En Yemen, con la COVID, nuestros equipos en primera línea contra la desnutrición

En Yemen, todo apunta a que la pandemia de COVID-19 va a causar una crisis alimentaria. Muchas personas han perdido sus trabajos y, por tanto, sus ingresos. Cada día es una lucha para alimentar a sus familias.  Si a esto le sumamos el aumento del coste de la vida, la inflación, la depreciación del rial yemení y el aumento de los precios de bienes básicos, se está echando más combustible al fuego.

Los yemeníes vienen viviendo una situación de crisis mucho antes del coronavirus. Una situación ya grave, que no va a hacer sino deteriorarse considerablemente. Actualmente, las personas contagiadas con COVID-19 necesitan tratamiento, pero muchas de ellas no tienen acceso, no pueden pagarlo.

El ya diezmado sistema sanitario yemení ha sufrido una enorme tensión con el brote de COVID-19. Ante esta amenaza, nuestros equipos permanecen brindando apoyo a las comunidades para dar respuesta a sus necesidades básicas.

Abdullah, de 52 años, es un médico de la organización que trabaja en una clínica en la provincia de Abyan, la única disponible para las familias en el pueblo y en las áreas circundantes, y con una grave falta de recursos. El edificio no tiene electricidad, por lo que tienen que guardar los medicamentos que deben mantenerse frescos en cajas refrigeradas. Necesita urgentemente mejores instalaciones, más medicamentos, más personal y más equipamiento.

Los servicios que brinda son muy limitados. No cuentan con artículos básicos, como medicamentos, equipo de protección personal o de oxígeno. Solo pueden ofrecer tratamientos básicos, tratamiento contra la desnutrición y antibióticos y tienen que derivar la mayoría de los casos graves al hospital principal. Pero esto está muy lejos, por lo que muchas familias no pueden permitirse viajar allí.

La entrada a la clínica de Acción contra el Hambre en una aldea remota en Yemen.

La gente de esta zona vive en extrema pobreza. Sufren nutrición deficitaria y viven de un salario diario básico trabajando en las granjas locales. Sus hijos están débiles y muchos padecen desnutrición aguda, lo que los hace particularmente vulnerables al coronavirus.

Ali *, de 9 años, junto a la clínica móvil en su aldea en la provincia de Abyan, huyó de la guerra con su familia desde su aldea en la provincia de Al-Hodeida hace dos años. Su padre trabaja como pescador.

Nuestro equipo en la clínica está formado por siete personas, que trabajan en el registro de pacientes, nutrición, vacunación y salud reproductiva, atención integral a la infancia y sensibilización.

La clínica móvil visita seis pueblos diferentes: familias vulnerables que viven en áreas remotas. Los casos más comunes que tratan son por desnutrición y fiebre, con más de 40 casos de desnutrición aguda severa y casos de desnutrición aguda más moderada.

Bahaa, de 34 años, es el líder del equipo de una clínica móvil de Acción contra el Hambre en una aldea remota en la provincia de Abyan.

Mazen, de 7 años, y su familia reciben atención en la clínica móvil que visita su aldea en la provincia de Abyan. Su padre y su hermano trabajan en las granjas de la zona todos los días para ganar dinero. La familia carece de alimentación, educación y atención médica. La clínica móvil es el único lugar al que pueden acudir en busca de ayuda si uno de ellos se enferma.

Wardah es su hermana, de 12 años.

Personal de la clínica de Acción contera el Hambre en una aldea de Abyan, en Yemen.