que tienen que ver con el contacto personal en vivo no pueden verse sustituidas por la realidad digital. Al final, muchas entrevistas tienen una fase presencial, porque en muchos de los casos el trabajo que vamos a desarrollar tiene lugar en una oficina, una fábrica, o una tienda y allí tendremos que formar parte de un equipo e integrarnos en una cultura corporativa.

En algunos casos, después de tantos meses de separación social, volver a superar una entrevista real, para luego, integrarnos en una estructura laboral, dentro de un equipo, puede convertirse en un reto. Por eso es importante seguir cultivando nuestras antiguas habilidades interpersonales como la flexibilidad, la empatía y nuestra capacidad de construir equipo. Leer los gestos de aquellas personas que nos rodean es ahora más difícil que nunca, y más aun con media cara oculta.

La realidad es que la persona desempleada durante la pandemia se enfrenta a un doble reto: no olvidar las antiguas habilidades y competencias, mientras que potencia otras nuevas que tienen que ver con la esfera digital. Hace un año, solo algunos perfiles muy técnicos de los que participan en nuestros programas sabían construir un avatar para participar en un evento virtual. Hoy en día, podemos diseñar una estrategia de búsqueda de empleo que vaya desde el aspecto físico de nuestro avatar (alineado o no con nuestras empresas objetivo), hasta la investigación profunda, a través de sus redes profesionales, de aquellas personas a las que vamos a conocer en ese entorno digital. Todo para acabar entablando una conversación con aquella persona que tiene una oportunidad para nosotras.

Es cierto que el reto es difícil de abordar. Que se nos pide mucho más de lo que se pidió a generaciones anteriores para acceder a un puesto de trabajo digno, justo y estable. Pero también es verdad que tenemos muchas más herramientas y, muchas más vías de acceso a la información

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