Conoce cómo estamos respondiendo a la oleada de migrantes venezolanos en Colombia

Del millón de venezolanos que encuentra actualmente en Colombia, más de la mitad están regularizados con permisos de trabajo o permanencia, 240 000 están en proceso de regularización y solo 218 000 están en situación irregular. El país está escolarizando a los niños y niñas venezolanos, lo que supone también una presión sobre los programas de almuerzo escolar. También está garantizando atención sanitaria de urgencia. Muchos han llegado a Colombia y se han asentado en la Guajira, junto a la frontera, otros han llegado hasta Bogotá, pero no tienen recursos con los que sobrevivir.  

Desplegamos un dispositivo de emergencia para responder a sus necesidades básicas.  Por ejemplo, en la capital colombiana, nuestra respuesta está orientada a garantizar el acceso a agua potable y la atención médica para las cerca de 200 personas, entre las que hay mujeres embarazadas, lactantes, niños y niñas, que subsisten en el campamento improvisado en las cercanías de la estación de autobuses el Salitre.  

Durante la intervención, suministramos cuatro sistemas de filtración de agua de 40 litros cada uno y formamos a varias personas que serán las encargadas de que el punto de agua funcione adecuadamente. De este modo se dio respuesta a una demanda básica por parte de la comunidad migrante: disponer de agua potable para el consumo humano. Hasta ahora dependían del agua que cogían en un pozo cercano y que no cumplía con las condiciones de salubridad adecuadas. 

Las principales necesidades que han identificado nuestros equipos son asistencia en materia de salud (atención médica e higiene, especialmente para las mujeres embarazadas y la infancia) e infraestructuras, como el acceso a baños y carpas para dormir.  

Nairín y Bernardo son un ejemplo de los migrantes venezolanos que sobreviven en Bogotá

Antes de cruzar la frontera, Nairín y su familia vivían en Venezuela. “He dejado mi casa para dormir en la calle, nunca lo imaginé”. Por las noches, consuela a su hija diciéndole que volverán pronto, pero no sabe si es verdad. Conoce su historia: "huimos porque ya no teníamos comida ni medicinas". 

Tras 8 días caminando, Bernardo y su familia llegaron a la capital colombiana. Ahora viven en un campamento irregular junto a la estación d autobuses. "Lo que realmente necesitamos es una carpa para taparnos cuando llueve". 

 

Comparte esta entrada