La epidemia del cólera amenaza de nuevo a millones de yemeníes

• El registro de más de 8 700 nuevos casos de cólera desde el 14 de marzo hace temer una nueva epidemia como la que azotó Yemen hace cinco años, dejando tras de sí miles de muertos
• Acción contra el Hambre y sus socios sobre el terreno, ACTED y Mercy Corps, trabajan para poner en marcha un proyecto de respuesta de emergencia en, al menos, cinco gobernaciones especialmente vulnerables (Al Mahwit, Dhamar, Saná, Hudaydah y Taiz).
• La desnutrición, sumada a unas condiciones de vida precarias, escaso acceso a atención médica y agua de mala calidad, hacen del país un caldo de cultivo perfecto para la propagación del cólera. Un país donde más de 20 millones de personas ya necesita ayuda humanitaria a causa de la guerra y la hambruna.

Cinco años después de la epidemia de cólera más mortífera de su historia reciente, Yemen experimenta, de nuevo, un alarmante aumento de los casos de cólera. Desde el 14 de marzo, el país más pobre de la península arábiga registra ya más de 8 700 casos, en su mayoría concentrados en la zona norte del país. Una situación que hace temer datos como los de 2017 y 2019, cuando –según el Weekly Epidemiological Report– el país concentraba entre el 84% y el 93% de todos los casos de cólera.

Y es que, en un país asolado por casi una década de conflicto, por el hambre y por el declive económico, se dan todos los factores necesarios para un brote epidémico. En Yemen, casi 20 millones de personas continúan necesitando ayuda humanitaria y 17 millones se encuentran en situación de inseguridad alimentaria. Sin embargo, los fondos asignados a la respuesta humanitaria se han reducido drásticamente.

Acción contra el Hambre y sus socios en terreno, ACTED y Mercy Corps, trabajan para poner en marcha un proyecto de respuesta de emergencia en, al menos, cinco gobernaciones especialmente vulnerables (Al Mahwit, Dhamar, Saná, Hudaydah y Taiz). El objetivo de la intervención es llevar a cabo actividades de agua, saneamiento e higiene para prevenir la transmisión del cólera a nivel comunitario y prestar apoyo operativo a los centros de salud para atender a los enfermos y salvar vidas. 

El cólera se caracteriza por provocar diarrea acuosa, repentina e indolora y vómitos. Y, aunque es fácil de tratar, la enfermedad puede matar en cuestión de horas si la persona afectada no recibe atención médica. Por eso, un sistema sanitario casi inoperante, niveles críticos de desnutrición y una mala calidad del agua crean un caldo de cultivo idóneo para la propagación del cólera. Niños menores de 5 años, mujeres embarazadas y lactantes, personas mayores de 60 años y colectivos desplazados son los grupos de mayor riesgo.

Más de 1,3 millones de mujeres embarazadas y lactantes y 2,2 millones de niños menores de 5 años sufren desnutrición en Yemen. Y la desnutrición y la amenaza del cólera crean un círculo nocivo. “La desnutrición reduce la inmunidad de las personas, lo que aumenta su riesgo de contraer la enfermedad. Además, el cólera provoca una abundante pérdida de agua y nutrientes, reduce el apetito y afecta también a la inmunidad”, explica el director de Acción contra el Hambre en Yemen, Daniel Nyabera.

“Los actores humanitarios disponen de pocos recursos, y la rápida movilización de fondos adicionales es esencial para que las organizaciones humanitarias puedan ayudar a contener la epidemia”, advierte Daniel Nyabera. Y, pese a que las organizaciones son conscientes de la importancia de reaccionar lo antes posible, sus capacidades limitadas y la reducción de fondos retrasan la respuesta ante la alerta de la crisis del cólera. A esto se suma también la falta de medios de análisis y datos precisos.

La respuesta humanitaria a la crisis del cólera no está lo suficientemente financiada, así como lo está la respuesta a la crisis humanitaria global que asola Yemen. Tan solo este año la financiación de los principales donantes a esta causa ha disminuido en un 40% en comparación con el año anterior.

Esta falta de recursos económicos ha obligado al Programa Mundial de Alimentos a anunciar una “pausa” en el programa de Asistencia Alimentaria General (AGA), con un impacto sobre 9,5 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria en el norte de Yemen. Como consecuencia de esta disminución de la ayuda alimentaria, se espera un deterioro hasta el nivel de emergencia humanitaria (fase 4 sobre 5 de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria) en varias gobernaciones bajo las autoridades de Saná de aquí a mayo de 2024.

El trabajo de Acción contra el Hambre en Yemen

En 2023, Acción contra el Hambre mejoró la salud y nutrición de las poblaciones vulnerables yemeníes, reforzando la calidad de los servicios de atención primaria de salud y nutrición en los centros médicos y a través de sus equipos móviles, en particular mediante el suministro de medicamentos, equipos médicos y formación.

La organización también ha rehabilitado infraestructuras sanitarias y sistemas de gestión de residuos médicos, además de apoyar la construcción de fuentes de agua comunitarias para garantizar el acceso al agua potable y el saneamiento en centros de salud y comunidades vulnerables. También se ha prestado apoyo a las prácticas de cuidado y alimentación de lactantes y niños pequeños.

A través de sus intervenciones de salud mental y apoyo psicosocial (SMAPS), Acción contra el Hambre pretende reducir los efectos de la exposición a la violencia, prevenir los malos tratos y los abusos y mejorar el bienestar de las personas. La organización ofrece sesiones centradas en prácticas de cuidado de mujeres, niños y padres. Se presta apoyo completo a los casos más complejos y se llevan a cabo actividades de sensibilización de la comunidad.

Para mejorar el acceso al agua potable, Acción contra el Hambre se centra en la construcción de sistemas de suministro de agua alimentados por energía solar en instalaciones sanitarias y comunidades.